Palabras de Aliento

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El partido había comenzado y la mirada de Guillermo estaba justo en la pelota, al ser este un partido tan importante no podía darse argentina no había podido acercarse a la portería defendida por Guillermo y la afición del país norteamericano estaba dando gritos en apoyo a sus jugadores.

Al llegar el medio tiempo, ambos equipos se fueron con sus respectivos entrenadores. El Tata estaba más que complacido por el desempeño de su selección en ese primer tiempo, por lo que no les exigió dar más a sus jugadores.
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En otro lado del estadio, un Scaloni con auras desesperadas le reprochaba a sus jugadores el no estar jugando dándolo todo de ellos.

—Vamos chicos, deben jugar mucho mejor en este partido —decía serio el entrenador— si no lo ganamos es posible que no lleguemos a los octavos y no podremos ganar el mundial—

Los chicos reconocían que debían ganar ese encuentro para tener la oportunidad de pasar a los octavos de final, por lo que las palabras de su entrenador no serían en vano y darían lo mejor de sí en el campo.

—Haremos todo lo posible —dijo Lionel Messi— ganaremos este partido y el resto que se nos vengan y... ¡GANAREMOS EL MUNDIAL!—esto último lo gritó, haciendo que todos los demás aplaudieran ante las palabras de su capitán.

Era hora de regresar a la cancha y disputar el segundo tiempo, los chicos se preparaban para salir, Scaloni dio unas últimas palabras antes de regresar al campo de juego.
—Espero sea cierto eso Lionel. Ahora jueguen como si estuvieran en el puto mundial —finalizó de hablar y salieron.
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El segundo tiempo dio inicio, la selección argentina se veía más motivada, algo que noto Guillermo y ciertamente le preocupó un poco y sus pensamientos le llenaron la cabeza, desconcentrandolo.

Sus propios pensamientos le jugaron mal, debido a que no logró ver cuando el número 10 de la selección argentina no sólo se acercaba a su meta, si no que había lanzado una patada que llevó al balón justo dentro de la portería del mexicano. Los gritos de alegría por parte de los argentinos no se hizo esperar, todos celebraban el gol que le daba la ventaja a Argentina, pero Guillermo se sentía desalentado, se culpo de no poder parar el gol que inclino la balanza a favor de la albiceleste.
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Messi noto la cabeza baja de Guillermo y no dudo en acercarse a él para darle aliento y que no se desanimara. Al llegar a donde se encontraba Messi le dijo con tierna voz: —Bien jugado Guillermo —

—No me mientas —exclamó Guillermo —falle al atajar ese balón y ahora voy perdiendo, todo por mi culpa—

—No es tu culpa Guillermo, cualquiera comete un error, hasta los mejores porteros del mundo, y tu... —Messi toco a Guillermo con su dedo índice —... eres un gran portero, uno de los mejores, no dejes que un gol te afecte y te lastime, levanta la mirada y sigue jugando con todo lo que tienes y pase lo que pase sabrás que diste lo mejor de tí y eso será reconfortante—

Las palabras de Messi causaron que Guillermo sintiera mariposas en el estómago, se sentía halagado, el había creído cada palabra de le había dicho el argentino. Levantó la mirada y con unos hermosos ojos llenos de brillo, le dijo:

—Gracias Lionel, en verdad gracias, agradezco con todo mi ser que te hayas tomado el tiempo para darme los ánimos que necesitaba, te prometo daré lo mejor de mí y pase lo que pase tendré la cabeza en alto —se acercó y paso su brazo por los hombros del más bajo.

—Esa es la actitud —le felicito Messi—además... soy muy bueno, difícilmente hubieras atrapado un balón enviado por mí— dijo Messi en tono de broma para luego comenzar a reír.
—Ahora en serio, a jugar Ochoa —Messi se comenzó a alejar no sin antes darle la mano al guardameta mexicano.
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El silvatazo que daba por concluido el partido sonó, los argentinos celebraban con energía su victoria, mientras que los mexicanos lamentaban haber sido derrotados. El marcado finalmente quedó 2-0 a favor de Argentina y aunque había perdido Guillermo ni bajó la mirada, tal y como se lo había prometido a Messi.

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