𝖼𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗌𝖾𝗂𝗌

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Después de ese pequeño encuentro, cada uno siguió con su día, sin interacciones de por medio y tampoco se encontraron a el otro en sus pensamientos.
Al fin, durante esos… ¿dos días? ¿tres? no tenían una cuenta exacta, pero desde que se vieron fue inevitable que se metieran de por medio en sus cabezas.

Aiden por su parte asistió a su primer día, siendo este uno teórico y poco práctico, al parecer se apresuró en comprar todo, pero al menos podría darle un uso a esos lienzos de tela que tenía. Era un malgasto y lo sabía, solo que odiaba más la pared vacía de su habitación.

Si fuera por el le llenaria de diferentes garabatos sobre letras de canciones, con pintura, marcadores o sprays de grafitis, al momento de pensarlo era sumamente increible, hasta que recordo que su habitacion de Toronto ya tenia ese diseño y se supone -como dijo su madre- no puede resguardarse en el negro y las mangas largas por siempre.

Quitaria el negro de su vida (un poco), pero jamas las mangas largas.

Con esa lógica, lo mejor que se le pudo ocurrir fue un cuadro, el único conflicto con esto se basaba en poder dibujar y pintar algo que le guste, ni siquiera los ojos al margen de la hoja hechos por aburrimiento fueron buenos. Parecen papas mutantes en su propia opinión.

Por otro lado, el influencer se vio en un día normal de su vida diaria. Grabó algunas cosas con su amigo, se tomó fotografías con fans, se rodeó de gente la mayor parte del tiempo y… lo más interesante, bebió un café distinto al de siempre, durante unos segundos alejarse del Caramel Macchiato fue positivo, pero era claro que a la mañana siguiente lo pediría nuevamente.

Apenas llego a casa, tomó asiento en el sofá de la sala, quedando con la mirada en el suelo, un poco más delante de sus pies y por un momento, el silencio reinó la sala luego de que el día se haya encontrado lleno de ruidos por doquier.

Eso fue bastante raro.

Su pie izquierdo se movía de manera ansiosa, golpeando con los dedos la alfombra que yacía bajo de ellos, al mismo tiempo que James miraba hacia los costados, viéndose las uñas, tocando sus manos, a veces su frente y en otras solo se quedaba quieto.
Se supone que valoraba los momentos de soledad, pues era realmente difícil caminar con calma en la calle o no verse con personas para crear contenido a diario. Sin embargo, el silencio casi sepulcral a su parecer, no era nada cómodo en ese momento.

Dejó de estar sentado y enseguida probó desestresarse caminando un poco, no funciono la verdad. No porque no fuese relajante, sino porque enseguida recordó algunos proyectos que debía hacer.

Odiaba las baterias teóricas.
Tanto como odiaba estresarse.

──Piensa, James, piensa que tu cerebro es lindo ──Se dijo a sí mismo al no encontrar una actividad que hiciera todo eso mas pasajero.

Al menos no esta que voluntariamente eligió mirar el balcón, de forma fija como si pudiera ver a través de las cortinas  que cubrían ambos departamentos y creaban privacidad para cada uno.

¿Que tan imprudente sería pedirle a una persona con la que tienes problemas, que necesitas que esté a tu lado porque no se concentra solo y estresado?

No se pregunta si es imprudente, porque ya sabe que lo es, se pregunta qué tanto.

Decidió mirar el reloj sobre el televisor y la hora le dio un beneficio, y se trata de que es relativamente temprano. Al menos para él.

Tendría un tiempo para pensar que tan malo sería.

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El chico de cabello bicolor miraba repetidas veces el lienzo que tenía sobre la mesa, al no tener ninguna tarea por ser el primer dia penso que podria aprovechar para hacer una idea decorativa, solo por un rato, ya que al terminar de beber el café que preparó con anterioridad tenía como objetivo recostarse a ver series y quedarse dormido.

Al menos ese fue su plan, cruelmente interrumpido por el timbre de su hogar, cuestión de alta rareza. No hizo nada que pueda molestar a los vecinos y tampoco le dio su dirección a alguien conocido para que fuera a visitarlo. Cualquier posibilidad era estúpidamente imposible.
Decidió esperar a ver si eso dejaba de suceder, fallando porque el timbre volvió a sonar, dejándolo sin más remedio que ir a abrir.

Se levantó de la mesa y con el control de la televisión bajo el volumen de la música, se aproximo hacia la puerta y la abrió un poco, siendo precavido, pero al ver un poco de quién estaba detrás no hizo más que acabar por abrirla y mirarlo sin poder creer que estuviera en ese sitio.

──James ¿que carajos haces aquí y como sabes donde vivo? ──preguntó entre confundido y alarmado, sin calmarse incluso cuando el de tez morena lo vio con obviedad ──me refiero al número de departamento y piso.

El brasileño suspiro guardando sus manos en los bolsillos de su campera.

──Déjame ver… quizá porque vivimos justo en frente, en los mismos departamentos pertenecientes al mismo propietario y porque le pregunté en recepción ¿No crees que es una respuesta? ──Argumentó y ahora si, miro bien al E-boy, siendo él quien se confundió ──tengo una mejor pregunta ¿que haces en pijama?

──Bien esto es raro como la mierda ──aseguró el más bajo, respirando profundo para hacerse a un costado y darle lugar a entrar. ──Es tu única oportunidad, sino cerraré la puerta en tu cara.

Y con eso, fue suficiente para que el influencer pase hacia la sala, no sin antes regalarle una sonrisa al de cabellos teñidos, quien levantó ambas cejas y cerro de a poco la puerta, sabiendo que Lake enloquecería cuando le cuente que James fue a su casa cerca de la hora de dormir.

Una vez la puerta fue cerrada, ambos se vieron incómodos entre sí, más que nada porque hace tiempo no se miraban en un mismo lugar que no sea la calle. Por alguna razón, tal vez por ser tontos, el departamento de Aiden daba una connotación más privada.

Más porque James no fue invitado.

──¿Quieres algo de beber? ──Preguntó el dueño del piso ──Puedes sentarte, solo estaba pintando. ──Informó intentando ser normal, aunque al momento de darle la espalda, su rostro se transformaba a uno completamente sorprendido e incluso perturbado, siendo exagerado como siempre.

──Seguro, lo que sea está bien ──avisó siguiéndolo y sentadose en el comedor, frente de las cosas del de cabellos bicolor. ──¿Dibujas?

El chico con pendientes de cruz dejó de servir café al momento de escuchar eso, dejando de darle la espalda para tomar aire y no molestarse con él otro.

──Creo haberlo comentado en el campamento.

Si sería una noche rara como la mierda.

Si sería una noche rara como la mierda

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𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐀 | 𝖩𝖺𝗂𝖽𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora