12. Cuerda floja

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Para mi suerte, la última hora en la que Collin estuvo en mi departamento se hizo bastante corta

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Para mi suerte, la última hora en la que Collin estuvo en mi departamento se hizo bastante corta. Un largo silencio incómodo después de que le dejé en claro ese par de puntos, él ya estaba en la puerta, prometiéndome que para nuestro próximo encuentro de estudios practicaría más. Claro, como si eso fuera a hacerle entender la física.

Así que, aprovechando que me encuentro totalmente sola y no tengo ningún compromiso por las próximas horas, saco aquel pedazo de recorte que Tyler puso en el bolsillo delantero de mi jean; y cuando por fin lo tengo en mi mano, me doy cuenta de lo maltratado que está. Con cuidado de no romperlo o maltratarlo más, lo desdoblo y empiezo a leer el contenido de la noticia.

"La justicia es realmente ciega ante el llamado de auxilio de los residentes de Wenderwall", es el titular. Y si bien el título ocupa toda la parte de arriba del periódico, dando a entender que el artículo ocupaba toda la página, él solo me entregó un pequeño trozo de la parte superior del artículo, que, en resumen, trata sobre los movimientos ilegales a las afueras de Wenderwall y cómo las autoridades hacen caso omiso, así el autor culpando directamente a estos mismos de estar siendo comprados por los que apoyan la vida del bajo mundo.

Volteo el trozo de periódico al notar que hay tinta que se traspasa de la parte trasera, dándome cuenta así de que él había escrito su nombre seguido de su número telefónico y un "Llámame si quieres saber la verdad". Y claro que yo quiero saber la verdad.

Así que, ignorando mis alarmas internas o los intentos de Collin y su amigo para que no hablemos, termino marcando el número que le sigue a su nombre: Tyler Levini.

Uno, dos, tres tonos, pero nada. Justamente cuando suena el quinto tono y estoy a punto de colgar, del otro lado suena su voz.

—¿Quién es?

Evito tirar el teléfono por el susto, pues por un momento llegué a pensar que había marcado el número mal o que tal vez no respondería.

—¿Quién es? —él vuelve a insistir, molesto por la espera—. Si es una maldita broma telefónica...

—Hola.

Puedo escucharlo suspirar del otro lado.

—Pensé que no llamarías.

—No puedo quedarme con la duda.

Del otro lado escucho su risa, seguido de agua cayendo.

—¿Me vas a contar todo? —pregunto.

—Lo esencial, sí.

—¿Solo lo esencial? ¿Qué hay de lo demás? Quiero saber los detalles.

Tyler ríe. —Eres tan transparente. Pero si insistes, sí, te lo contaré todo. Aunque para eso necesitaremos tiempo.

Tiempo... Ah, claro, ¡la carta de la academia!

—Dame un segundo —le pido a Tyler mientras corro por mi mochila. La abro y dentro de uno de mis libros me encuentro con aquella carta que me dio el amigo de Collin—. ¿Puedo llamarte mañana?

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⏰ Última actualización: Mar 29 ⏰

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