Capítulo dos

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Ha pasado una semana desde que volvió a su hogar y aunque aún no recuerda nada, se siente más cómodo con SeungCheol.

El azabache todos los días ha dejado el desayuno listo, para luego salir a trabajar. Es abogado, le contó. Aunque su talento culinario es bueno, pensaba que sería chef o algo por el estilo.

Al parecer él no trabaja, pues SeungCheol no mencionó nada al respecto, aunque él no preguntó directamente. Igual no le parece necesario recordar si tiene un empleo, y de tenerlo, ya lo contactaran para preguntar por él o para despedirlo.

Si, se siente más confiado ahora, aún duerme solo en la habitación y procura ducharse antes de que el otro llegue. Mantiene el lugar limpio, aunque realmente no hace nada más que ver documentales y hablar por teléfono con su madre, quien le llama todos los días para ver si está bien.

Ni siquiera ha salido, porque no conoce el lugar y teme perderse o que alguien lo reconozca y él solo salga huyendo por miedo y pena.

Bueno, entonces se siente confiado dentro de esas cuatro paredes solamente.

"Las abejas pueden reconocer rostros humanos, un estudio demostró que el proceso que siguen es similar al nuestro..."

Ahora mira otro documental sobre animales, aunque los disfruta, comienza a aburrirse, no ha encontrado algo más que le guste. Entonces recuerda que hay algo que podría serle útil.

Camina hasta la habitación y saca de debajo de la cama el álbum de fotos. Se sienta sobre la misma y respira profundo, sus manos tiemblan por alguna razón al pasar la pasta a un lado y encontrandosé con una dedicatoria que decide no leer y correr a la siguiente página.

Hay fotos suyas de jóven, tal vez en preparatoria y al lado de quién claramente ve que es SeungCheol, ambos adolescentes, aunque no comparten uniformes, tal vez no se conocieron en esa época.

Sigue pasando las páginas y al inicio solo hay fotos de él junto a su hermana y sus padres. Incluso foto con chicos que supone son amigos de ese entonces; se pregunta si alguno de los que están en las fotos lo visito en el hospital, no recuerda si se lo dijeron, porque eran varias caras nuevas y no es bueno ahora recordando.

Sus dedos bailan por las páginas, tocando los rostros de quienes conoce en las fotos donde se encuentra acompañado, también sobre su rostro y ve momentáneamente las fotos del SeungCheol jóven.

Continúa con su recorrido y encuentra una en dónde está con un grupo de unas cinco personas incluyendolo, están su hermana y cuñado, también otro chico que no reconoce pero está en varias fotos de antes, y por último SeungCheol, a su lado derecho y en la orilla del grupo.

Sus dedos pasan por el rostro del azabache, reconoce que ha cambiado, sus facciones maduraron mucho y ahora es todo un hombre, mientras él siente que casi no cambio nada y se ve casi como en esa foto; tal vez goza de juventud durarera. Y rie al pensar aquello.

Está tan perdido en la foto y sus pensamientos que no escucha el sonido de la puerta abrirse.

–Llegué. –Anuncia SeungCheol, pero no hay respuesta. –¿Han? ¿Estás aquí?

Sigue sin responder y de repente el hombre aparece en el marco de la puerta, aflojando su corbata.

Tarda unos segundos en notar su presencia, y al acerlo, cierra el álbum de golpe, como si fuese un niño al que atraparon haciendo una travesura.

SeungCheol solo lo deja pasar, no dice nada.

–Lo siento, no te escuché llegar. –Se disculpa, sonriéndole levemente. –Bienvenido. ¿Cómo te fue?

–Bien, aún trabajo en el caso del auto, ¿qué tal tú? –Pregunta dirigiéndose a la cajonera frente a la cama. –¿Hablaste con tu madre?

–Lo hice. –Responde con simpleza, mirando su espalda. –Oye, SeungCheol.

El mencionado deja de buscar entre los cajones de ropa y lleva toda su atención al castaño. Quien está aún con el álbum sobre las piernas.

–Este chico... –Por fin dice, abriendo el álbum y señalando a la persona en la fotografía. –¿Quién es?

Y el azabache se siente un poco extraño por el interés del castaño en alguien del pasado, específicamente ese alguien, pero está bien, ahora no es su JeongHan, bueno lo es, solo que sin recordar a casi nadie, mucho menos a él.

Y de pronto la corbata se siente apretada en su cuello, o es solo un nudo en su garganta.

Se acerca lentamente, manteniendo la distancia como lleva haciendo las últimas semanas; tarda un poco en recordar el nombre del chico, ha pasado tiempo, pero al final lo tiene.

–Joshua. –Dice finalmente. –Es un chico que vivía a lado suyo, se hizo tu amigo rápido por lo que cuentan tus padres y eran inseparables.

JeongHan asiente, no recuerda haberlo visto en el hospital.

–¿Y en dónde está? –Es su siguiente pregunta. SeungCheol lo mira curioso.

–En América, Estados Unidos para ser más preciso.

–¿Se mudó cuando jóvenes allá?

–No, él nació allá, había venido a vivir aquí de jóven, fue cuando se conocieron. Pero después volvió donde su familia, no sabemos porque. –Explica de nuevo, y ve a JeongHan asentir nuevamente, parece ¿decepcionado?

–Espero que esté bien.

Y es todo, JeongHan cierra el álbum y lo guarda, esta vez en uno de los cajones del buró a lado de la cama  y SeungCheol parpadea un par de veces, mirándolo desde atrás. Le alegra que al fin se animara a abrir aquel álbum, aunque su primer relato tuviese que ser sobre Joshua Hong.

Sin embargo, era un avance, y eso le llenaba.

𝗣h𝗼t𝗼g𝗿a𝗽h | 𝗝HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora