Como Su Amante

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La tranquilidad reinaba en esa hermosa habitación, por las cortinas se asomaban leves rayos de luz que iluminaban ciertas partes de la habitación, algunos de estos daban a la cama donde Guillermo dormía plácidamente.

Su rostro era iluminado por uno de estos y lo hacía ver tan divino, sus rulos se veían con un tono dorado que le daba toques angelicales.

La molestia de tener luz en su rostro hizo que Guillermo despertara de su sueño y se alejara de la luz de sol, le resultaba un molesto que el sol le diera de lleno en los ojos.

Se levantó para abrir las cortinas y pudo ver la ciudad, estaba tan sola ese día, pocos autos circulaban y pocas personas se encontraban caminado, de seguro todos seguían dormidos luego de celebrar la noche anterior.

Tomó su teléfono de la mesa de noche al lado de la cama y miró sus mensajes. Habían uno de Lozano y dos de Lionel, Guillermo no pudo evitar sonreír bobamente.

Se metió primero al chat con Lozano, era un mensaje corto, quizá solo lo envió para que no lo buscara.

<Fui a caminar por la ciudad, esta sola así que debo aprovechar. Regreso pronto memo>

Luego de leer ese mensaje continuó con los de Lionel, que eran su prioridad, este debía estar super feliz de haber ganado por fin la copa, quizá quería celebrar.

<Hola Guille, ayer no pude hablar contigo y recién despierto, te parece si vamos a comer hoy? Conozco un lugar discreto donde podemos disfrutar>

<Qué dices?>

La pregunta era estúpida dado que la respuesta de Guillermo era más que predecible, el aceptaría ir con él, vamos ¿Cómo podría negarse?

<Claro, ¿A qué horas?>

Miró la hora del celular y este marcaba las dos y catorce de la tarde, había dormido demasiado y no pudo aprovechar ese día para disfrutar lo poco que le quedaba en el país.

¿Qué haría cuando sea hora de que Lionel regrese a Argentina?

Un mensaje de Lionel eliminó esa pregunta de su mente.

<Qué te parece en dos horas? Pasaré a buscarte a tu hotel e iremos al lugar que te dije>

Perfecto, tenía dos horas para arreglarse y ponerse algo bonito para Lionel, fue a su maleta y buscó entre la ropa que tenía algo que podía usar para su cena, era lo más formal que había llevado, así que tuvo que conformarse con eso.

Se duchó y peinó su cabello, sabía que a Lionel le gustaba suelto, pero quizo probar algo diferente colocándose una coleta que recogía la mayoría de sus rizos, unos pocos mechones que quedaron libres caían sobre su cara, los paso detrás de su oreja y fue directo a vestirse.

Su vestimenta era negra completamente, era un pantalón formal de corte slim, un suéter cuello de tortuga y unos zapatos muy bien lustrados era su conjunto, a esto agregando todo lo demás como los calcetines y el cinturón que daban por completo su conjunto. Guillermo pensaba que se había vestido para ir a un velorio, pero era lo único "formal" que tenía para ponerse a última hora.

Luego de unos minutos llamaron a la puerta, Guillermo sabía perfectamente quien era, por lo que se perfumó y se dio unos últimos retoques y abrió la puerta.

Lionel se veía guapísimo, llevaba un traje negro que le quedaba a la medida, no llevaba corbata por lo que él primer botón de su camisa estaba desabrochado, sin duda Lionel siempre era un deleite visual digno de aprecio.

-¡Wow! Te ves guapísimo Lionel -le dijo Guillermo que no podía dejar de ver como le quedaba su traje.

-Gracias Guille. Tu tampoco te ves nada mal y te ves muy bien con el cabello recogido - paso una de sus manos por los mechones que caían sobre la cara de Guillermo, colocándolos de nuevo detrás de su oreja.

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