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Si Bakugou tendría que describir el día perfecto sería ese, donde la estación de otoño estuviera presente en todas partes, desde el viento fresco de la mañana que se colaba a su habitación por su ventana que siempre estaba abierta hasta las hojas ...

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Si Bakugou tendría que describir el día perfecto sería ese, donde la estación de otoño estuviera presente en todas partes, desde el viento fresco de la mañana que se colaba a su habitación por su ventana que siempre estaba abierta hasta las hojas secas con sus tonos rojizos y amarillentos que crujían a cada paso que daba. Otoño siempre fue la estación favorita de Katsuki, razón por la cual había escogido la fecha de su boda para esa temporada.

Los invitados estaban llegando en sus grandes limosinas al gran salón donde se llevaría a cabo la consumación del matrimonio, y no era para más, pues los padres del novio se proveían de la alta costura, diseñando trajes y vestidos a las grandes celebridades de la nación y exteriores, recientemente habían iniciado una expansión en Europa a la par de la nueva sucursal en América, lo que atraía más prestigio al matrimonio.

Además, Katsuki estaba por graduarse ejerciendo la especialidad de cirujano plástico y reconstrucción en la universidad de medicina en Seúl, por lo que una parte de la boda estaba financiada por su trabajo como médico general. Era impresionante como a sus 32 años seguía siendo el adonis de la familia Bakugou a pesar del insomnio crónico que había desarrollado después de sus años en el campo de la medicina y su poco tiempo libre para su cuidado personal, aunque el rubio fue un quisquilloso con lo perfecto así que no les extrañaba a sus padres si el mismo se aplicaba su conocimiento en cirugía para mantener su rostro impecable libre de arrugas o alguna pequeña cicatriz de un grano en la adolescencia.

Por su lado, la novia de nombre Utsushimi Camie estudiaba para obtener su licenciatura en enfermería y ahora estaba dando su servicio social en el hospital general de Musutafu. Una mujer de 25 años, pelo liso color beige que caía como cascada por debajo de sus hombros y grandes ojos de color marrón oscuro. Su rasgo característico eran sus labios notablemente llenos, regordetes y brillantes, así como una figura bastante curvilínea. Tal vez eso fue lo que incentivo a Bakugou para tomar la apresurada decisión de llevarla al altar tras un año de relación. O tal vez fue su desesperación por perpetuar lazos con una mujer y así dejar de lado el tema del matrimonio cada que iba de visita a la casa de su infancia.

O simplemente no quería quedarse solo. Bien sabía que a su edad las mujeres ya no se mostraban interesadas y en los pocos acercamientos que había tenido todas salieron espantadas por su desagradable personalidad.

No culpaba a su carrera por su agrio corazón, antes de si quiera saber que estudiaría después de la preparatoria su carácter ya era altanero, el casi nulo tiempo de ocio que daba la exigente universidad para la que había aplicado solo fue un motivo más para la vida soltera y virgen de Bakugou. Hasta que conoció a Camie en una fiesta de la universidad.

Era el primer semestre de ella y el quinto –en su especialidad– de él, una cosa llevó a la otra y solo recordaba estarla empotrando contra las baldosas del baño de algún idiota; después solo era sexo casual hasta que oficiaron su relación en el balcón de su apartamento luego de una sesión alocada, para en un año terminar en la recepción de una iglesia esperando ansiosamente a que el reloj diera la una e irse al altar en espera de su futura esposa. Porque a pesar del poco tiempo que salieron y sus excitantes encuentros en el pasado, más allá de su voluminosa forma y labios carnosos, la amaba y era un sentimiento tan inmenso que era capaz de cometer aquella locura con tal de estar a su lado.

Un esposo de mentira [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora