Renasco En Harry Potter Con Ojos Mágicos

Un Poco Curioso

Me desperté y sentí un fuerte dolor en mi mano derecha.

Mire rápido y note como mis dos manos temblaban descontroladas.

Cerré mis ojos y trate de pensar con calma para llegar a las razones posibles.

Una palabra apareció en mi mente.

Abstinencia.

Ciertamente no me sorprendía pero no sabía que hacer.

¿Cómo se maneja un ataque de abstinencia?

Rápido metí la mano debajo de la cama y allí había una cajetilla de cigarros, tome uno y lo prendí con la varita.

Solamente el humo redujo un tercio de los temblores dejando claro que este cuerpo tenía una clara adicción.

Me puse el cigarro en la boca y casi al instante deje de temblar.

Sentí el sabor del humo en mi boca y vi como humo salía de mi boca cuando exhale.

Mi cuerpo había automatizado el fumar, ni siquiera me di cuenta que apague el cigarro en mi muñeca hasta que sentí el ardor.

Maldije pero antes de darme cuenta casi media caja había sido vaciada.

Me guarde la caja en el bolsillo y masculle una maldición, otra vida...

Si sigue así no durará mucho.

Como sea.

Me fui a duchar para ir a desayunar.

Llegue al gran salón y había un gran revuelo sobre un tal "Sirius Black".

Mire con curiosidad y note como recibí la mirada hostil de una chica de pelo... ¿castaño? A este punto parecía que solo trataba de adivinar los colores.

Luego recordé que Draco, un cercano a mi, solía molestar a Potter.

Suspire y desvíe la mirada para luego sentarme a desayunar.

Al rato llego Daphne que se sentó a mi lado.

-Buen día -saludo mientras se servía té y tomaba un par de tostadas y les huntaba mermelada.

Unos minutos fue lo que tardo una lechuza marrón que le dejo el profeta a ella.

Con calma leyó y casi se atraganta.

Golpeé su espalda, tardo un poco pero luego trago.

-¿Estas bien? -pregunté preocupado por ella.

Ella se acercó y me mostro el diario titulado "El Profeta".

-Sirius Black, ha sido visto en los alrededores -dijo pegándose a mi -¿Crees que ha venido para matar a Potter? -Pregunto interesada.

Sonreí y hablé.

-¿Para que más si no? -le pregunté a lo que ella asintió y miro de reojo a la mesa de los Gryffindor.

-Cierto... -murmuró separándose de mi.

-¿Qué, tienes miedo por Potter? -pregunte burlandome de ella.

Ella me miro con molestia y negó.

-Solo recordé que Draco tiene un parentesco muy cercano a los Black, como tú -dijo señalándome como si quisiera ser cuestionada.

Le mire y sonreí.

-¿Así que te preocupabas por mi de nuevo? -pregunté a lo que ella me miro feo.