-V-

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V-Convivencia

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-No importa donde estes yo siempre te encontrare-

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-No importa donde estes yo siempre te encontrare-














-Nadie puede lastimarte solo yo puedo hacerlo-















-Por que tendría que sentir lástima por una simple humana-



















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En una habitación en otra dimensión se encontraba la princesa Byakugan no Hime después de haber sido advertida la noche anterior sobre lo que le pasaría si desobedecía.

Tenía lo ojos levemente abiertos y con leves ojeras y una mirada algo pérdida ya que casi no había podido dormir la noche anterior.

A un lado se escuchó cómo entraba el rey de los demonios ya que el se había levantado antes de que ella "despertara".

—Es hora de que te levantes báñate y luego vas a desayunar-Dijo el rey de los demonios mirando a Hinata con desprecio—Camino hacia la puerta y dijo mientras salía—no tardes o conocerás mi ira peor que a noche señorita—.

La azabache con pesadez se levantó sintiendo un leve mareo el la cabeza por lo rápido pero aún así se dirigió al baño.

Cuando estuvo hay se quitó la poca ropa que tenía que era su sostén dejando libres sus pechos,después sus medias y por último sus bragas.

Abrió el grifo en el agua caliente y un poco la fría para que estuviera tibia y llenara la tina que había en el baño.Cuando se aseguró que la bañera estaba llena cerró el grifo y me metió dentro.

-Solo quiero irme-pensaba la azabache mientras pasaba los dedos por su cabello mientras se aplicaba shampo,con un gesto de tristeza.

Tallos su cuerpo y lavó sus dientes con un cepillo que encontró que estaba nuevo al parecer.

Cuando termino se relajo un poco en el agua por primera vez desde que llego a ese mundo se puso a pensar en lo extraño que era.

—la gente no posee chakra más sin embargo algunas personas en manan energía fuerte y poderosa—Dijo mientras recordaba al de ojos rojos—.

De pronto sus pensamientos son interrumpido al oír como alguien abre bruscamente el baño.

Rápidamente se cubre los pecho con nerviosismo,además de observar que era su secuestrador—Tardas demasiado—el se hacerco y la tomó bruscamente de un brazo sacándola de la bañera arrastrándola al dormitorio—.

Tu me perteneces señoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora