Honey Eyes ⎯⎯ Juanplay

XVI

Después de varias semanas esperando para dar el primer paso, hoy fue el día indicado.

Luego de todo el revulú con lo de la boda de Abril y Juan, y lo de Raúl, hubo paz por unas semanas, Juan y Raúl regresaron al trabajo normal, la madre de Juan pensaba que el chico de lentes había aceptado todo y que se casaría con Abril, Ddaeng.

Los chicos regresaron a su rutina regular, como todos son unos chismosos en esa empresa, se enteraron al día siguiente de todo lo que había pasado, ahora los chicos tendrían que actuar como si no fueran pareja para que ellos también fueran parte del engaño.

El día de hoy, como ya dije, dieron el primer paso para el plan de la boda, en resumen, Juan le dijo a su madre que como se casará con Abril, necesitaba una casa para que ellos dos vivieran juntos, a lo que su madre, como fue la que inventó todo esto, tendría que comprarles la dichosa casa.

Juan siguió el plan a la perfección y todo salió genial, Andrea, pondría la casa a nombre de Juan por cualquier suceso e iría a visitarlos de vez en cuando.

Ahora, Juan y Raúl tendrían su propia casa, Abril estaría ahí pero no es de molestar mucho, entonces la casa sería para los tres.

Estaban en en trabajo, Juan y Raúl se mantenían alejados por si algún chismoso entraba a la oficina sin tocar y los veía juntos, aún así Juan de vez en cuando cerraba la oficina con seguro para sorprender a Raúl y besarlo, claro que este le decía esperara, que los podrían ver tras el cristal.

― ¡Raúl! ¿Puedes dejar que te bese aunque sea solo un milisegundo? ― Dijo Juan un poco cansado de esto.

― Juan, aún estamos en el trabajo, cuando lleguemos a casa me besas todo lo que quieras ¿si? ― Dijo casi en un susurro.

Juan rodó los ojos. ― Está bien, cuando estemos en casa, ¡pero no te vas a negar!

― Sisi, lo que digas, te amo. ― Sonrió en grande. Se levantó de su silla para acercarse a la puerta. ― Voy por un jugo, ¿Quieres algo? ― Juan negó con la cabeza. ― Bien, enseguida regreso.

Raúl salió de la oficina y cerró la puerta tras él, se dirigió a el lugar en donde estaba el café, justo al lado había una pequeña nevera de donde sacó el jugo de naranja, su jugo favorito.

Regresó a la oficina, se encontró con un Juan muy tranquilo viendo a través del gran ventanal que había detrás de ellos, se acercó y se paró justo al lado.

― Siempre he pensado que esta vista es demasiado bonita como para compartirla con alguien con el que no tenga una buena amistad. ― Dijo Juan dándo una mirada linda a Raúl.

― Entonces..., gracias por compartir esta linda vista conmigo. ― Raúl le regresó la mirada a Juan. ― Te tengo que agradecer por tantas cosas que no tengo por donde empezar. ― Regresó su mirada al ventanal.

― No me tienes que agradecer absolutamente nada, con solo que estes a mi lado es suficiente. Por tí descubrí muchas cosas de mi que no sabía, así que yo tendría que agradecerte a ti por todo. ― Suspiró.

Raúl rompió el pequeño espacio que había entre ellos para unirse en un beso, un beso que querían, sobre todo Juan, fue un beso calmado, no había trasfondo en ese beso. Se separaron por falta de aire.

― Ahí está el beso que tanto querías.  ― Juan acarició la mejilla de Raúl. ― No me pidas otro hasta dentro de mucho. ― Dijo par darle un sorbo a su jugo.

Raúl retrocedió y se sentó en su silla. ― ¡Oye! ¿Cómo que hasta dentro de mucho? ― Juan se acercó a Raúl. ― No puedo vivir sin tus besos. ― Las mejillas de Raúl de tornaron de un rosa muy bajito como para verlo desde lejos.