Ella era loca y complicada. Prefería perseguir mariposas que escuchar consejos. Andaba en círculos por el mismo lugar una y otra vez, solo paraba cuando sentía que algo había cambiado.
Ella era curiosa y le encantaban los paisajes, pero se aferraba demasiado a los que veía a través de las ventanas de su cárcel y se negaba a encontrar un horizonte diferente. Porque le aterraba que lo exterior fuera tan fabuloso que pudiera opacar lo único que le regalaba esperanza; si eso ocurría no se lo iba a perdonar nunca.
Ella era real pero pasaba demasiado tiempo imaginando y eso la destruía.