CAPÍTULO IX

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JIMIN

Se fue el abogado dejándome con Soobin, no quiero que esté aquí, su preocupación no la siento sincera y solo me incomoda su presencia.

—¿Cómo te sientes Jimin?, ¿te lastimó ese hombre?

—Estoy bien, me rescataron segundos antes de ser abusado sexualmente, supongo que tuve suerte.

—Estaba muy asustado, cuando Yoongi me llamó para contarme todo lo que había pasado.

—Ahora todo está bien no te preocupes.

—Maldito, golpeo tu carita —acerca su mano para acariciar mi rostro y se lo permito.

Se me hace hipócrita de su parte que diga eso, cuando hace unos meses él partió mi labio con una fuerte bofetada. Dejo a un lado mis recuerdo y me concentro en el presente.

—Soobin ¿Por qué no has estado durmiendo en la casa? —pregunto de forma tranquila.

—He tenido mucho trabajo en la constructora y me quedo dormido ahí —desvía su mirada a la ventana del cuarto.

Ojalá tenga a alguien más y me abandone para poder seguir con mi vida en paz.

—Jimin, necesito hablar contigo, pero creo que no es el momento indicado, cuando salgas de aquí lo haremos, ¿de acuerdo? —pregunta mirándome a los ojos con una tranquilidad que hace mucho no veía en su rostro.

—Claro.

—Debo ir a terminar unos pendientes en la constructora, vengo más tarde para traerte comida, ¿necesitas algo en especial?

Niego con mi cabeza.

Deja un beso en mi frente y se va dejándome una vez más solo. Me siento algo confundido por su actitud, él no es así de atento y cariñoso. Me acomodo de lado y cierro los ojos para descansar, mi cabeza duele.

Abro los ojos cuando escucho abrirse la puerta del cuarto, mi piel se eriza y comienzo a temblar. Es un señora que deja comida en una mesita, yo sigo temblando por el susto. Respiro profundo y vuelvo a cerrar los ojos tratando de volver a dormir. Desearía que todo lo malo por lo que he pasado, el sueño lo pudiera borrar de la mente.

                            ◇◇◇◇

Los sonidos de la ciudad y la luz del sol entrando por la ventana hacen que abra mis ojos de a poco, logro escuchar el cantar de los pájaros, parece que será un día hermoso.

Me incorporo y recuerdo que Soobin había dicho que regresaría, pero, ¿por qué no llegó? La tristeza y el sentimiento de abandono recorren mi cuerpo junto a un nudo en la garganta. Veo mi cena en una mesa cerca de la puerta, está intacta porque nadie me ayudó a comerla.

De seguro volvió a beber y se olvidó de venir. Escucho mi panza gruñir de hambre, pero mis piernas duelen como para intentar levantarme por la comida, además tengo un poco de náuseas.

Se abre la puerta del cuarto y entra una enfermera con varios objetos.

—¿Cómo amaneció el enfermito?

¿Enfermito?, no invente, tengo 23 años, no soy un niño, pienso molesto.

—Estoy bien.

—Excelente, voy a checar tus signos vitales para ver que todo esté en orden, ¿de acuerdo?

Asiento con la cabeza mientras revisa la bolsa de líquido que tengo conectada a mi mano, saca un termómetro que coloca bajo mi brazo derecho y dice que checara mi presión arterial en el otro.

—¿No comiste nada anoche?

—No tuve hambre —¿cómo decirle que dolían mis piernas como para levantarme y que mi novio prometió volver y no lo hizo?

DESTINO [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora