Capítulo cinco

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JeongHan mira el álbum como cada mañana y después cuando SeungCheol llega por la tarde JeongHan ya tiene una o dos fotografías fuera para enseñarselas y que este le cuente sobre ellas.

Esta vez las que escogió son al parecer del mismo día, pero en diferentes momentos.

La primera tiene a JeongHan sonriendo feliz a la cámara, tiene en brazos un pequeño perro, color blanco, ambos se ven lindos juntos.

La segunda foto es de él, pero su rostro no se ve, está sentado en algún sitio de espaldas a la cámara.

Se pregunta en dónde está el animalito, y porque parece que la segunda foto expresa molestia o tristeza.

–Recuerdo bien ese día. –Dice SeungCheol al mirar ambas fotografías.

Una sonrisa se dibuja en su rostro, pero está es nostálgica.

...

–¿Vamos al parque? Quiero usar mi nueva cámara. –Dice JeongHan mientras termina de limpiar el lente de está. –Podría fotografiar a las personas y a las ardillas.

SeungCheol que terminaba de limpiar la cocina, lo mira, su pareja parece demasiado emocionado por la reciente adquisición, así que tal vez no sea mala idea. Igual el día es lindo para dar un paseo.

–Vayamos.

Ambos caminan por la acera, hasta que llegan a la entrada del parque y el camino se vuelve a uno de piedra.

Les gusta ir a ese lugar, es tranquilo, lleno de personas con sus familias y amigos, incluso amigos peludos.

–¿Uh? ¿Qué es eso? –Pregunta el castaño apartando la cámara de su rostro.

Se acerca a un arbusto que se mueve, en silencio, puede ser que sea un animal silvestre. Levanta la cámara dispuesto a plasmar lo que sea que esté al otro lado.

De pronto algo salta del arbusto y derriba a JeongHan, este cierra los ojos con miedo de ser atacado, hasta que escucha un par de ladridos y una lengua pasa por su rostro.

–¿Hannie? ¿Qué haces con ese cachorro? –Escucha a SeungCheol soltando una risa.

–Estaba en ese arbusto. –Intenta explicar, tomando al animalito para apartarlo y poder ponerse de pie. –Saltó y me atacó con besos.

–¿Crees que este perdido? –Inquiere el azabache, acercándose a ambos para buscar en su cuello. –No tiene collar, tal vez no tiene dueño.

–Podríamos llevarlo a un refugio. –Sugiere, mirando al animalo que le sonríe. O algo parecido, porque solo saca su lengua y mueve su colita. –O podríamos quedarnoslo.

SeungCheol lo mira de golpe al escucharlo.

–¿Te refieres a que viva con nosotros?

–No, a qué le compremos un departamento en el edificio de a lado. ¡Pues si a qué viva con nosotros!

–No sé, es mucha responsabilidad una mascota, y más si es un cachorro.

Intenta verse firme, en realidad no habría problema en el edificio, varios vecinos tenían mascotas, pero esos mismos vecinos tenían tiempo para cuidar de los animalitos. Y ellos, ellos tenían empleos que los mantenían fuera casi todo el día.

–¡Oh, vamos! Prometo ser responsable, lo alimentare y enseñaré a hacer del baño. –Lloriquea JeongHan, jalando de su camiseta. –También lo bañaré y lo sacaré a pasear. Por favor, ¿siiii?

Genial, esto era como tener a un niño.

–Esta bien. –Dice una vez ve el puchero del castaño. –Necesitaremos hacer espacio.

–¡Gracias! –Grita emocionado JeongHan y besa los labios del azabache, el cachorrito quedando entre ambos, algo aplastado. Así que ladra para que lo dejen respirar. –Uh, lo siento. ¿Te parece si jugamos? Mientras, papá Cheol nos conseguirá algo rico que comer.

–¿Papá Cheol?

–Si, somos sus padres. Es un bebé, uno peludo y adorable. –Dice, juntando su nariz con la del can, y esté solo lo lame, feliz. –Si, eres lo más lindo que hay, ¡Lo eres!

SeungCheol rueda los ojos divertido, mirar a JeongHan así le hace feliz; tal vez a futuro puedan considerar tener un bebé, uno humano.

La tarde continua entre juegos y demás, hasta que JeongHan recuerda el propósito de su ida al parque.

–¡Cheollie, tomamos una foto! –Llama acercándose para tocar la cámara que cuelga del cuello de SeungCheol.

El aludido asiente y termina su banderilla para luego tomar la cámara y enfocar a ambos. Una vez el cachorro decide quedarse quieto, SeungCheol toma la foto.

–¡Dejame ver! –Se acerca aún con aquella sonrisa.

Pero el cachorro ladra y salta de brazos del castaño. Ambos dan un brinco y van tras él.

–¡Oye vuelve aquí! –Llama SeungCheol, corriendo tan rápido como puede.

–¡Mira mamá, un perrito! –Un pequeño niño se arrodilla y recibe al animalito en brazos. Este lame la carita del niño y ladra repetidas veces, el pequeño solo ríe.

SeungCheol y JeongHan se detienen, mirando la escena.

Una mujer aparece corriendo, se detiene cuando está detrás del infante, su respiración está agitada y apoya las manos en sus rodillas.

–¡JiHoon, no puedes salir corriendo así! –Habla cuando por fin recupera el aire. –¿Qué tienes ahí?

–Un perrito, y no tiene collar ¿puede vivir con nosotros?

La mujer parece pensarlo, pero niega con la cabeza, y el niño forma un puchero con el labio. SeungCheol se ríe por lo irónico que es ver eso.

–Pero a papá le gustaban los perritos, este podría cuidarnos como papá lo hacía. –Y JeongHan puede ver cómo la adulta solo se agacha a la altura del pequeño, abrazándolo. Su corazón se encoge.  –Y, y, y puede dormir conmigo, prometo cuidarlo y sacarlo al jardín a hacer popo. ¿Siiii?

Al final la mujer solo asiente, limpiando sus mejillas y el pequeño grita, levantándose y dando saltos. El cachorro imita al pequeño.

–¡Pero es nuestro perro! –Dice SeungCheol dispuesto a ir a recuperar la custodia del can. JeongHan lo detiene. –¿Qué?

–Deja que ellos lo adopten, el niño lo adora. –Dice sonriendo, sus ojos pican, no quiere llorar a medio parque.

–¿No qué es nuestro hijo? –Inquiere SeungCheol, volviendo a lado de su esposo. Ambos comienzan a caminar de vuelta a dónde estaban.

–Los hijos crecen y dejan el hogar para encontrar un lugar en el mundo ¿no? –Pregunta y su pareja solo asiente. –Bueno, el nuestro creció muy rápido y encontró su lugar. Cómo tú y yo.

JeongHan toma su mano y entrelaza los dedos de ambas. Caminan hasta salir del parque y vuelven a su hogar.

Por la tarde, SeungCheol veía a JeongHan en el balcón del apartamento, mirando el cielo. Le pareció una vista tan hermosa que decidió tomar la cámara y sacar la fotografía.

Le gustaba tanto la actitud infantil que tenía y lo maduro que podía mostrarse.

𝗣h𝗼t𝗼g𝗿a𝗽h | 𝗝HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora