Prólogo

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–Bien, señor Yoon, me parece que podemos darlo de alta al fin. –Dice el médico mientras firma las formas. –Su esposo está afuera esperándolo cuando esté listo.

–¿Tengo que ir con él? –Pregunta un tanto inseguro, tomando con fuerza las sábanas que cubren el colchón de la camilla en dónde pasó las últimas noches.

–Bueno, es la persona responsable según su póliza de seguro. Y en su estado, me temo que dejarlo ir por cuenta propia podría ser peligroso. –Explica el de bata y JeongHan solo asiente, dubitativo.

Al terminar el hombre le dice que tome su tiempo para abandonar la habitación y así hace.

Pasan cerca de cuarenta minutos en los que solo da de vueltas preguntándose si irse es lo correcto, podría quedarse hasta que todo esté realmente mejor. Hasta que él se sienta realmente mejor.

Pero parece que no son los planes ya que de momento la puerta se abre, dejando ver al médico que da paso al hombre que estuvo visitandolo desde que despertó en aquel hospital.

–Hannie, ¿estás bien? Necesitamos irnos. –Dice él, dándole una suave sonrisa.

JeongHan solo asiente, formando una línea con los labios.

El viaje es tranquilo, en realidad silencioso, porque mientras SeungCheol se concentra en la carretera y tararear la canción que hay de fondo, JeongHan no deja de jugar con sus dedos, nervioso.

–Es la canción que pusieron en nuestra boda. –Murmura cuando la pista termina, y el castaño se gira para mirarlo, asombrado. –Creí que la recordarías o ayudaría en algo.

La expresión en el rostro de SeungCheol es de desilución, JeongHan no entiende como, pero sabe que esa es su expresión cuando lo está.

–Lamento no recordarlo. –Dice sincero, y se gira a la ventana, observando las calles por las que pasan.

Una vez llegaron al departamento, SeungCheol deja la puerta abierta y se sienta fuera del lugar, se quita los zapatos y los coloca a un lado, está cansado.

–Cuando te sientas seguro, puedes entrar, es tu hogar. –Le dice, viendo como no le toma mucho tomar valor para adentrarse. –Toma tu tiempo, y avísame cuando pueda entrar.

Vuelve a hablar desde su lugar y JeongHan se siente un poco ansioso por causar molestias. 

SeungCheol solo quiere que sea lo menos incómodo para el castaño.

–Entra, por favor. –Pidé y no le toma ni dos segundos a SeungCheol pegar un brinco y entrar a la comodidad del departamento.

–Tal ves algo de lo que hay aquí te haga recordar algo –Dice acercándose a él, cuidando su distancia. –Pero todo es con el tiempo, por ahora puedo prepararte algo para cenar y después puedes ir a dormir a la habitación.

–¿Habitación?

La pregunta queda en el aire, y SeungCheol siente su corazón encogerse, porque sabe que para su esposo ahora es solo un desconocido al que simplemente le teme aunque él no va a hacerle nada malo.

–Si, habitación –Reitera, y por segunda vez en el día, JeongHan lo mira a los ojos.

Pero su mirada es opaca, no tiene aquel brillo de siempre como cada vez que sus ojos se encontraban y sonreían diciéndose te amo con solo eso.

–Yo dormiré aquí en la sala, descuida.

Tras decir aquello, se ecamina a la cocina y comienza con la cena.

𝗣h𝗼t𝗼g𝗿a𝗽h | 𝗝HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora