𝖼𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎𝖾𝗏𝖾

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Para Aiden y James, resulta incómodo estar juntos. Más que nada, buscar un modo de estarlo o preguntarse a ellos mismos si lo desean; no solo eso, sino pensar que deben realizar el trabajo de escribirle un mensaje al otro y proponer algo dinámico. Todavía no hay confianza para estar juntos sin hacer nada, existiendo porqué sí.
Incluso cuando saben que les gusta estar recostados sin hacer nada, pero teniendo al otro a su lado para mostrar uno que otro vídeo de internet.

──No me siento cómodo forzando la mayor casualidad de mi vida ──explicó el de cabellos teñidos, aunque lo último sonó exagerado, por lo que hizo una mueca y volvió a pensarlo ──bueno, no es tan así. Tu me entiendes.

Del otro lado de la pantalla, una chica pelirroja asintió, queriendo darle confort en sus palabras enredadas entre sí. Para Lake resulta increíble pensar que vuelven a coincidir, no es que las cosas hayan acabado mal entre ambos, pero en si, nunca formalizaron. Según lo que ella entiende, cuando Aiden fue expulsado en la semifinal, discutieron. James ganó el programa, se vieron y cada uno siguió con su vida por separado.

Ahora, se ven obligados a convivir, pues ni siquiera podrían sacar el rostro por la ventana sin tener esa sensación de poder ser vistos por el otro. Y aunque se guarden de tal modo, sacar la basura sería una necesidad, al igual que ir a comprar.

Con lo estúpida que es su suerte, siempre tienen una manera de verse, de peor impacto si se evitan.

El canadiense la mira esperando una respuesta, sin pensar que tal vez su amiga perdió el hilo en la conversación. La llama por su nombre y esta despierta, dejando de considerar que tan descarado sería escribirle a Tess para una nueva ilustración que transforme en portada de sus escritos.
Lo mira a través de la pantalla y sonríe, notando cómo sus ojos claros permanecen inquietos e inexpertos.

Bueno, no en todos los ámbitos según lo que sabe.

──Se vieron en la mañana cuando tu ibas a la universidad.

──Si...

──Iban hacia el mismo lado ──continúo ella recapitulando el relato que inició la reunión virtual entre ambos ──al menos unas cinco cuadras hasta que él entró a comprar...

──Café. Entró a comprar café. ──Le recuerda.

Lake asiente y su sonrisa crece un poco, esperando que se entienda lo que quiere decir, pero al ver que Aiden no cae en lo importante decide esclarecer su panorama.

──¿Crees que eso no fue casual? ──Pregunta apoyando su rostro en ambas manos, llevando sus pupilas al insecto que ve en su propia pantalla ──no creo que James esté en su departamento cada día espiandote para calcular su tiempo y salir al unisono.

Suena coherente.
Demasiado.

En la mirada aqua algo parece cuadrar, por más de que su expresión no sea tan convincente. Ahora sí entiende que debería pensar, sin embargo, sigue siendo inevitable relacionar tal incomodad con la persona que vive frente a su ventana.
Se supo adaptar a las ocasiones de convivencia eso es claro, pero al cruzar la puerta de su departamento y volver a una conciencia pedante (pues arruina el recuerdo que podría guardar con afecto) todo pierde el sentido.

──Fue casual, lo admito. ──Cede y la pelirroja no solo se alegra por eso, sino también porque consiguió exterminar al insecto que la molesta desde hace un rato. ──Pero lo normal sería que yo pudiera decir: "hola James, ¿Desayunaste? Que bien yo tampoco" aunque sea mentira porque siempre desayuno ──corta su relato utópico para aclarar algo sin importancia, haciendo reír a su contraparte quien comprende lo explicativo que resulta su amigo ──"si, James, desayunemos juntos. Puedes sacarle una foto a mi café para subirla a tu Instagram y que tus seguidores enloquezca" ──acaba por cambiar su tono, quedando con un mal rostro ──Lake...

