017 | REY DE PICAS

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017:
REY DE PICAS

—No empieza ningún juego —dijo Arisu.

—¿Ha pasado ya una hora? —habló Usagi esa vez.

—A lo mejor han olvidado darle al botón de inicio.

El comentario sarcástico de Chishiya logró que Kyoko pusiera los ojos en blanco y los rodara. ¿Ahora había decidido dejar atrás su semblante serio y de capullo integral y hacerse el graciosito? Ni si quiera era el momento para ello. Bufó, molesta, y sintió como los ojos del peligris se clavaban en ella. Él sabía que cada vez que hablaba o hacía alguna cosa salía a relucir su molestia por su actitud. Se sentía criticado, y eso no le gustaba lo más mínimo.

—¿Sabes? —empezó a pronunciar Chishiya. Su cuerpo giró en dirección a la morena, esperando captar su atención—. Si tienes algo que decirme puedes hacerlo ahora.

—¿De verdad quieres que te diga todo lo que tengo para soltarte? —vaciló, enfadada. Ella también rotó la dirección de sus pies al de cabello platino.

—Callaos —replicó Usagi. Adelantó unos pasos a los del grupo y se colocó la primera—. Oigo algo.

Los cinco dirigieron la atención a una de las entradas al cruce, de la cual al cabo de un minuto salieron varios coches que se habían usado para transportarse a los juegos durante todo aquel tiempo. Kuina indicó en un murmuro que eran de La Playa, mirando a su amiga.

—¿Qué pasa, chicos? —preguntó Arisu a uno de los que bajaba de un todoterreno—. ¿Qué hacéis aquí?

—Hay zepelines. Y hemos oído que el siguiente nivel iba a empezar.

—Bueno, eso aún no...

Un disparo sonó a la lejanía, atravesando al instante al joven que había hablado con Arisu hacía un momento. Los ojos de Kyoko se abrieron con sorpresa, y dio unos pasos atrás justo cuando el siguiente disparo sonó. Ni si quiera se veía de dónde venía.

—Un fusil —murmuró Chishiya. Al dar un paso más atrás Kyo chocó con su pecho. No había calculado aquello—. Larguémonos.

—¡Detrás de los coches! —gritó una de las personas recién llegadas.

—Es un fusil antitanques —comentó el peligris para sí mismo. Sabía que Kyo le oía—. No sirve de nada esconderse detrás de un coche. Vamos.

La mano del chico había buscado la de su amiga para tirar de ella, pero esta en su lugar la había apartado de un manotazo. Unos instantes fue el tiempo que se observaron, en silencio, y acto seguido la chica ya le abandonaba para ir junto al resto.

—¿Ya ha empezado el juego? —preguntó Kuina, confundida. Se habían escondido tras una de las bocas de metro de la zona.

—No lo sé —respondió el de cabello plata.

—Pero no tenemos las reglas.

—¡No hay reglas! Nos están masacrando —Arisu habló con miedo.

—Ese fusil mata a un kilómetro de distancia.

El sonido de los disparos cambiaron. Ahora sonaban en ráfagas.

—Y ahora es un rifle de asalto.

—¿Pero cuántos son? —Usagi asomó la cabeza por el muro, intentando ver algo.

—¡Vienen más jugadores! —señaló la de rastas. Kyoko también asomó para ver lo que decía, y quedó anonadada de ver a tanta gente correr por el cruce.

hangover ; chishiya shuntaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora