Epílogo

311 44 2
                                    

El otoño jamás fue su estación favorita, sin embargo, ese año era bastante agradable. Las hojas secas que caían de los árboles y los tonos naranjos y cafés a su al rededor le habían hecho sentir tranquilo y extrañamente en paz.

Incluso las brisas de viento que a veces se colaban por su ropa, haciéndole sentir pequeños escalofríos.

–Buenos días. –Saluda a la chica al otro lado del escritorio.

–¡Señor Yoon! –Llama, haciéndole detener sus pasos. –Una tal señora Lee le dejó un mensaje, es una dirección, dijo que tal vez le interesaría.

Entrega una hoja de papel y JeongHan al leerla asiente, siente una nostalgia llenar su cuerpo.

–Gracias, yo me encargo de esto. –Apura sus pasos al interior de lo que es su oficina y después sale con aquella pequeña mochila colgando de un brazo.

–¿Saldrá? –Pregunta, mirándolo con curiosidad, él solo asiente.

–Cancela la entrevista con Chwe, otra vez, y dile a SoonYoung y WonWoo que seleccionen las fotografías de la plaza e inicien la nota. Y que alguno llame al chico del otro día para decirle que tiene el puesto, Chan se llamaba.

–¡Si! –Anota en algún lado los recados, es nueva en el puesto. –¿Volverá por la tarde?

–Si todo sale bien, lo haré.

Sale del edificio y busca en su bolsillo el par de llaves, quita el seguro al auto y entra para ponerlo en marcha y dirigirse al lugar que marca la nota.

Lo conoce, estuvo ahí alguna vez, hace mucho tiempo.

Al llegar estaciona, baja del vehículo y estira las piernas, fue un viaje bastante largo.

–¿JeongHan? –Escucha a su espalda, y al dar la vuelta una sonrisa se dibuja en su rostro.

–Hola, JiHo. –Saluda con una sonrisa, acercándose a ella para abrazarla. –Tanto tiempo, ¿cómo has estado?

–¡Mamá mira! ¡La cometa está lista! –Un pequeño sale corriendo, al ver al castaño solo se esconde detrás de la mujer. –¿Quién es ese señor? –Intenta murmurar, fallando en eso.

–Él es JeongHan, es amigo nuestro. –Explica, acariciando la cabeza del infante.

Y eso basta para que el niño sonría y de un salto al frente.

–¡Hola! ¡Me llamo JiSoo y tengo nueve años! –Saluda y JeongHan solo sonríe, sintiendo sus ojos picar. –¿Te gustan las cometas? Mi papá y yo hicimos está ayer.

Le enseña, moviendola como si volara.

–Cielo, porque no vas a jugar adentro, volaremos la cometa cuando papá llegué.

El niño asiente y corre dentro de la casa, los adultos lo ven desaparecer de su campo de visión y vuelven a encontrarse sus miradas.

–Creció mucho. –Habla el castaño, sonriendo ladinamente. –Lamento no haber venido antes, ni llamado.

–Entiendo que es difícil. –Habla la mujer, sonriendo para él. –Pero quería que lo vieras una vez más antes de irnos.

–¿Irse? ¿Se mudarán? –Inquiere y ella asiente. –¿A dónde?

–Estados Unidos. Le ofrecieron un puesto en la división de América a SeokMin, es una buena oportunidad para nosotros, y así él podrá ver a sus abuelos más seguido.

–Él sabe que... –Ni siquiera termina la pregunta, porque no puede y porque ella ya está asintiendo con una sonrisa.

–Cuando cumplió seis encontró ese viejo y pesado álbum de fotografías, fue cuando lo vió y decidimos hablar con él. –Dice, llevando sus manos al frente para entrelazarlas. –Lo entendió rápido, y ahora presume a sus amigos que tiene un ángel cuidandolo desde el cielo.

𝗣h𝗼t𝗼g𝗿a𝗽h | 𝗝HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora