Danais Messina e Iván Guzmán
•
•12 de Febrero.
Culiacán, Sinaloa.11:40 p.m.
Mᴀᴛᴛɪᴀ Mᴇssɪɴᴀ
Desde el balcón observo a mi hermana sentada en la sala del jardín con su rostro tranquilo y muchos papeles sobre el sofá, acompañados de un ordenador. Algo demasiado usual en ella.
Ya teníamos aproximadamente dos semanas de estar aquí y parecía que había pasado una eternidad, ayer por la noche no hubo pesadillas, y eso me agrada, durmió con tranquilidad, pero eso no quitaba el hecho de dejar de velar por ella. Veo que observa su celular con constancia, creo yo en espera de algún mensaje o llamada, tal vez ambos, comienza a juguetear con sus manos y mover su pie de arriba a abajo, sé lo que se aproxima, me adentró a mi habitación, tomo mi cartera, llaves y lentes de sol, para salir e ir a donde ella.
Necesitaba relajarse, estudia y trabaja, demasiado, se exige más de lo que debería, ella realiza todo y si se propone más, lo logra, pero también necesita tranquilidad, no me gusta cuando se desgasta tanto, y lo sabe, se lo repito con constancia.
Si necesita un año sabático, se lo doy sin problema alguno, le regalo los viajes; sin papelería del hotel de por medio, sólo ella. O con alguien más si así lo desea.
Cuando llego a ella cierro el ordenador y me puedo dar cuenta de que la sorprendí, no se había percatado de mi presencia.
—Estoy trabajando.
—Es suficiente, Gia, has trabajo demasiado. —digo quitando y poniendo la laptop sobre la mesita.— Por favor deja de jugar con las manos y sácate eso de la boca. —agrego sacando el bolígrafo y tomando sus manos entre las mías— ¿Qué se le antoja a la princesa? —pregunto observándola— ¿Te sientes mal? —cuestiono mientras toco su rostro al ver sus mejillas más rosadas de lo normal.
—No, no, estoy bien, Matt. —murmura quitando mi mano y pegándose a mi pecho.
Aquí entiendo lo que sucede. Está sentimental y su menstruación es la culpable.
La apego más contra mí mientras paso mi mano por su espalda, tratando de levantar un poco sus ánimos.
—¿Quieres nieve de yogurth? —le pregunto después de mucho rato.
—¿Tienes tiempo?
—Para ti siempre tendré tiempo, niña —respondo y ella sale de su escondite para regalarme una sonrisa.— Vez a cambiarte o no sé que vayas a hacer, mientras yo recojo esto.
Ella asiente y entra a la casa.
Mientras comienzo a recoger todo, escucho la voz de Alfredo, alzo mi vista y lo veo a un par de metros hablando por teléfono con alguien, creo yo, es su novia, pues había dicho que hablaría con ella, hace ya una semana no se comunicaban y eso lo frustraba, llegando a pensar sobre su relación, la cual, tal vez ya colgaba de un hilo. Me había pedido consejos y de más, le fui demasiado sincero diciendo que yo no sabía dar consejos, pero mi hermana sí. Ella podría decirle algo mucho mejor.
Lo veo pasarse una mano por su rostro con frustración, haciéndome pensar que tal vez lloraba. Decido no entrometerme y entro a la casa en dirección al despacho para guardar todo, me tardo un poco y cuando salgo a la sala veo al Fredy sentado en el sofá con los ojos rojos e hinchados.
—¿Estas bien, carnal? —le pregunto tomando asiento frente a él.— ¿Quieres que te ayude en algo?
—Estoy bien, sólo son problemas con Elsa. —murmura con voz dolida.
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Prometí encontrarte... 𝑰𝑨𝑮
FanfictionUn amor de niños que los seguiría por sus vidas, paso con paso, día con día, hasta que el destino los volviera a unir, para ahora sí hacer lo posible para que estén juntos. Una promesa de un adolescente y una niña, una promesa que uno de ellos se to...