──Dime.

──Creo que lo odio.

Y así vuelven a dónde empezaron: un chico de cabellos teñidos estando quejumbroso por quién vive en el edificio del frente.

──────────────────

Luego de llamarse por un rato, cambiar de temas cada diez minutos y acabar por enlazar todo, acabaron su llamada. Sin terminar por comprender nada.

Aiden suspiró pesado y miró la hora, una vez más, tres de la madrugada. Cada día su sueño se interrumpe más y aún no comprende porque, no es que le importe el motivo, sino que extraña poder dormir sin despertarse de por medio. Y claro, descansar para ir a la universidad.
Acaba por dejar su expresión fastidiada y toma impulso para salir de la cama. Descalzo se dirige a la sala y tras buscar un vicio de medio tiempo (como lo son los cigarrillos), se coloca un buzo que dejó en el sofá luego de llegar al mediodía, el día anterior.

Lo ve y se burla de la charla que tuvo durante la tarde.

"¿Esto también es causal?"

No, no es una casualidad. Así de productivo es su desorden.

Una vez abrigado, toma un encendedor y antes de ir al balcón como su anterior rutina, lo piensa estando frente a la cortina blanca. Se queda allí, con los dedos de su mano izquierda sosteniendo la tela, sabiendo que por allí puede encontrarse algo de muy poco gusto. Incluso se pregunta a sí mismo cuál es la necesidad de usar el balcón cuando tiene ventanas.

O cuando solo podría dejar que su hogar se inunde en humo. Total, el olor del tabaco no le disgusta.

Pero como no solo es quejumbroso, sino que también chismoso, abre un poco la cortina y puede ver el movimiento del hogar del frente.

──¿Qué clase de psicópata usa luces cálidas? ──Se pregunta poniendo el inicio del cigarro en su boca, pues a través de la cortina ajena, que la luz sea casi naranja permite ver una silueta que camina de lado a lado, teniendo varias cosas en manos.

Decide abrir solo un poco la puerta del balcón, dejándola apenas para que el humo salga. Tomó asiento tras la cortina y dejó el cigarrillo en ese pequeño espacio buscando que el humo se disperse, deseando de por medio que no se apague. De vez en cuando, se asoma a ver qué sucede, teniendo una sonrisa bastante pequeña al analizar ciertas cosas en su silencio.

Tales como... Descubrir que su postura normal, no es sacando pecho como suele mostrarse.

¿Por qué hace eso? Ni que hiciera Rugby.

¿James habrá hecho Rugby en algún momento y por eso se para así?

¿Es un estereotipo creer y estar casi seguro que en algún momento fue jugador de fútbol?

Todas esas preguntas mantienen una respuesta nula. No lo sabe ni por casualidad.

Aiden bufó ante la situación, acabando por apagar el vicio contra el suelo. Aprovechó la cercanía de sus rodillas con su pecho y dejó caer su rostro en esa zona, mirando aún todo lo que hacía. No quería sentirse un acosador, pero a decir verdad, podría estar un largo rato viéndolo ir y venir; más que nada por lo que acaba de descubrir y los detalles mínimos que no se muestran en la realidad.

Detalles sin importancia, pero, que solo se dan fuera de la superficie.

Por lo mismo, se pone a pensar en si también lo hace y acaba por deducir que si.

Él tampoco es transparente con James.
Al menos no en cosas que deberían importar si tienen una relación.

Enseguida se queda estático y por incercia combinada con nervios, deja que su rostro caiga contra el ventanal, dándose un golpe accidental que ojalá pueda reacomodar su mente.

¿En serio está pensando que deberían mejorar para una relación?

──Te odio. Te odio tanto. ──Se quejó cubriendo su rostro con ambas manos, maldiciendo el dolor de su cara junto al chico que causó tal impacto.

𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐀 | 𝖩𝖺𝗂𝖽𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora