Ella tiene los pies dañados y sucios por soñar sobre piedras filosas. Ahora sabe que debe dejar de culparse por las cosas que no ha conseguido y aprender a querer aquello que se encuentra a un centímetro de sus latidos.
Ella está hecha de heridas.
Ella tiene los ojos oscuros y ha dejado de ver muchas cosas. Al parecer ya los fantasmas dejaron de buscarla y ahora sabe que si lo único que cree que la hace especial es también lo que la atormenta entonces no tendría mucho sentido seguir buscando constelaciones en un cielo que aún no está despejado.
Ella está hecha de sombras.
Ella tiene las alas oxidadas y casi desechas por aferrarse a su antigua gloria. Lo que un día fue, no volverá a suceder, y ahora sabe que el polvo de estrellas sólo es eficaz cuando se desea de verdad mirar los horizontes futuros.
Ella está hecha de lunas y cometas.
