Capítulo uno

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JeongHan se levantó muy temprano, en realidad no pudo dormir porque se sentía tan fuera de lugar y de sí mismo. No lleva ni un día y el pánico ya lo está consumiendo.

¿Por qué no había ido dónde su familia? Durante su estancia en el hospital, lo visitaron sus padres, su hermana con su esposo e hijos, y un par de personas más que se presentaron como sus amigos.

Por suerte sus memorias de la infancia estaban intactas, porque recordar a su familia fue sencillo, el esposo de su hermana le costó un poco aunque tenía vagos recuerdos con él ya que también lo conocía de su juventud y sus sobrinos, aunque no lo hacía, no le costó tomarles cariño, eran niños encantadores.

Entendía que su lugar era con su pareja, pero ¿no era mejor ir con sus padres? Así recordaría más fácil, según él, ya que habría cosas de su juventud para ayudarle y se sentiría más seguro.

¿Y un esposo? La amnesia no le había hecho olvidar que era gay, claro que no pero, ¿casado? y es que, no se sentía enamorado de aquel hombre.

Tenía mucho que poner en orden y no sabía por dónde comenzar. Tal vez si busca algo que lo ayude a recordar; aunque no parecer haber nada en aquella habitación.

Deja pasar los minutos, él solo se sienta sobre la cama mirando a la puerta, espera que SeungCheol entre y pregunte si está despierto o si comerá algo porque pasan de las 11:00 am; pero nada, jamás cruza por esa puerta.

Se siente asustado, porque no sabe qué clase de vida llevaba, no sabe si aquel hombre siempre ha sido así de paciente y suave o en realidad es una pantalla para encubrir a alguien que seguramente no va a gustarle.

Pero no puede juzgar a nadie sin conocerlo ¿verdad?

Y su familia hablo bien de él, no lo dejarían ir con alguien que fuese malo para él.

Solo suspira, toma el valor que encuentra en ese momento y sale de su encierro. Camina a pasos lentos por el pequeño pasillo, y se asoma con cautela, no lo ve en la sala, aunque hay cobijas y cojines desordenados en el sofá grande.

De momento un olor peculiar lo llama, se trata de panqueques. Avanza otro poco para llegar a la cocina y ver a SeungCheol de espaldas, frente a la estufa cocinando, tiene un delantal y el pelo blanco con lo que supone es harina; suelta una pequeña risa ante la imagen.

Tan corta y dulce a la vez que llama la atención del otro.

–Buenos días. –Saluda con aquella suave sonrisa cuando lo mira por un pequeño momento. –Preparé el desayuno.

–Gracias. –Dice sonriéndole de vuelta, aunque él no puede verlo.

Se sienta y después de minutos, ambos desayunan, en silencio, pero al menos comparten la mesa, es un avance.

Es domingo, así que SeungCheol no trabaja ese día. Limpia y odena todo, mientras JeongHan mira televisión. Encontró un canal de documentales y parece que eso le gusta, porque decide dejarlo y ver a los animales en la pantalla.

Se pregunta si trabaja como zoologo o veterinario.

–¿Aún te gustan los documentales? –Escucha de parte del azabache y lo mira con atención. –Tus gustos siguen intactos al parecer.

JeongHan le sonríe, volviendo la vista al televisor.

–¿A ti que te gusta? –Inquiere, sin dejar de mirar a las jirafas frente a él.

–Hmm, soy muy aburrido. –Responde, acercándose a la mesa para limpiarla.

–No te creo. –Canturrea, mirándolo nuevamente. –Debe haber algo, ¿acaso no te diviertes?

–Lo hago cuando estoy contigo. –Confiesa, y el castaño siente sus mejillas sonrojarse. –Tú eres el de las ideas espontáneas, y yo... Yo solo me hago cargo de los recibos.

Bromea, riendo un poco, pero JeongHan suspira, ¿acaso así era su relación?

–No recuerdo como era. –Inicia, comenzando a jugar con sus dedos. El azabache solo lo mira confundido. –Nuestra relación, ¿cómo era?

–Caotica, diría yo. –Sonrie para él. –Pero perfecta.

–¿Seguro?

–¡Si! Solo una mezcla de lo amargo y lo dulce, día y noche, invierno y verano... No sé me ocurren más metáforas... –Murmura y JeongHan suelta una risa. –Lo que digo es, que somos muy diferentes pero que eso siempre nos ha funcionado.

El contacto visual que mantienen hace sentir inquieto al castaño, ansioso por saber más sobre él.

 Sobre ellos.

–Espero recordar pronto. –Su voz sale tan bajita como puede, pero el azabache lo escucha apenas y recuerda algo.

–Tengo algo para ti.

Deja de lado su tarea de terminar de limpiar y camina hasta el gran mueble en dónde está el televisor, toma de una de las repisas un libro, uno grande y grueso. Se sienta a lado del castaño y por fin le muestra la portada.

Es un álbum fotográfico.

–Hoy en día ya no imprimímos fotos, todo es digital, pero aquí están los recuerdos del inicio de nuestra historia. –Dice SeungCheol y JeongHan pasa su mano por la pasta de este. –Puedes verlo cuando tú lo decidas, y puedo contarte la historia de las fotos que están aquí, ¿te parece?

JeongHan asiente, viendolo a los ojos. SeungCheol lo imita sonriendo y se desplaza al sofá que ahora era su cama para sentarse y mirar el documental.

El castaño solo deja el objeto a un lado suyo y vuelve su atención al televisor, está ansioso por volver a recordar, pero una parte de él tiene miedo.

Mucho miedo.

𝗣h𝗼t𝗼g𝗿a𝗽h | 𝗝HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora