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Bakugou ya se encontraba en la habitación de su suite intentando despejar su mente con una botella en la mano, todo para olvidar la vergüenza que había experimentado en la piscina

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Bakugou ya se encontraba en la habitación de su suite intentando despejar su mente con una botella en la mano, todo para olvidar la vergüenza que había experimentado en la piscina. A la vez que atendía una llamada que con urgencia le había hecho Kirishima desde el teléfono de su habitación.

Extrañado por la exigencia del doncel, pues ya le había ignorado más de cinco veces, decidió contestar algo molesto por su insistencia, sentimiento que creció a cada palabra que el nervioso pelirrojo decía. Se tragó el grito que estaba por lanzarle por la estupidez que cometió, definitivamente el mundo estaba en su contra, por primera en todo el viaje tenía la oportunidad de pasar, aunque sea la noche, junto a Izuku; pero siempre tenía que surgir algo que arruinara sus planes.

¿Acaso el jodido universo le estaba mandando un puto mensaje?

Pues que le quede claro que no abandonaría al peliverde aun si le pusiera miles de culos enfrente, mucho menos el de su jodido asistente. Aunque pensándolo bien, no le importaría rebotar contra aquel dulce melocotón.

No.

De un trago a su cerveza ahogó aquellos impúdicos pensamientos hacia Eijiro maldito Kirishima. Concentrándose en la forma y tamaño del pecoso trasero de su novio.

— No entiendo, ¿Por qué aceptaste?

— ¡No lo sé! — estaba entrando en pánico, obligado a salir al balcón para que sus hijos no lo vieran — No quise decir que no

— No iré a esa cena, ¿Qué le diré a Izuku?

Por la puerta del baño salió el susodicho con una pequeña toalla envolviendo su cuerpo; asustado de ser descubierto, Bakugou escondió el teléfono intentando incorporarse de la silla en la que estaba sentado, siéndole una tarea casi imposible ya que a cada pequeño movimiento su columna le rechinaba. Midoriya solo observaba desconcertado, decidiendo que lo llevaría al spa, al pelirrojo pareció servirle, muchas tensiones desaparecieron a la vez que sus huesos crujían por el salvaje tratamiento que entre dos masajistas le aplicaban al doncel mayor.

— ¿Qué hay, corazón? — preguntó cuándo logró pararse

— Lo de hoy, cuando Alex me empujó a la piscina, ¿No te pareció extraño?

— No, claro que no, de hecho, ya me lo esperaba — por cierto, a Kaminari le esperaba una paliza — Es un ovejero ¿Recuerdas? Así son ellos, les gusta jugar rudo y fue como una iniciación para ti, ya estas dentro de la pandilla o eso creo

— Ok, si — se tragó la mentira a pesar de tener muchas dudas — Bueno, creo que esta noche podríamos pasar un momento a solas — dijo con un tono encantador, Izuku era una sirena y Katsuki el marinero que murió ahogado al ser hipnotizado por su melódica voz

Pero sin duda prefería ahogarse en esas enormes tetas que quedaron al descubierto en el momento que el peliverde dejó caer la toalla sin cuidado. En definitiva, no se perdería de ese "momento a solas" que le ofrecía su candente novio.

Un esposo de mentira [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora