XVI. Siempre se tendrá la proxima vez.

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— Córrete Dubu. — dice Sana.

Pero antes de que Dahyun pueda asentir, o al menos dejar que aquella sensación de libere en su cuerpo, Momo se separa de su centro, notando como la menor frunce levemente el ceño, debido a la frustración.

— Aún no. — explica Momo con calma, acomodando su cuerpo junto al de Dahyun, dejando que la yema de sus dedos se dibuje dulcemente hasta el rostro de la coreana. — Eres dulce. — le susurra con suavidad junto a sus labios, haciendo que las mejillas de la menor se tiñan tímidamente. — Eres más dulce que Sana. — confiesa Momo, notando la mirada de Sana sobre sus labios.

Momo estira su brazo hacia el rostro atento de Sana, para acariciar su cuello y atraerla hasta la íntima conversación que está teniendo con Dahyun.

— ¿Quieres probarla, no es así? — pregunta Momo con calma, mirando fijamente cómo Sana asiente, sintiendo la mirada impaciente de Dahyun sobre sus labios.

Momo se acerca lentamente a los labios de Sana, notando como Dahyun espera impaciente el veredicto de la otra japonesa respecto a su sabor. La lengua de Momo irrumpe con tortuosa sensualidad entre los labios de Sana, quien cierra sus ojos para sentir el dulce néctar de Dahyun en la lengua de Momo.

Dahyun siente su respiración profundizarse nuevamente. No es la primera vez que las ve besarse, pero algo en su cuerpo insiste en encontrar aquello aún más sexy que la primera vez.

Las manos de Dahyun se deslizan con curiosidad hasta su centro, ella también quiere saborear su dulzura, quiera saber si Momo está diciendo la verdad.

La menor acaricia con timidez aquel terminal nervioso en donde la lengua de Momo la había acariciado hace un par de segundos atrás.

Su cuerpo tiembla, está demasiado sensible para insistir con su caricia, pero cierra sus ojos para concentrarse bien y no correrse ella sola.

— Tocate. — dice Momo.

— ¿Qué?

— Me escuchaste. — su voz se mantiene firme, y Dahyun se retuerce involuntarimente ante el tono exigente de su voz. — Quiero ver cómo te tocas. — Momo espera a que se mueva, pero no lo hace. — Y quiero decir ahora.

Dahyun asiente, esperando que no vean el rubor en sus mejillas. Se da cuenta de lo nerviosa que realmente está. Sus manos están temblorosas y no puede pensar. No podía evitar sentir la carga de su inexperiencia sobre sus hombros. Está tan perdida en la ansiedad de todo eso que no se da cuenta cuando aparece Sana y la besa.

— No te pongas nerviosa. — susurra Sana, riendo.

— Voy a guiarte. — dice Momo.

Cómo puede Momo leerla tan bien, ella trata de relajarse.

— Abre tus piernas.

Ella hace lo que le dicen, extendiendo rápidamente sus muslos.

— Buena chica. — deja que los elogios se cuelen por un momento, observando su reacción cuidadosamente.

Dahyun sonríe y se pasa el brazo por sus ojos, odiando lo mucho que le gusto.

— No te avergüences de eso. Quiero saber lo que te gusta. — sonríe por un momento. — Comienza a frotar tu clítoris.

Dahyun siente la ligera vergüenza de nuevo, sorprendida de lo mucho que le gusta. Sus manos tocan su torso y su centro húmedo. Ella evita el contacto visual, temerosa si esto era bueno para ella. Seguramente ella lo estaba disfrutando, pero ¿y si Sana y Momo no lo estaban haciendo?

— Mírame. — le ordena Momo, y los ojos de Dahyun se clavan en sus cálidos ojos.

Aunque sus palabras eran exigentes, sus ojos de alguna manera todavía estaban llenos de amor, y de alguna manera eso solo lleva a Dahyun más allá, haciéndola acelerar su ritmo.

Lecciones [SaiDahMo] (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora