III

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Paso la semana de prueba para Raúl, el antes mencionado trataba de vez en cuando a Juan de usted puesto que aún se le hacía raro hablarle de "tu"

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Paso la semana de prueba para Raúl, el antes mencionado trataba de vez en cuando a Juan de usted puesto que aún se le hacía raro hablarle de "tu".

Juan y Auron no hablaron mucho esa semana de prueba, Juan intentaba sacarle un poco de información sobre Rául, aunque sea una cosa mínima, Rául no soltaba por ahora nada, eso hacia que Juan se entristeciera un poco.

Esa semana, también empezaron a surgir sentimientos en Juan, esos sentimientos no los tenía desde que era adolencente, pero esta vez era diferente, esta vez tenía sentimientos por un chico, ¡UN CHICO!

Juan realmente estaba cayendo a los pies de un chico.

Juan realmente estaba cayendo a los pies de un chico

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Pov; Auron Lunes 6:30 am

Llevo trabajando en la empresa de Juan desde hace 1 semana, por ahora no hemos hablando mucho, de vez en cuando el me intentaba sacar algo de mu vida personal pero yo no me dejaba.

Ya casi no veo a Luzu como antes, aveces él llega tarde, aveces yo llego tarde, y eso me hace sentir triste, pues yo siempre estaba en casa pero como trabajo ya no lo veo.

Eran las siete y media, llegué justo a tiempo, iba llegando a mi piso y lo vi a lo lejos en su oficina.

Pov; Juan Lunes 7:00 am

Hoy desperté muy contento, volvería a ver a mi nuevo secretario, no me saco su nombre de la cabeza, tampoco me saco de la cabeza sus lindos ojos color miel, toda la tarde del día de ayer se la pasó pensando en Raúl y sus hermosos ojos.

Juan se levantó de su cama y se dio una ducha larga, hoy sería un buen día, se cambio, arregló su cama y bajó al comedor, solo estaban Axozer y su madre.

― ¿Juan? ¿Por qué te ves tan feliz? ― preguntó Axozer curioso.

― Por nada Axo, no andes de curiosito. ― dijo y después rió. ― Yo siempre estoy así de feliz.

― Buenooo, te creo. ― dijo y termino de comer su desayuno. ― Ya me tengo que ir al colegio, ¡Nos vemos Juan! ¡Nos vemos Mamá! ― Se despidió Axo.

― Yo también me voy mamá, tendré un día muy ajetreado en el trabajo, quizá llegue un poco tarde ¿si? ― dijo Juan y procedió a darle un beso en la frente a su madre. ― ¡Me voy, adiós madre! ― terminó de decir y salió de su casa.

Tomó su auto y fue directo a la empresa, hoy llegaría un poco más temprano que otros días.

Juan llegó a su trabajo he hizo su rutina de siempre, saludó a los del primer piso y se subió al elevador.

Ya en su oficina, Juan esperaba impaciente la llegada del chico bonito.

Juan despertó de su ensoñación cuando escuchó que tocaron la puerta.

― ¡Adelante! ― dije y la puerta se abrió lentamente.

Pude apreciar nuevamente a su nuevo secretario, esta vez más a detalle, hoy vestía una camisa color beige y un pantalón negro, sus ojos color miel destacaban mucho más que otros días, al igual que su cabello con mechones rubios, se quedó analizándolo un momento y decidió hablar.

― Buenos días Raúl, que gusto que ya hayas llegado. ― dije dándole una cálida sonrisa.

― Buenos días Juan, también es un gusto para mí estar aquí. ― dijo y me devolvió la sonrisa.

― No te quedes ahí parado, pasa, pasa, hay que hacer unas reformas para tu lugar aquí en mi oficina, así que por ahora seguirás en mi escritorio. ― dije y lo volví a ver. ― Ya ha pasado una semana y aún no tienes un lugar en mi oficina, que tristeza. ― Raúl se sentó, nuestras miradas se cruzaron por primera vez en el día.

― ¿Qué haré hoy, Juan? ― me preguntó Raúl, perdimos el contacto visual, y giro su vista hacia el grandísimo ventanal.

― Uhm, pues ver como trabajo, después te diré que hacer, no te preocupes. ― le respondí volteandolo a ver.

Raúl tomó su asiento y lo diriguió cerca de mi computadora, se acomodó y empezamos nuestra labor matutina en el trabajo, revisamos y firmamos papeles, recibimos gmails, entre otras cosas aburridas.
Llegada la 1 pm pensé, ¿Por qué no invitarlo a comer?

― Oye Raúl, perdona que te interrumpa, ¿Quieres ir a almorzar? Hay un restaurante muy bueno cerca de aquí. ― Quité mi vista del computador y volví a ver esos lindos ojos.

― Raúl levantó la vista, se quitó los lentes que traía puesto y me dijo: ― ¡Por supuesto!, me encantaría ir a almorzar . ― Respondió dejando sus lentes y tomando su teléfono.

Salieron de la oficina y se dirigieron al elevador, se sumergieron en un silencio para nada incómodo. Llegaron al primer piso y Raúl salió primero del elevador, caminaron hasta la entrada.

― ¿Vamos en mi auto? ― pregunté.

― ¿No era que estaba cerca?― Dijo y lo miré, él rió. ― Es broma, vamos.

― Me reí por lo bajo. ― Está bien, vamos. ― dicho y hecho, fuimos al estacionamiento, nos subimos en el auto y fuimos directo al restaurante.

Durante el camino, no hablamos mucho, cambié la radio y estaba sonando una canción, escuché que Raúl empezó a tararear dicha canción.

Llegamos, estacioné el auto, salimos de él y entramos al restaurante.

― Busca la mesa que más de guste, voy un momento al baño. ― le dije, el asintió y fue en busca de una mesa.

Fui al baño por un momento, necesitaba arreglarme el cabello, llegue allí, me pare frente al espejo y empecé a arreglarme un poco mi cabello, ¡Debía estar perfecto!

Salí de allí y vi a Raúl sentado en una mesa cerca de un grandísimo ventanal, sonreí y me acerque.

Llegué y decidí hablarle.

― Oye, cuéntame más sobre ti, no quiero que siempre nos quedemos en este silencio. ― dije y Raúl rió.

― La verdad, no soy una persona interesante, nací en Badalona, a los 7 años me mudé a Barcelona, mis padres se divorciaron, así que un tiempo estaba aquí en España y otro tiempo en distintos países de Asia. Terminé mi secundaria y de una vez pasé a la universidad, y ahora tengo trabajo. ― terminó de decir y sonrió. ― Ahora cuéntame sobre ti.

― Pues tampoco algo muy interesante, nací en Colombia, al año me trajeron aquí a España, las vacaciones siempre las paso en Colombia, terminé secundaria y fui 3 años a la carrera que iba a escoger, luego mi padre me entró su empresa y tuve que dejar mi carrera a medias, tengo la empresa desde hace 2 años, y hace unos días contraté a una persona muy guapa. ― Dije mirando a Raúl, este quito su mirada, aún así se notaba el pequeño rubor en sus mejillas. ― Mi madre es española y mi padre colombiano, nunca se me pegó el acento de acá. ― dije y volví a sonreír.

Continuaron hablando poco de sus vidas, con pequeños sonrojos, pequeñas sonrisas y pequeños sentimientos creciendo de apoco.

Por poco lo olvidaban... ¡Debían regresar al trabajo!

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Espero les haya gustado mucho! Nos vemos

:o

Honey Eyes ⎯⎯   JuanplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora