Capítulo 1

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Les contaré la historia del chico al que el diablo alguna vez amo...

Un príncipe heredero que debería defender su puesto resultó ser la marioneta de su familia, Felix es su nombre y estaba harto de sufrir, pero era mejor a que lo odiaran cuando se enteraran que es homosexual, ya una vez había pasado que por jugar a cosas de «niñas» lo castigaron dándole latigazos en la espalda.

Aquella vez Felix estaba jugando con el maquillaje de su madre, ella al verlo con la cara pintada se horrorizó.

—¡Pecador! ¡Eso eres por jugar con cosas de niñas, eres un hombre y como tal debes de comportarte!

—¿Qué pasa aquí? ¿Por qué estas gritando? —Su padre entró alarmado a ver el porqué de los gritos de su madre, pero también al verlo lo golpeó en la mejilla. —Maldito homosexual, asqueroso, eres el príncipe heredero y debes comportarte como tal. —le reprochó mientras lo jaloneaba hasta otra habitación del Palacio.

—¡Padre, me lástima! —gritaba el pequeño mientras sollozaba.

—¡Te voy a castigar como se debe, aprenderas que ser un pecador es lo peor que puedes ser si eres el príncipe heredero! —le gritó para luego tirarlo al suelo de la habitación a la que fueron y su padre, quien debía protegerlo saco el látigo con el que comúnmente castigaban a los sirvientes que no servían para nada.

Los latigazos no pararon hasta que Felix quedo inconsciente, después de eso tuvo que ver a un doctor para que revisara que todo estaba en orden a pesar de los golpes, siendo tan pequeño en ese momento no se pudo mover en un buen tiempo por el dolor.

Tenía sólo siete años, pero peor le fue durante sus demás años de vida, sus padres le repetían que ser homosexual era lo peor y en consecuencia de eso, Felix se repudiada.

Incluso tuvo que tener una novia para pasar desapercibido «su pecado» fue entonces que todo se calmo, después de ocho años llenos de gritos, de asco, de insultos y de maltratos. Su familia pensó que por fin se había curado, pero no era así.

Felix tuvo un novio aún cuando estaba saliendo con una princesa del reino vecino, pero tuvo que dejarlo cuando se comprometió con una chica para que no lo matarán por también ser homosexual.

Pero ese pequeño príncipe lastimando siguió creciendo hasta que se convirtió en una bella rosa con espinas. Sin alguien que pudiera apreciarla como se debía.

—Desearía no tener que esconderme para amar a alguien, pero entonces tengo que curarme de esto, dejar de ser homosexual, no quiero volver a oír gritos y recibir latigazos

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—Desearía no tener que esconderme para amar a alguien, pero entonces tengo que curarme de esto, dejar de ser homosexual, no quiero volver a oír gritos y recibir latigazos. —se quejaba el príncipe, llorando por todo su dolor, no el físico sino el de su corazón.

Sus padres lo odiaron y lo repudiaron por un tiempo porqué pensaban que «era homosexual» si se llegarán a enterar que si lo era, quien sabe si esta vez lo matarían o sólo volverían a pegarle.

El Chico Al Que El Diablo Alguna Vez AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora