006 | PARTE DEL EJECUTIVO

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006:
PARTE DEL EJECUTIVO

Al entrar en la sala, pudo visualizar a varios conocidos sentados en la mesa. Algunas sillas todavía estaban vacías. El sombrerero sonrió ampliamente al ver a la joven Kyoko adentrarse en su territorio, más no le dijo nada, simplemente le señaló el asiento que quedaba al otro extremo de la tabla, frente a frente, pero a varios metros de distancia.

Repasó despacio a las personas que habían por ahora. Ann era una de ellas, con sitio cogido por la zona central. Miró a su derecha, Chishiya le había dedicado un saludo cuando se sentó junto a sí. También reconoció a Aguni, y a su lado Niragi. Hasta Samura estaba detrás de ellos. El resto, no tenía ni la menor idea. Los había visto antes, sí, en su llegada. Pero no recordaba el nombre de ninguno.

—Cada vez estamos más cerca de conseguir todas las cartas —anunció el número uno, cuando ya estuvieron todos presentes. Se puso de pie, y rodeó la silla donde se sentaba para admirar los dibujos tachados en el cartel—. Solo nos falta un poco más. Un último esfuerzo.

—Pero todavía no han aparecido figuras —fue Aguni quien pronunció palabra. El hombre giró brusco hacia su compañero.

—Es cierto, pero estoy seguro de que muy pronto aparecerán.

Kyoko se encontraba analizando con extrema sutileza la forma que aquellos dos hombres tenían de mirarse. Todo su entorno era tensión que podía ser cortada con un cuchillo en el mismo aire, pero esa tensión parecía tener un trasfondo mucho mayor al que se veía. Se percibía profundo, y el resto tan solo podían observar la superficie.

Chishiya le dedicaba pequeñas miradas a la nueva integrante, mientras permanecía recostado en la silla con los brazos cruzados sobre su pecho. Entrecerró los ojos, tratando de adentrarse en su cabeza. Desde fuera se la veía neutral, pero el chico sabía que algo pensaba. Ojalá saber el qué.

—Además —el de la bata continuó. Caminó hacia el pelinegro y puso las dos manos sobre sus hombros, dejándole un apretón suave—, con más aportaciones únicas que hagamos como la de Niragi, será mucho más rápido.

Todos desviaron los ojos del sombrerero y Niragi para mirarla a ella. La observaban como si fuera un trofeo, un objeto inanimado, una reliquia que tenían bajo su poder. Tan solo una marioneta. Kyoko no dejó ver ni un ápice de emoción. Esa fue toda la atención que le dedicaron, antes de ponerse a hablar de nuevas estrategias y distribuciones de juego para esa semana. También mencionaron algo sobre una salida para buscar algunos suministros médicos, así como nueva ropa, ya que cada vez tenían mayor cantidad de heridos en los juegos. Ahí desconectó. Los dejó trazar sus formas.

—¿Qué te pareció tu primera reunión? —eso fue lo primero que le preguntó el peligris cuando abandonaron la sala. Los dos caminaban juntos hacia algún punto cualquiera.

—Demasiadas palabras vacías —respondió. El joven meneó la cabeza de arriba a abajo—. ¿Qué sabes de Aguni y el sombrerero? Se veían...

—¿Qué?

Realmente estaba interesado en sus palabras. La analizaba tanto como ella a él. Constantemente. Sobre todo esos días, después del último juego, había tenido especial fijación. Su excusa fue la cura correcta de la herida.

—No lo sé. Fue extraño. Parecía que había algo raro con ellos dos —se encogió de hombros. No sabría explicarlo mejor, no todavía.

Unos pasos a sus espaldas les hicieron callar sobre el tema. Alguien se les acercaba. En su lugar, Chishiya lanzó una proposición despreocupada, pero inesperada.

—¿Te apetece si nos sentamos a tomar algo fuera?

—La verdad es qu-.

—Me da que no va a poder ser —Niragi rompió la poca distancia entre los dos amigos, por llamarlos de algún modo, y se colocó entre ambos—, una lástima. Kyoko tiene exploración con nosotros. El número uno acaba de concedernos el pase.

hangover ; chishiya shuntaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora