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Viendo hacia el horizonte, donde el sol se escondía lentamente bajo el manto acuático del océano, dejando un rastro rojizo en el cielo como última despedida del día

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Viendo hacia el horizonte, donde el sol se escondía lentamente bajo el manto acuático del océano, dejando un rastro rojizo en el cielo como última despedida del día. Se le hizo imposible no comparar el cabello de su asistente con el arrebol encima suyo; extasiado por las tonalidades volcánicas de éste.

Fue sacado de su ensimismamiento por el sonido melódico del pianista en vivo, dando la bienvenida al novio quien entre sus manos sostenía un ramo de flores paradisiacas y una gran sonrisa encantadora acompañaba su caminar lento sobre la alfombra blanca; se veía hermoso con su vestimenta pulcra y sus alborotados rulos meciéndose con el viento, mentiría si dijera lo contrario, pero tenía que admitir su gusto culposo por los donceles de increíble torpeza y cabello lacio, visualizando con culpa a Eijiro a través de Izuku.

Estaba jodido, y se sentía el mayor imbécil del mundo por pensar en alguien más cuando estaba a punto de cansarse, o por no oponerse a la idea la anterior noche, o por no darse cuenta de sus sentimientos y poder haberse ahorrado todo el teatro que montó las últimas semanas.

La música paró, solo así pudo darse cuenta que su prometido estaba frente a él, la realidad le dio un golpe duro que le sacó el aire de los pulmones, incapaz de reaccionar opto por una facción lastimera; ojos cristalinos y cejas curveadas que para terceros era normal en el novio encantado con su futuro esposo. Pero para Izuku esa expresión no le tranquilizaba en absoluto; no conocía de toda la vida a Bakugou tal y como Kirishima lo hacía, pero sabía que sus lágrimas no eran de felicidad por lo prontamente ocurrido y su falsa sonrisa se destruiría si decía cualquier cosa.

— Katsuki — interrumpió antes de que el sacerdote pudiera empezar — Detengamos esta boda

— ¿Qué? — vociferaron Bakugou, el sacerdote y pianista al tiempo

— Yo sé que no quieres esto, se ve en tu mirada que amas profundamente a Kirishima y también sé que no me comparo con ese increíble doncel, por eso te pido que seas sincero y digas que es lo que quieres en realidad

— Yo — reflexionó las palabras de Izuku y un sonido de sorpresa escapó de sus labios — Espera, ¿dijiste Kirishima? ¿Cómo?

— Denki es un borracho boca suelta, no solo me habló sobre el anillo

— Ese idiota — apretó los puños, jugaría al hada de los dientes después — ¿Estas molesto?

— Estoy furioso — su calmada facción se endureció con un prominente entrecejo y los brazos cruzados — ¡No puedo creer que me hayas engañado todo este tiempo, y no puedo creer que me tragué todas tus mentiras! Si no lo descubría esa noche ¿Hasta cuándo ibas a decírmelo?

— No estaba en el plan confesártelo

— ¿Entonces viviría a tu lado creyendo que tengo que convivir ilusamente con unos niños que no son tuyos? ¿Les darías dinero para que finjan los fines de semana? Sabes cuánto adoro a los niños, que tengas que pagarles para que les agrade me da asco

Un esposo de mentira [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora