Mas Que Malo

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Perséfone se encontraba sola en un lugar oscuro y sombrío. Al parecer estaba perdida y ni idea de donde está.

Se aterró mucho y miró que estaba en un pastizal.

Más o menos lejos; se encontraba una vivienda, que se miraba algo lujosa.

Ella dudó, si ir o no. Dudaba mucho con ayuda de los "Pros" y los "contras"

Al final, la curiosidad mató al gato y optó por caminar hacía allí.

Algo de esa casa parecía atraerla, como si la estuviera hipnotizando.

Caminó lentamente, hasta quedar a un metro de distancia.

Fijó su vista en una de las ventanas de la casa. Le dió mucha más curiosidad.

Se asomó y notó que la casa estaba a oscuras, también parecía estar vacía.

No había ni siquiera un traste en el suelo.

Se miraba todo antiguo y con telarañas, con mucho polvo encima.

La chica estaba trepada en un banquillo, que por cierto, Perséfone no recordaba haberlo puesto... o visto.

Esto le pareció bastante curioso, aunque no tanto, como el hecho de que sentia que alguien la miraba.

Verán, ella no es alguien que se asuste mucho, pero esto la estaba poniendo nerviosa.

Otravez se puso a dudar, sí irse corriendo o quedarse un rato más.

Decidió probar su valentía y fue, a buscar un atajo. Su plan era entrar allí.

Persefone sabía que era incorrecto, irrumpir en una casa ajena pero, había algo, que la dejaba intranquila y no sé iría, sin averiguarlo.

Muy terca por su parte. Encontró una enredaderas, asumió que venían, como, parte de la vivienda.

No le tomó mucho tiempo encontrar la puerta.

Antes de entrar miró que había un charco de lodo, lo rodeó y no le tomó importancia.

Se atrevió a abrir la puerta y estaba, un panorama de una casa común, como la de un mortal.

Solo que está tenía cosas, por todo el suelo.

¿No que estaba vacío por dentro?

Se extrañó, pero siguió caminando, notaba los restos de comida, en el piso y en las paredes.

Estaba llena de insectos también.

Empezó a estornudar, no era alérgica a nada, pero esta le tomó por sorpresa.

Se sentó en el suelo, aferrándose a sus piernas y sintiéndose muy mal, como si estuviera enferma derrepente.

Ese lugar era imposible y ahí fue cuando se le ocurrió huir; se levantó con dificultad, mirando al suelo y salió afuera.

Su cara manifestaba un gran estado de shock, ya que cuando miró al frente, el pastizal del cual estuvo hace rato, ya no estaba.

Un escalofrío estaba manifestándose en su cuerpo. Con lágrimas en esos ojos, siguió caminando sin decir nada.

No reaccionó ante nada después de lo que le pasó y solo se dignó a ignorar lo siguiente que le pasase.

Sus ojos estaban dando un mirada perdida a la tierra en el suelo, no se percataba de nada más, hasta que sintió unas manos tomándole de los hombros.

Esto la hizo chillar del asombro y del miedo, quién le hizo esto solo se volteó para adelante y así Perséfone le miró.

Era... ¿su hermana Despena?

𝕰𝖑 𝕯𝖊𝖘𝖊𝖔 𝖉𝖊 𝕮𝖚𝖒𝖕𝖑𝖊𝖆𝖓̃𝖔𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora