Dudas

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La primera clase del día era una de mis favoritas, transformación, Draco estudiaba con un aura que me recordaba a Hermione, algo que solo paso en esa materia.

En la clase tuvimos que transformar a un puercoespín en un alfilero.

Claramente lo conseguí, la jefa de Gryffindor me felicitó.

—Tan perfecto como siempre señor Ross —halago a lo que sonreí satisfecho.

Cuando terminó la clase me quedé allí y espere a estar a solas con la profesora.

—¿Necesita algo señor Ross? —pregunto.

Asentí y saqué un libro de debajo de la mesa.

Era un tomo no muy extenso titulado “Transformsción de alto nivel: Animagos y transformaciones humanas”.

—Quisiera convertirme en animago para antes del año que viene —dije con una sonrisa.

Ella pareció sorprendida y pensó rápidamente para luego hablar con su rostro severo.

—Señor Ross, aunque tiene un talento innegable para tranformaciones el proceso para volverse animago… —comenzó pero la interrumpí.

—Me lo memorice totalmente, solo quería pedir su ayuda si algo llega a salir mal, de hecho el profesor Snape me ha dado permiso y me venderá las pociones —dije con calma.

Ella pareció sorprenderse pero en su mente maldijo el no recordar con quién hablaba.

Suspiro y asintió.

—Bien señor Ross, le ayudare en caso de que falle, pero debe venir lo más rápido que pueda —murmuro.

Sonreí satisfecho y me marche.


Suspire mientras escuchaba al profesor Moddy hablar sobre cómo nos enseñaría a tratar las maldiciones imperdonables.

La mayoría de los Slytherin se quejaron, la idea de que un profesor tan propenso a Gryffindor los controlará no les gustó nada.

Pero intervine ya que quería intentar resistir una maldición imperdonable

Con un poco de dificultad conseguí que aceptarán pero no me olvidaría de esta molestia.


Estaba un poco emocionado ya que hoy tenía la primera clase de Aritmancia.

Entre en el salón 7ª y me senté.

Cuando entro la profesora Septima Vector me dio una mirada sería que pareció valorarme.

—Señor Ross, tengo entendido que entró en esa clase por obligación —dijo tranquila —, pero debe saber que la Aritmancia no es como la adivinación, una materia para tontos, en esta materia realmente tendrá que esforzarse —advirtio a lo que asentí y sonreí por instinto.

—Sería decepcionante si no lo fuera —dije.


Salí del aula tal como entre, sin saber nada de Aritmancia.

Si bien había leído un o dos libros de Aritmancia no era lo que abundaba en la biblioteca de mi casa, como se podría pensar de una familia de duelistas.

Me senté en un banco cerca de la puerta un poco desesperanzado, podría cambiar a ruinas antiguas.

Pero de repente vi un rayo de esperanza en forma de un ángel de pelo castaño.

—Hermione —la llame.

Ella me miro con sorpresa y se acercó rápidamente.

—¿Estabas en esta clase? —pregunto sorprendida.

Asentí suavemente.

—Abandone adivinación y tenía que elegir otra materia —dije tranquilo.

Ella asintió entendida y se sentó a mi lado.

—¿Y?¿Entendiste algo? —pregunto ella con una voz suave.

—¿No ves mi cara? —dije señalándome a mi mismo.

Ella sonrió divertida y hablo:

—Si quieres te puedo prestar mis notas de 3rd año —dijo ella suavemente.

Mis ojos brillaron y la mire totalmente agradecido.

—Hermione… —dije sonriendo y abrazándola.

Ella no sabía que hacer asi que alzo las manos sin devolver el abrazo.

Cuando la deje ella me miro sin voz.

—Me abrazaste —dijo atónita.

Ladee la cabeza confundido.

—Claro —dije para luego hacerme otra idea —, ¿O acaso preferirías un beso? —pregunte con una sonrisa burlona.

Ella me dio una mirada entre dudosa y de desprecio.

Sonreí suavemente y me levanté.

—Si quieres puedo pagarte por las notas —dije al conocer su actitud con prestar tareas.

Pero ella sé negó rápidamente.

—Solo necesito que me hagas un favor, pero como todavía no tengo nada pensado te lo diré cuando lo necesite —dijo ella mirándome como lo haría una serpiente.

Sonreí aún más y murmuré.

—Pidelo y será realidad —dije con una mirada tornada en azul profundo.

Ella asintió y rebusco algo en la mochila, rápidamente saco unas hojas que fácilmente podrían ser un libro de 900 páginas.

Suspire, claro, así es Hermione.

Tome las hojas y comencé a caminar.

Pero ella camino a mi lado.

La mire confuso.

—¿Por qué me sigues? —pregunte a lo que ella me miro y pareció un poco indignada.

—¿Yo, seguirte? Estoy yendo a la clase de defensa —dijo a lo que asentí.

—Pero no podemos llegar juntos… —murmure a lo que recibí una mirada un poco triste de ella.

—¿No somos… amigos? —pregunto ella con una actitud tan tierna que casi me muero.

—Vamos —cedi con facilidad.


Suspire mientras escuchaba al profesor Moddy hablar sobre cómo nos enseñaría a tratar las maldiciones imperdonables.

La mayoría de los Slytherin se quejaron, la idea de que un profesor tan propenso a Gryffindor los controlará no les gustó nada.

Pero intervine ya que quería intentar resistir una maldición imperdonable

Con un poco de dificultad conseguí que aceptarán pero no me olvidaría de esta molestia.


Ya habiendo terminado las clases del día llegamos a la sala común.

Estaba tranquilo pero recordé su actitud en clases de D.C.L.A.O y hablé:

—Hey, vengan todos —llame a mis compañeros de Slytherin.

Ellos tardaron un poco pero se agruparon a mi alrededor.

Entonces hablé:

—No quiero que ninguno vuelva a quejarse en clases, quejense en los pasillos, en el comedor o en la sala común —dije con calma —, pero si se quejan en clases o se niegan a realizar las actividades… juro que los matos —dije fríamente.

Ellos parecieron dudar pero uno por uno los mire a los ojos.

Ellos recordaron esa luz verde y cedieron.

—Lo hago por ustedes, quiero que aprendan todo lo que puedan, que no pierdan contra los Gryffindor —dije con un tono cariñoso al mirarles.

Todos y cada una sintieron una sincera preocupación por ellos.

Claro que esos sentimientos eran falsos, no me preocupaban ellos en los mínimo.

Ellos aceptaron el no quejarse en ninguna clase apartir de hoy, bueno, más bien fueron obligados.


Sonreí suavemente mientras leía el tablero de anuncios, lo leí por la contraseña de la semana pero encontré un anuncio más relevante.

El anuncio decía:

“Los representantes de Beauxbatons y Durmstrang llegarán a las seis en punto del viernes 30 de octubre. Las clases se interrumpirán media hora antes. Los estudiantes deberán llevar sus libros y mochilas a los dormitorios y reunirse a la salida del castillo para recibir a nuestros huéspedes antes del banquete de bienvenida.”

Leí con una calma y sonreí.


POV DAPHNE GREENGRASS.

Vance me besaba el cuello suavemente.

—¿Hace cuánto sabes hacer esa maldición? —pregunté con cierta distracción, después de todo sus besos no me dejaban pensar claramente.

El no respondía y sus besos dejaban esas marcas que me marcaban como su propiedad.

Me gire y quede cara a cara con el.

—Te hice una pregunta —dije a lo que el sonrió.

Sus manos tomaron mi cintura y hablo:

—¿Realmente tenemos que hablar de eso ahora? —pregunto el mirándome y mordiendo su labio inferior.

Lo mire a los ojos y el entendió, se que entendió.

Suspiro y me empujó, caí en la cama sin perderlo de vista.

—Te lo diré Daph, pero dejame intentar algo —dijo el sonriendo pícaramente.

Traté de mirarlo a los ojos para saber que quería, pero las sombras de la habitación cubrían sus ojos y solo dejaban ver esos hermosos colmillos que me hicieron dudar un poco.

—Bien, tú haz lo que quieras pero dímelo, ¿Por qué nunca me lo dijiste? —pregunto.

El perdió su sonrisa y se acercó a mí.

Sus ojos azules eran como el mar, me inundaron al igual que su aroma.

—No necesitabas saberlo —dijo simplemente.

Tome su rostro y lo obligue a mirarme.

—¿Solo eso? —El ya había comenzado a quitarme la camisa y suspiro.

—Daph, ¿Siquiera me miraste a los ojos? —pregunto a lo que sonreí un poco.

Claro que los había mirado pero…

No intente entenderlo.

Volví a hacerlo y sonreí con cierto sonrojo en el rostro.

—Eres todo un romántico —me burle de el tratando de que él no lo hiciera primero.

El sonreír y me beso suavemente.

“¿Por qué aprendí el avada kedavra? Para defender mis deseos y mis ambiciones” Referente a la maldición asesina.

“Dentro de mis deseos, Daphne Greengrass, ella es mi mayor deseos”

Cuando escuché esas palabras sonreí enamorada de sus besos y de su cuerpo.


Me levanté de su cama llena de varios líquidos, el humo inundaba la habitación hasta que moví mi varita y todo el humo salió por la cerradura de la puerta.

Mire a Vance que estaba durmiendo tranquilo.

Me acerqué a él y acaricié su pecho, ese tatuaje que tanto me gustaba.

¿Por qué me gustaba tanto?

Simple, porque esa serpiente en específico, la Acanthopis, era el símbolo que mi casa había usado hasta que fue cambiado, todo porque a Salazar le gustaba más.

Lo bese pero cuando me aleje de el note que tenía una pequeña mancha de sangre en su mejilla.

Pero no era su sangre, al instante supe que era la mía.

Mi dedo pulgar limpió la sangre y me vestí para ir a mi habitación.


POV VANCE ROSS.

El 30 de octubre todos los Slytherin hicimos una fila, primero estaban los de primer año y así sucesivamente hasta séptimo año.

Snape nos llevó hacia las afueras del castillo hasta que quedamos enfrente de la entrada del castillo.

Pasaron unos minutos hasta que una especie de casa gigante cayó del cielo jalada de gigantes caballos.

De allí bajaron los estudiantes de Beauxbatons, todos llevaban conjuntos de tonos celestes, la directora era una alta mujer de casi 2,50 metros, creo que se llamaba Olympe Maxime

Esta saludo a Dumbledore y acepto la propuesta de Dumbledore para entrar al castillo en vez de seguir esperando a un tal Karkarov.

Pero cuando hubo silencio un fuerte azul inundó lo profundo del lago.

De allí rápidamente un barco gigante salió salpicando muchísima agua.

De allí salió un tipo que tenía una apariencia similar a la de Sirius Black en los carteles, solamente que tenía ropa de cascanueces y un aspecto un poco menos andrajoso.

Era Igor Karkarov.

“Caso número 3761, condenado por terrorismo y varios delitos individuales, su condena fue reducida por la cooperación para la identificación de varios mortifagos”

Sonreí un poco y entramos al colegio.


Las alumnos de los dos colegios se sentaron en las mesas de mi Slytherin, los de Durmstrang y Ravenclaw, los de Beauxbatons.

Draco hablaba con un tal Krum, creo que había leído algo de el.

¿Perdedor? Creo que esa es la palabra que más había leído sobre el.

Ignore su conversación hasta que mi novia me pasó una sopera de acero.

El líquido adentro me recordó a un guiso.

Al princio lo rechace pero con una mirada triste de ella me servi una gran cantidad.

—¿Cómo se llama? —pregunte a lo que ella me sonrió.

—Es bullabesa —dijo a lo que mire con cierto apetito el plato —, come, confío en que te gustara —aseguro con una sonrisa hermosa.

Con cierto recelo tome el tenedor de plata y tome un mejillón.

Dude pero lo comí.

Temía el no poder comerlo pero con facilidad lo comí.

Abrí los ojos sorprendidos y la mire.

Pero alguien me habló:

—«Pegdona», ¿Has «tegminado» con el bouillabaisse? —pregunto una chica rubia cuyo pelo parecían hilos de plata.

Mi pulso se aceleró y me costó hablar.

Pero cierto pensamiento me calmo.

“Solo peldaños en tu camino” La belleza no interesaba.

—Si, llévatelo —dije desinteresado.

La chica pareció un poco sorprendida pero con cuidado se llevó la sopera.

Cuando mire a mi novia esperando una respuesta celosa me sorprendí totalmente.

Ella distraída cortaba una gran corte de carne con una ensalada de varias legumbres.

Con una leve sonrisa comencé a comer todos los ingredientes, realmente sabía muy bien aunque la sopa me pareció un poco insulsa.

Finalmente terminamos de comer.

En ese momento finalmente hablo Dumbledore:

—Ha llegado el momento —anunció Dumbledore, sonriendo a la multitud de rostros levantados hacia él—. El Torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me gustaría pronunciar unas palabras para explicar algunas cosas antes de que traigan el cofre, sólo para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir. Pero antes, para aquellos que no los conocéis, permitidme que os presente al señor Bartemius Crouch, director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional —hubo un asomo de aplauso cortés—, y al señor Ludo Bagman, director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos —lo presento.

Pero de repente todo el salón estalló en aplausos, claro que su imagen más amable ayudaba pero todo veía del hecho de ser un ex golpeador de quiddich, aparentemente era muy famoso.

Pero ignore todo lo siguiente.

Mire a Daphne que parecía aburrida.

Sonreí y le pregunté:

—¿Sabías que no puedo comer? —dije a lo que ella me miro como si fuera tonto.

—Ay mi Van, tu solo puedes alimentarte con la misma dieta que las serpientes marinas —dijo ella a lo que asentí entendiendo.

Pero no me libre de su mirada extrañada.

Draco me llamó.

—Mire Vance —dijo tirando de mi manga.

Mire

Dumbledore cerró el cofre y con cuidado colocó un cáliz de plata sobre la tapa, para que todos los presentes pudieran verlo bien.

—Todo el que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su colegio en un
Trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz —explicó Dumbledore—. Los aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas para hacerlo. Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres campeones a los que haya considerado más dignos de representar a sus colegios. Esta misma noche el cáliz quedará expuesto en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran competir.

Pasaron unos minutos y todos los visitantes se fueron.

Pero mientras los de Durmstrang se marchaban Krum fue bloqueado por Potter, involuntario.

El se movió y cedió el paso.

El búlgaro paso y le echo una mirada al trio dorado.

Sonreí suavemente y el ambiente en la mesa de Slytherin se volvió tan densa que los menores de séptimo año no pudieron pararse.

Draco y Daphne me miraron y parecieron sorprendidos.

—¿Qué pasa Vance? —pregunto mi novia.

Al darme cuenta el ambiente se apagó al instante, me levanté y fui a mi habitación.


Estaba durmiendo pero de nuevo paso eso.

Estaba viendo a Ross caminar con calma hasta entrar en un baño.

El chico se acercó a el lavamanos y con un movimiento termino con la cabeza totalmente empapada.

—Por fin se calmó —dijo el, con un suave movimiento de su varita se seco el cabello.

Su cabeza ultimate dolia muchísimo en lapsos de tiempo muy cortos y no había ningún encanto que lo solucionará.

Así que solo podía mojarse la cabeza con el afán de solucionar sus dolencias.

Pero cuando la burbuja de su mundo estallo y pudo escuchar su alrededor sonrió.

Camino hacia una de los cubículos del baño y se paró enfrente, sus ojos destellaban un constante cian pero de repente se apagaron.

Por un momento Myrtle la llorona casi llora enfrente de el pero la callo con una mirada fría.

El suavemente abrió la puerta.

Delante de él había una chica… creo.

O sea, reconocí a Hermione, solo que…

Tenía orejas y cola de gata, ciertamente me dio un poco de ternura.

Al parecer a Ross le trasmitió lo mismo ya que se acercó sin dudar.

Su mano se estiró y hablo.

—Hey… hola Miooone —ronroneo el sonriendo y su mano se puso debajo de su mentón.

Acaricio suavemente y ella comenzó a ronronear.

Su rostro por primera vez reflejaba una sonrisa sincera.

—¿Qué hiciste para terminar así? —pregunto pero no dejo de jugar con la gatita.

Ella trato de hablar pero no pudo ya que ronroeaba constantemente.

Y ella no quería alejarlo ya que se sentía muy bien.

Así estuvo media hora en la que espere que algo pasará pero finalmente no dijeron nada.

Se alejo medio metro y tosió recomponiendose.

—Tome una poción multijugos —dijo ella a lo que el sonrió al entender todo.

—Un pelo de gato —dijo suspirando —Ven —dijo el.

Ella dudo pero el tomo su capa propia y la lanzó encima de ella.

—Vamos a la enfermería —indico el sin mirarla.

El comenzó a caminar hasta que llegaron a la enfermería, allí no había nadie pero ella se quedó y el estaba por irse.

—Hey, miauuu —dijo involuntaria cuando lo quiso llamar.

El la mire y sonrió contento.

—¿Qué? —pregunté.

… Pregunto*.

—Esto… que me hayas acariciado el cuello y las orejas… no lo hablaremos de nuevo Ross —dijo a lo que Ross llegó hacia ella en un segundo.

Su mano tomo su mentón y sonrió malicioso.

—¿Qué pasa?¿Te da vergüenza que te allá tocado tanto? —pregunté.

Ella se sonrojo y trato de alejarlo pero el la empujó en la cama.

El se alejo y le saco la lengua como burla.

—No es como que quiera presumir que te toque, solo fue un momento de debilidad Miaune —se burló.

Ella le miro con lágrimas en sus ojitos, llena de molestia y odio.

Pero entendió lo que implican sus palabras.

“No diré nada Granger” dijo de manera tácita.

Ella suspiro y se sintió un poco feliz. Después de todo no quería que todo el mundo sepa lo que pasó y aún peor.

Que le gustó que el la tocará y acariciara.


Salí de la sala común luego de haber dormido toda la noche, por alguna razón no quería hacer nada de nada ayer a la noche, apenas me acosté me dormí.

Caminé aburrido hasta llegar al vestíbulo donde está el cáliz de fuego.

Mire sonriendo gracioso como los gemelos Weasley eran repelidos por el cáliz y a ambos les crecía una gran barba.

Mire un rato hasta que alguien me habló:

—¿Tanto te interesa? —pregunto una suave voz.

Mire a la castaña.

—¿Interesarme? Solo quería saber qué Slytherin sería elegido —dije sonriendo.

Ella me miro y murmuró:

—¿Enserio crees que un Slytherin será elegido?¿Cuál? —pregunto ella sonriendo en forma de burla.

Pensé y pensé pero no se me ocurrió ningún Slytherin capaz y mayor de 17 años.

—Bien, ¿Quién crees que gane Hermione? —pregunte como replica.

Ella pensó y fácilmente hablo.

—Angelina o Diggory —dijo pensando en algún otro.

Sonreí y me acerque a ella.

Suavemente murmuré:

—¿Por qué no lo intentas tu? —pregunte a lo que ella me miro sonriendo un poco coqueta.

—¿Quieres que haga el ridículo? Mejor hazlo tu —dijo ella.

Entonces me di cuenta de que estamos muy cerca, pero en medio de la conversación no me quise alejar, en mis ojos un destello surgió y hable suavemente:

—¿Y si hacemos una pequeña apuesta? —pregunte.

Cuando ella dudo yo hablé de nuevo:

—¿No me debías uno o dos favores? —pregunté recordando lo del hipogrifo.

—Pero yo te di las notas… —trato de decir pero la interrumpí.

—Basilisco mata notas —dije.

Ella suspiro rendida finalmente.

—¿Qué apuesta? —pregunto.

—Bueno, necesito un par de ingredientes para una poción, o la poción preferentemente —dije, al instante ella vio por donde iban las cosas —, los dos pondremos nuestros nombres —dije.

—¿Los dos? —pregunto ella.

—Claro, si aceptan mi nombre tu pierdes, si no tú ganas —dije sonriendo encantador.

—¿O sea que mi resultado es irrelevante para la apuesta?¿Entonces por qué tengo que hacerlo? —pregunto ella tratando de evadirme.

Sonreí y tome su mano.

—Porque me da vergüenza ir solo enfrente de tanta gente —dije a lo que ella me miro y entendió que mentí.

Pero no sé negó.

—¿Tienes lápiz y papel? —pregunto.

Sonreí, solté su mano y busque en los bolsillos de mi capa.

De allí saque un pequeño lápiz usado hasta el hartazgo y unos pequeños papales arrugados.

Primero escribí yo y luego le pase el lápiz y papel.

Con disimulo moví mi varita y una especie de velo grisáceo cubrió a Hermione.

—¿Qué hiciste? —pregunto a lo que susurre.

—Aunque fuiste muy linda como gatita dudo que lo seas con barba —dije en su oído.

Ella se sonrojo y me miro molesta.

—Dijimos que no hablaríamos de eso nunca —murmuro.

—Bien, Miooone —dije imitando el maullido de los gatos al hablar.

Ella se quejó pero la ignore yendo primero y lanzando el papel al cáliz.

Todos se rieron cuando el cáliz me lanzo con tanta fuerza que termine a unos 12 metros.

Me retorcía adolorido mientras me levantaba con varios gemidos llenos de dolor.

Hermione me miro sonriendo satisfecha y dudo pero igualmente puso el papel en el cáliz.

El papel ardió en llamas azules y salió disparado contra Hermione pero el velo lo apago y desapareció como ceniza.


La castaña se fue con Potter y Weasley, no sin antes dejarme con esa interrogantes.

¿Qué me pedirá hacer?

Pero cuando estaba por irme esa mano blanca como la nieve toco mi cuello y acaricio mi nuez de Adán con cariño.

Era evidentemente Daphne.

Ella beso mi cuello y su mano se metió debajo de mi camisa.

Me sorprendí bastante ya que estábamos en un punto donde si alguien se metía en el pasillo nos vería perfectamente.

Pero cuando ya me había excitado ella me miro con desprecio.

—¿De que hablabas con Granger? —Me miro fijamente a los ojos.

Ella lo sabía pero aún así quería que yo lo dijera en voz alta.

—Apostabamos —dije sin temor.

El inocente no debe temer al agresor mientras realmente sea inocente.

La rubia chisto y hablo:

—¿Por qué estás tan amigable con ella últimamente? —pregunto.

Pero yo sonreí.

—¿A que te refieres? —pregunte.

Ella me miro con esos ojos azules como el hielo y murmuró.

—¿Crees que no me daría cuenta? Te conozco como la palma de mi mano, no, aún más, obviamente notaría esas miradas furtivas sin contar con lo que pasó ayer —dijo y se alejo de mi un brazo de distancia —¿Te gusta ella? —pregunto sin saber la verdad.

Primero me sentí confuso pero luego entendí porque dudaba.

“¿Cómo saber si no le gusta o es que está tan escondido dentro de el que no puedo verlo?”.

Asentí entendiendo y sonreí.

—¿Crees que ella es apenas tan linda como tú sombra? No, ni se acerca —Mi mano se estiró y acaricié su perfecto rostro.

Ella cerró los ojos cuando mi mano toco su rostro.

Parecía tranquila al igual que su voz cuando hablo:

—No seamos necios, ella es atractiva, por eso me preocupa que te enamores —dijo con calma.

—No lo negaré y hay cosas que le quedan mejor a ella que a ti. —Este era el amor de mi vida, tranquila y fría —. Por ejemplo no creo que te quede bien preocuparte por elfos —dije a lo que ella sonrió.

—¿Cómo me preocuparía por ellos? Digo, ya están bien como están —dijo ella sonriendo.

Entonces la bese.

Esto me gustaba de ella, pensamos igual.

No tenía que gastar tiempo explicándome, solo nos entendíamos y listo.

Ella se pegó a mi y su cabeza reposo en mi pecho.

—Tengo miedo de que me dejes —admitio con con facilidad.

Sonreí un poco ante su… ¿Chantaje emocional?.

Pero no me importo.

La abracé y sonreí.

—Eso debería decir yo Daph, ¿Sabes lo difícil que es encontrar a alguien como tú? —pregunte sintiendo el calor que me daba.

Ella me miro y ladeó la cabeza.

—¿Cómo alguien como yo? —dijo.

Sonreí y la besé.

—Al amor de mi vida —Ese suave beso era nuestro trato.

Hasta que lleguemos al final este sería como un acuerdo de contrato.

Nos éramos fieles y nos amamos por encima de lo demás, familia y amigos son irrelevantes si no somos nosotros.

Pero esa frase me paro.

“Solo peldaños en tu camino”

Si, la amo con toda mi vida… pero solo mientras no sea un obstáculo.

Eso quería pensar pero ya tenía claro que era un obstáculo, una debilidad mía, pero no podía dejar de amarla, el solo imaginarme un día sin tocarla era la mayor de las torturas.

Cuando ella vio mis ojos noto eso y sonrió coqueta:

—¿Te quedaste con ganas anoche? —pregunto ella sonriendo.


Sentí como su interior me apretaba, la sangre salió de ella entre gemidos y besos sonoros.

Ella estaba acostada boca arriba, mi mano enlazada a la suya, yo encima de ella comenzando a penetrarla.

Aunque estaba muy ansioso me preocupaba más ella que yo, no queda arruinar su primera vez.

Bese sus senos mientras estos botaban por más cada vez más salvajes envestidas.

Sentía como su interior era totalmente virgen, solo mis dedos la habían tocado antes.

Y ahora…

—¡¡VAN!! —grito cuando sentí que su interior me apretaba más, una envestida más y acabe dentro de ella.

Ella parecía un poco somnolienta pero la bese cientas de veces, mis manos no dejaron de acariciar sus pechos.

Daphne sonrió cuando vio que el semen de dentro suyo se desbordaba y una parte salía de ella.

—Fue un montón —dijo sonriendo.

—¿Quieres más? —mi mano subió y acaricio su rostro.

Su sonrisa siempre fue hermosa, la que más me gustaba.

Ella asintió un poco avergonzada.

—No tienes qué tener vergüenza, yo estaría haciendo todo el día —murmuré besándola y volviendo al tema.


POV DRACO MALFOY.

La mayoría de mesas del salón había sido movidas y apoyadas contras paredes.

Quedó una especie de pasarela en medio del salón que llegaba hasta la mesa de los profesores, allí en vez de la típica mesa había un hermoso cáliz de plata que tenía algunas llamas azules, aunque seguro que Van las llamaría cian.

A lado del cáliz había tres personas.

Ludo Bagman, Bartemius Crouch y el mismo Dumbledore.

Todos los alumnos hablábamos emocionados.

—¿Quién será elegido? —pregunto ella.

—Para mi Credic Diggory —dijo Astoria a Pansy.

Poco tardamos en empezar a apostar quién sería elegido.

Todos hablaban entre susurros hasta que Dumbledore decidió que ya era momento de que la ceremonia comenzará.

—Según parece que el cáliz está por tomar una decisión, cuando lo haga lanzará un papel con el nombre del campeón de cada escuela —dijo con una voz que retumbó en todo el salón —, pido que pasa campeón camine al frente hasta llegar a la mesa de profesores y luego gire a esta habitación, allí recibirán instrucciones —dijo.

Unos segundos pasaron hasta que las llamas azules se volvieron rojas.

Todo el salón tomo un tono escarlata.

Del cáliz salió un pequeño papel y el Gryffindor Jordan Lee grito:

—El campeón de Durmstrang es… —Leyo el papel —¡Viktor Krum! —dijo.

Todos los Slytherin felicitamos a el búlgaro que se levantó de la mesa y siguió el camino que Dumbledore le había dicho que hiciera.

Pasaron dos minutos y un papel cayó en las manos de Jordan mientras el cáliz volvía a su fuego azul.

El chico grito:

—¡La campeona de Beauxbatons, Fleur Delacour! —grito.

La hermosa rubia se levantó y camino de manera coqueta hacia la sala de trofeos.

Mire la mesa de los Ravenclaw y note como la mayoría de chicas desoladas rompían en llanto.

Sonreí un poco.

“Muchas chicas desoladas…” Pensé divertido.

Pero de repente el cáliz comenzó a a agitarse fuertemente. El fuego azul se extingio y un fuerte fuego rojo surgió pero también se extinguió.

De repente toda la sala brillo de color esmeralda, del cáliz un fuerte fuego verde suave apareció con casi dos metros de altura.

Un pequeño trozo de papel cayó mientras un pequeño fuego en su esquina se extinguía.

El papel cayó y no fue en las manos de Lee, cayó directamente en las manos de Dumbledore.

El viejo pareció masticar el aire y no pudo hablar.

Miro hacia rosas direcciones y hablo con voz serena.

—Vance Ross —El murmuro resonó en todo el salón.



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