Prologo

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Me estremecí al sentir el frio del césped mojado rozar con mi espalda desnuda, mi cabello estaba en mi rostro y con un movimiento logre que se dirigiera hacia atrás, lo tenía corto, tal vez demasiado pero me sentía bien, hacía mucho no me sentía de esa manera.

La música chocaba contra mis oídos, no lograba oír nada más, me sentía viva, cerré los ojos y empecé a reír, los abrí y me quede en silencio observando las estrellas, el viento levanto mi falda dejando al descubierto mis muslos, él sujeto mi mano, le sonreí, él me sonrío y me beso.

-          Te amo- me dijo pero no logre escucharlo, solo leí sus labios

-          Lo sé- me quede callada unos segundos- Lo sé

Pensé responder que también lo amaba pero no le mentiría, su amor, nuestro amor, duro solo lo que nos quedó de ese fin de semana.

Habían pasado ya varios meses desde que repetía la misma historia cada dos fines de semana o en su defecto cada tres, cada vez era un lugar distinto pero siempre eran los mismos besos, caricias, risas, licor, y las mismas palabras.

-No deberías jugar con sus sentimientos- me dijo una vez alguien

- Han jugado con los míos, ¿por qué yo no puedo jugar con los suyos?

- Ellos no tienen la culpa de lo que él te hizo, en realidad nadie la tiene

- Nunca juego con sus sentimientos, nunca los he engañado, nunca les digo que los quiero, ni acepto ningún tipo de relación, nunca le pongo nombre a algo que en realidad no existe– le sonreí y el me miro desconcertado-  solo soy amable

- Le llamas ser amable a darles besos y a tener sexo?

- Nunca les doy besos, ellos me los dan a mí, el sexo no es nada. En realidad soy amable, la mayoría son solo apariencia, necesitan a alguien a quien contarles sus despreciables vidas, eso soy su paño de lágrimas, me rio de sus chistes, los hago reír, hago que un fin de semana sea especial hasta que vuelven a su rutina, vuelven a fingir ser esos desalmados rompecorazones que ves todos los días en los pasillos, vuelven a mí solo cuando es necesario yo soy su camino hacia el escape.

-          Sonríe, la vida es bella amigo- les decía siempre antes de dejar el lugar que visitábamos, les tomaba una foto, de cada salida tenía por lo menos unas 10, algunas eran solo paisajes, otras de ellos solos y muy pocas juntos, las guardaba en un álbum al que mi mejor amiga lo llamo el álbum de las víctimas.

-          Por qué no aceptas salir con alguno de ellos? , ya sabes algo así como una cita

-          Porque no soy su tipo ya deja de buscarme pareja, el rol de celestina no te queda nada bien

-          Es solo que te miras bien con ellos, eres feliz y ellos lo son contigo, tal vez si eres su tipo

-          No lo soy, no soy el tipo de nadie

Siempre teníamos la misma conversación cuando llegaba, ella guardaba el álbum y solo ella sabía el nombre de mis "victimas".

-          Gracias- me repetían ellos

-          De nada lindo – me gustaba poner mis pies sobre los suyos y darles un beso en la frente

-          Eres la mejor- decían mientras con sus dedos recorrían mis mejillas

-          Eso también lo sabía – les guiñaba el ojo y reíamos

Su camino al escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora