THE 1

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Ese día Rayla se disponía a ir a la heladería Coney Island a ayudar a su amigo, sabía perfectamente que no necesitaba ayudas pero tanto como ella sabían que Rayla necesitaba despejar su mente, necesitaba paz pero sobre todo necesitaba seguridad.

En ese instante se encontraba en la parada del bus esperando a que llegara el que le llevaría al parque. Según la pantalla de la parada estaba a la vuelta de la esquina.

Fue entonces cuando el bus estaba llegando y ella se disponía a prepararse para subir, cuando le vio.

Apenas estaba a unos metros de la parada. Y él la había visto. La había estado viendo durante todo este tiempo.

Rayla no pensó que verlo después de pasarse días evitándolo después de la pelea le provocaría tanto impacto. De repente le entraron ganas de llorar. Le extrañaba. Extrañaba su 'ellos' y como eran antes de todo.

Antes siquiera de que una lágrima se resbalara por su mejilla y justo cuando Callum había estado a punto de gritar su nombre para que se detuviese, llegó su autobús. Y Rayla no pudo estar más agradecida.

Subió al bus, pagó rápido y fue directamente a sentarse al lado de una de las ventanas mientras intentaba aguantar las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, durante todo el camino al parque.

En cambio Callum intentó llegar hasta la parada antes de que ella se subiera. Había intentado hablar con ella durante dos semanas, pero había sido imposible, ya que Rayla solo le evitaba.

Pero no llegó a tiempo. Ella ya había subido al bus. Y el bus ya se estaba alejando cuando él seguía corriendo para intentar alcanzar a Rayla.


Rayla por fin llego a Coney Island. 

-¡Me alegro de verte pequeña!

- Hola...- Saludo con voz desanimada, Connor frunció el ceño, había unos minutos cuando había hablado con su amiga ella estaba bien ¿Qué había pasado?

- ¿Estás bien Rayla? - Se acercó a ella cuando vio que tenía los ojos rojos.

Rayla asintió, pero el sollozo que escapó de su boca dio a entender que no era verdad, Connor la abrazo cuando ella se derrumbó a llorar.

- Ven a sentarte. - La acompañó hasta la silla más cercana,- ¿Qué ha pasado Rayla?

Ella no respondió.

-¿ Tiene que ver con Callum? - El sollozo que salió de su amiga le dio la confirmación.

- Lo... lo he visto al venir, en la parada del bus. - Rayla intentó limpiarse las lágrimas. - Y él me ha visto, y...

- Está bien Rayla, no pasa nada. - La tranquilizo Connor.

- Si, si pasa - se quejó Rayla pasando sus manos por su pelo. - Porque si solo una maldita cosa hubiera sido diferente todo sería diferente ahora. - Rayla exhalo. - Si no me hubiera enamorado de él todo sería diferente y yo no estaría así o quizás el me habría creído y...

Rayla pensó en todo lo que podían haber sido, habría sido dulce y divertido estar juntos, lo habría sido si ella fuera la indicada para Callum, pero supuso que las mejores peliculas nunca se hicieron al igual que los grandes amores de todos lo tiempos terminan, porque se suponían que habían tenido algo ¿verdad?

Pero suponía que ahora Callum lo estaría haciendo genial con su nueva novia Claudia, teniendo aventuras por su propia cuenta.

-¿Y se lo has dicho?- Pregunto Connor interrumpiendo los pensamientos masoquitas que pasaban por la cabeza de Rayla.

-No, pero tampoco serviría de nada ahora, el quiere a Claudia, fue a ella a quien creyó ese día , yo... yo solo fui una ayuda o entretenimiento. - Rayla suspiro,- ni siquiera se si signifique algo para el, pero después de ese día no creo que ahora le importe lo mas mínimo, no después de lo que paso.

-Rayla... -Empezó Connor pero Rayla lo corto antes de que continuara, no quiera oír lo que le iba a decir, se hacia una idea y no podía oír esas palabras, todavía no, quizás cuando sanara, cuando le olvidara y Callum no fuera mas que un recuerdo borroso en su memoria, si algún día lo conseguía, si conseguía dejar a Callum en el pasado algún día quizás podría oír esas palabras y ya no le importaría, pero ahora Callum todavía significaba algo para ella y en ese momento supuso que Callum siempre significaría algo para ella, por lo que nunca estaría lista para oír esas palabras, no si esas palabras le darían esperanza y la dejarían soñando como una idiota adolescente enamorada.

Porque tal como Rayla le dijo a Callum una vez; si nunca sangras, nunca crecerás.

-No... ¿sabes? he venido a despejarme, ¿qué te parece si empezamos a preparar para abrir? He traído la guitarra para cantar mas tarde.

Connor se dio cuenta de lo que Rayla quería hacer y estaba haciendo, fingir que no había visto a Callum, que eso no le había hecho daño, simplemente fingir que no paso delante de el  y, cuando estuviera sola derrumbarse. Connor ya había intentado que no hiciera eso antes pero el impedimento de que Rayla levantara otra vez sus murallas emocionales era imposible, la ultima persona que había conseguido traspasarlas había sido Callum y ahora las estaba levantando otra vez por esa misma persona.

Así que Connor no tuvo mas remedio que seguirle el juego y darle la tarde de tranquilidad que ella había ido a buscar.

Y ahora ella sabia con certeza que se arruinaría por él un millón de veces, ya que no podría dejarlo ir cuando él dejo su huella en su alma y decirle adiós a eso sería como morir por mil cortes.

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