Guillermo y Lozano se habían retirado del restaurante y comenzaron a caminar de regreso a su hotel, querían apreciar la ciudad durante la noche en lugar de tomar un auto directo al hotel.
Guillermo estaba muy animado durante el trayecto, tenía una sonrisa que sólo la más trágica de las noticias podría borrar, tarareaba canciones románticas y le comentaba en repetidas ocasiones lo hermosa que estaba esa noche.
—¿No es mágica esta noche? —preguntó Guillermo.
—Si Memo si, ya te he dicho antes que si es linda esta noche —dijo Lozano ya aburrido de la pregunta hecha por si amigo.
—No está de más recordarlo —le sonrió Guillermo.
—¿Me dirás porqué estas tan feliz? No me digas que es por Messi, ya te he dicho que eso que sientes por él es imposible. —mientras lo decía cruzó sus brazos y miró a Guillermo.
Este se detuvo para volver a ver a su amigo, su sonrisa seguía sin borrarse, al contrario se hizo más grande, Lozano pensó que por poco y esa sonrisa no igualaba a la de un desquiciado.
—Entonces no te diré nada —respondió feliz y continuó caminando.
—¡Hey! Espera Memo —lo detuvo colocando su mano en el hombro del contrario—dime que es lo que sucedió en la terraza, eso que no hace que elimines la sonrisa de la cara—
—Está bien, te lo diré. Cuando subimos ahí, comenzamos a hablar y nos... oye bien Lozano, NOS deseo a toda la selección suerte en nuestro partido contra Arabia Saudita —lo que dijo fue sorpresivo para Lozano.
—¿Y solo por eso estás feliz? O ¿Hay algo más?
—Aún no acaba, ahorita está por venirse lo mejor, luego de desearnos suerte tuvo que irse, pero antes ¡ME DIO SU NÚMERO! —esto último lo gritó.
Lozano no esperaba ese grito, ni tampoco esperaba que Lionel Messi le hubiera dado el número a Memo.
—Oh... veo que fue una gran noche para tí Guille, quizá quiere ser tu amigo y por eso te lo dio, solo no te des falsas esperanzas para que no cometas ninguna tontería amigo, no quiero verte triste por algo que no es mutuo —le confesó.
Guillermo sabía que sus sentimientos no serían correspondidos, pero una pequeña parte de él tenía la esperanza de tener la posibilidad de entrar al corazón del argentino, y a esa esperanza Guillermo se aferró con todo su ser, aún sabiendo que está era una simple fantasía.
Continuaron su camino hacia el hotel, los dos mexicanos estaban muertos del sueño y no veían la hora de llegar a su habitación a dormir.
A la mañana siguiente, Lozano y Guillermo se dirigieron al comedor del hotel para desayunar, todos sus compañeros de equipo estaban ahí ya desayunando.
—¿Crees que me vería extraño si le escribo ahorita a Lionel? —le preguntó Guillermo a Lozano.
—No mames Memo, ¿No hay momento del día en el que dejes de pensar en él? Vamos a desayunar, tómate un descanso de pensar en Messi y tengamos una charla normal, de amigos —le reprochó Lozano.
— Tienes razón, se que puedo joder un poco con ese tema, trataré de no ser tan insistente con eso —se sentaron a desayunar y en toda la conversación no apareció el argentino.
~
Más tarde, Guillermo estaba solo en su habitación pues Lozano había salido a correr en la cuadra. En su mano estaba su teléfono y en este había un chat sin mensajes ni información de contacto, solo un número, el número de Lionel Messi. Pensaba en que escribirle, normalmente se comienza con un <Hola, ¿Qué tal?>, otros preguntarían por la persona a la que le escriben <Hola, ¿Lionel?>, pero para Guillermo era difícil elegir el tipo de mensaje que enviaría, quizá la segunda opción era la más factible, así al menos se aseguraba de haberle escrito a la persona correcta.

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Paramour
FanfictionGuillermo Ochoa, guardameta de la selección mexicana, queda embobado con los encantos del jugador argentino Lionel Messi. Para muchos, el amor de Ochoa es imposible debido a que Lionel no solamente esta casado, si no que también es padre. Ochoa dec...