6. Un nuevo problema

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—He visto muchos documentales donde todo empieza así, ¿sabes? El chico misterioso y con problemas de ira se enamora de una chica estudiosa y dulce —frunzo mi ceño, pero la dejo continuar con su pequeño ataque de histeria—

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—He visto muchos documentales donde todo empieza así, ¿sabes? El chico misterioso y con problemas de ira se enamora de una chica estudiosa y dulce —frunzo mi ceño, pero la dejo continuar con su pequeño ataque de histeria—. Un día él se le declara, pero ella lo rechaza, entonces la ira de él se vuelve hacia ella y a su siempre pequeño grupo de amigos. Uno a uno va cayendo, hasta que llega a ella y ¡Pum!, muerta.

Parpadeo dos veces, impresionada por la capacidad de Anna de soltar tantas palabras por segundo.

—¿Terminaste?

—No, aquí viene el final trágico. Meses después se encuentra un cuerpo desconocido en una carretera que sale de la ciudad, y al analizar el cuerpo se dan cuenta que es de aquella joven de aspecto delicado que rechazó a un boxeador clandestino muy agresivo.

—Excelente historia. Puedes publicarla y de seguro será un best seller.

Anna se vuelve a mí, furiosa. —No estoy jugando.

—Lo siento, lo siento, pero ¿acaso te has oído? Solo vendrá a esta cafetería llena de gente para hablar como personas civilizadas.

—¿Ah sí? ¿Y cómo demonios explicas que sepa donde nos encontramos?

—Huh... Lo siento, había olvidado ese pequeño detalle. Me perdí en tu adictiva historia —Anna me tira una mala mirada—. Lo siento, suelo evadir mis problemas con chistes. Mi madre dice que lo heredé de mi padre.

Anna se cruza de brazos y endurece sus rasgos, dándome a entender de manera silenciosa que ya es tiempo de pensar en un plan que nos asegure salir vivas de esta.

—Bien, ya basta de tonterías y concentrémonos —yo misma silencio mis chistes en este mal momento—. Antes de nada, le preguntaré cómo me encontró y, de su respuesta no ser convincente, lo reportare a la policía.

—Y volverás a Alemania —Anna añade—. Por si sus amigotes se enojan —aclara.

Asiento. —Bien. ¿Y si su respuesta es convincente, qué?

—Dile que eres una refugiada pobre que huye de una guerra interna en Alemania para que te tenga pena.

Ahora soy yo la que se cruza de brazos.

—Quieres que mienta.

—Obviamente. Él es peligroso. Pe-li-gro-so —dice, separando las silabas para hacer más énfasis en su punto—, por lo que tienes que buscar la manera de salir de su vida antes de que alguien te empiece a relacionar con él.

Vuelvo a asentir. —Tienes razón. Le diré que estoy escapando de una guerra y soy muy pobre.

—Tampoco exageres. Necesitamos que nos crea —Anna saca su teléfono y me llama. Toma la llamada desde mi móvil y me pone mi teléfono en las manos—. Mantenlo escondido debajo de la mesa y nunca lo cuelgues. Estaré escuchándolos desde otra mesa.

Perfecta atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora