En un pueblo victoriano un joven tímido y melancólico llamado Naruto Namikaze, presionado por su adinerada familia, está a punto de comprometerse en un matrimonio por conveniencia con la hija de unos aristócratas. Mientras ensayan la boda, la presió...
Se me había olvidado informar que está historia no tendrá capitulos muy largos. ♥️ Sin más que decir, prosigan con la lectura.
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El chico de cabellos negros y ropas blancas se hallaba buscando a su escurridizo esposo, pero por más que lo buscara no lo encontraba, ya había revisado cada rincón del lugar.
- ¡NARUTO! - Había agradecido a Jūgo por decirle el nombre de su esposo ya que por lo rápido que sucedió todo no pudo preguntarle.
Pero no muy lejos de donde se encontraba el doncel estaba Naruto, ya que este último pudo alcanzar a escuchar como lo llamaba aquella aterciopelada voz misma que ya sabía quien era su dueño. Por lo que; busco otro lugar para ocultarse lo más rápido que podía, pero por esa vez tuvo la mala suerte de golpear a una tarántula negra con toques morados que le hizo dar un grito de susto.
- Ten más cuidado muchacho - Le reclamo, pero Naruto horrorizado al escucharla hablar volvió a correr.
En lo que hacía ello el rubio, el pequeño doncel había alcanzado a escuchar el grito de su esposo a lo lejos por lo que fue al sitio de donde supone provino su voz.
- Tu novio sí que huye de ti - Escucho la voz de aquella lombriz que siempre estaba en su cabeza, haciendo que sus cejas se fruncieran.
- No es mi novio, es mi esposo - Dijo enseñando su mano esquelética donde llevaba puesto el anillo que el rubio le había dado.
El gusano ante esa respuesta solo pudo dar un suspiro - Como digas... te echare un ojo - Manifestó mientras empujaba el ojo del doncel fuera de su cuenca para posteriormente sacar su cabeza y poder ver mejor el panorama. - ¡Allí esta! - Le grito al pelinegro para alertarlo. Ante ello; el doncel no perdió el tiempo y rápidamente se colocó su ojo para comenzar nuevamente la persecución.
El pelinegro paso por donde Naruto había tratado de ocultarse.
- Se fue por allá corazón - Le aviso la tarántula que había chocado con el rubio antes, al tiempo que le indicaba el lugar.
- Gracias Ino - San - Contesto para tomar el camino señalado.
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