CAPÍTULO I

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2 MESES ATRAS...

Soobin está frente a la cama de nuestra recámara alcoholizado como cada noche. Quiere sexo y ya que llevamos 3 años viviendo juntos, dice que tengo la obligación de corresponderle. No importa si estoy enfermo, cansado o molesto con él, es parte de la vida en pareja. Asegura.

Mientras él se desabrocha su cinturón, yo bajo la mirada. Estoy triste, me siento utilizado y para nada amado. Después de unos segundos con mi mente divagando, volteo para verlo y recibo una fuerte bofetada.

—¡Desnúdate! —Ordena con enojo mientras su aliento impregnado de alcohol choca en mi nariz causando náuseas.

Asiento con la cabeza y me empiezo a despojar de la pijama y la ropa interior, para evitar otro golpe. Entre sollozos, tapo mi cuerpo con una sábana y con lágrimas en los ojos levanto mi cara para darme cuenta que él ya está completamente desnudo. La imagen que tengo al frente causa estragos en mí. Su cabeza está inclinada hacia atrás con los ojos cerrados. Su hermoso cabello castaño rizado está completamente despeinado y algo húmedo. Tiene la boca abierta y su lengua pasa por sus labios una y otra vez de forma lujuriosa. La mano derecha masturba su miembro de forma lenta haciendo un ruido que me estremece, mientras que con su otra mano se sostiene de la pared para no caer. Por su abdomen corren gotas de sudor, puede ser la excitación o tal vez su cuerpo está reaccionando a la gran cantidad de alcohol que corre por sus venas. No lo sé, pero, estoy perdido admirándolo y deseándolo.

Por unos segundos pienso en lo feliz que seríamos si no fuera adicto al alcohol. Si en vez de golpes me diera caricias. Si en vez de maldecirme, expresara palabras llenas de amor y en vez de ignorarme como un objeto, me regalara el tiempo que prefiere pasar con su vaso lleno de whisky. Mi corazón se rompe una vez más y mi piel se eriza al regresar a la realidad y comprobar que no es un sueño el infierno en el que estoy viviendo.

Confieso que a pesar del daño que me ha hecho aún lo amo. Además, ¿qué puedo hacer ante esta caliente escena frente a mi? La tristeza, la decepción y el miedo dan paso al deseo. ¿Por qué es tan difícil resistirme a él?, ¿por qué no puedo odiarlo?

Voltea a verme de forma seductora y se dirige hacia mí, como si no hubiera golpeado mi mejilla y todo estuviera bien entre nosotros. Suspiro con el amor que le tengo y hago a un lado la sábana para exponer ansioso mi cuerpo. Lo miro con ojos enamorados y abro mis piernas para recibirlo. Él tendrá el sexo que tanto desea y yo le haré el amor. No está en sus cinco sentidos, yo sí y hoy le entregaré todo mi ser. Mi corazón golpea el pecho eufórico ante lo que vendrá, cuando se sube a la cama.

Se coloca encima de mí y empieza a besarme de forma necesitada. Jala mi cabello rubio hacia atrás y rompe nuestro beso para lamer mi cuello. Entre jadeos y gemidos regresa a mis labios para que nuestras lenguas se enreden; tan húmedas y tan calientes.

En un movimiento se posiciona en mi entrada y me penetra de forma brusca. Arqueo mi espalda ante la intromisión y emito un fuerte grito que calla con sus labios. Mis manos arañan su espalda por el espasmo que mi cuerpo genera ante tanto dolor. Mis ojos se llenan de lágrimas al sentir mi cuerpo como un objeto sin valor para él.

—¡Ha!, Jimin, te necesitaba tanto.

Aprieta mis caderas con ambas manos y cierra con fuerzas sus ojos. Yo soy puro llanto, pero el maldito alcohol no lo hace darse cuenta de mi estado.

Al cabo de un rato, su penetración se volvió lenta y profunda, e hizo que mi cuerpo se relajara un poco. Mis ojos cerrados me hicieron soñar por un momento:

Soobin acababa de llegar del trabajo con flores, me había abrazado diciéndome al oído cuanto me amaba y en un beso apasionado habíamos terminado en nuestra cama haciendo el amor.

Vaya idiota, hasta en estos momentos sueño que las cosas son diferentes.

Las sensaciones se intensifican con cada golpeteo de su pelvis, en verdad lo estoy disfrutando. Mi corazón está a mil por hora. Respiro de forma descontrolada mientras mi garganta es un concierto de placenteros gemidos. Siento las gotas de su sudor caer por mi pecho, abro los ojos por un momento y recorro con la mirada cada centímetro de sus abdominales húmedos. Mi excitación está en un punto que no había estado hace mucho tiempo. Separo mis labios sedientos por un beso, están húmedos y ansiosos por ser devorados. Él me complace y une su boca a la mía entre jadeos. Nuestras lenguas se unen y se acarician dándose placer entre ellas. El tiempo se detiene cuando mi cuerpo se estremece erizándome la piel y azotándome con un orgasmo descomunal que dura varios segundos, pero son suficientes para dejarme sin aliento. Soobin cae sobre mí, exhausto por su eyaculación. Ambos nos tomamos un momento para regularizar nuestras respiraciones. Por un segundo deseo acariciar su cabello con ternura y lo hago sin esperar nada a cambio.

Soobin sale de mi interior dejándome una sensación de vacío y abandono. Sin decir una sola palabra, se levanta tambaleándose y sosteniéndose de las paredes para llegar al baño a limpiarse. Después de varios minutos, regresa, se acuesta a mi lado dándome la espalda y en tan solo 5 minutos ya estaba roncando. Esto no era para nada nuevo. Desde hacía un tiempo él me había empezado a dar bofetadas y empujones. Ya no me abrazaba después de nuestros encuentros, no había besos tiernos en la frente, ni palabras de amor. Tal vez sus sentimientos eran solo de posesión y los míos de sumisión. Con el tiempo te niegas a aceptarlos. Fue mi mejor amigo, pero al cabo de unos meses ya ni siquiera quería compartir mi día a día con él. En el fondo algo estaba cambiado en mí.

Mi llanto regresa y tapo mi boca para no hacer ruido. Ojalá supiera que me hacen más daño su indiferencia y su adicción, que los golpes. Nadie puede imaginar el dolor en el que estoy hundido. Solo yo sé lo roto que está mi corazón.

 Solo yo sé lo roto que está mi corazón

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DESTINO [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora