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La madre de Jungkook, había tomado un taxi muy de madrugada camino a Seul, llevaba comida y dulces para hacer sentir mejor a Mel.

La estimaba de gran manera, y sabía a la perfección los sentimientos que ella tenía en esos momentos pues, había pasado por ello.

Apenas cruzó la puerta se encontró con el desorden de la casa, platos y comida tiradas en el piso, copas rotas... Pero eso no fue lo que le llamo la atención.

Arcadas, era todo lo que se oía en la casa, arcadas de cómo Mel vomitaba sin cesar, subió las escaleras y entro a su cuartonpasando directo al baño y la encontró, abrazada al retrete.

Tomo su cabello y sonó de su espalda, la chica apenas silencio se quedó viéndola.

— Omeonni.

— ¿Estas embarazada, Cariño? —pregunto risueña, pero Mel negó con un profundo dolor.

— Son las píldoras que debo tomar.

— ¿Para qué?...  —ella quito la vista avergonzada.

— Cáncer —musito con suavidad, la mayor se dejó caer al piso junto a ella, no podía creer lo que estaba diciéndo

— Ay, Cariño... ¿Jungkook ya lo sabe?

— Si se lo digo se quedará conmigo por lástima y solo quiero que se de cuenta que me ama, pasar nuestros últimos días juntos y felices.

La mujer abrazo a la más joven y la apretó con fuerza, ambas lloraron sin consuelo.

— Omeonni, no le digas nada, por favor, no debe salir de tu boca.

— Vamos, te traje comida, luego pensamos que hacer.

Así lo hizo, la Sra Jeon limpio el desastre que imagino su propio hijo hizo, arreglo la mesa y distribuyó todo lo que llevo para la mujer que quería como su propia hija. Cuando ella bajo del baño que se había dado se encontró con ese hermoso detalle, con un corazón lleno de amor se lanzó a los brazos de la mujer y juntas lloraron porque en un futuro no tendrían esa oportunidad.

Entre sollozos comieron juntas, entre risas y miradas.

— No lo tomes en cuenta, Cariño, es mi hijo pero, no lo tomes en cuenta —la chica carcajeo— es más... Te arreglarlas hermosa, más de lo que estás ahora, e iremos a Busan, saldremos juntas y que ese idiota vea lo que se está perdiendo.

— ¿Será una buena idea?

— Claro, será una excelente idea, Ve —dijo animandola— prepara una maleta.

Y la joven mujer animosa y como si fuera una adolescente subió y preparo una maleta con sus mejores prendas.

Al sentirse sola, ella tomo su teléfono y con un nudo en su garganta llamo a su esposo, este apenas la sintió sollozar supo que algo malo estaba pasando.

— Deben estar solos.

— ¿Que sucede?

— Compra dos boletos en el transbordador, los enviaremos a Jeju.

— Segunda luna de miel.

— Yeobo —dijo ella— si Jungkook no la recupera ahora, la perderá para siempre.

— Ya lo dijiste anoche.

— Ella esta enferma ... Y mi hijo no podrá recuperarla nunca.

El Señor Jeon se quedó escuchando las palabras de su esposa, lamentaba que todo sucediera justamente ahora.

—Appa —Kook hablo a su espalda, este se giró asustado y limpio sus mejillas en el hecho — ¿Que pasa?

— Hablamos luego, Yeobo. —corto la llamada.

— No es nada, tu madre fue a Seúl, ya sabes, cosas de chicas.

— La apoyará a ella en vez de a mi.

— Jungkook... Tal parece que la plática de anoche no te sirvió mucho.

— Appa!...

— Deja el puto orgullo de lado, por una vez en tu vida, conquistala tu, ella siempre estuvo haciendo muchas cosas para ti, mientras estudiabas, trabajo para que nada te faltará, le ayudaba en todo —sostuvo de sus hombros— No seas necio hijo, si amas a esa mujer no la dejes ir, y si no la amas, no le des falsas esperanzas y dile directamente.

— ¿Que me escondes, appa? —este se enderezó—

— Tu madre la trae ahora, me pidió que compre boletos para Jeju...  Jungkook, ¿Que le viste a esa muchacha con la que engañas a Mel?

— Si te soy sincero, es igual a ella, en sus momentos de juventud.

— ¿Y sientes algo por ella?

— No... Absolutamente nada, cuando la veo solo recuerdo a mi esposa y anhelo estar con ella.

— ¿Y por que mejor no estar con la original?, Vayan a Jeju, disfruten, recuerden, y hazle el amor como nunca lo hiciste antes.

— Aish... Por dios appa, que cosas dices.

— ¿Que?... ¿Que?... ¿Que?... Dije algo que nunca has hecho.

Los hombres rieron de las ocurrencias, en realidad, Jungkook si deseaba hacerlo hace mucho, tener el cuerpo de su esposa a su disposición era algo que le encantaba en demasía, es perfecta en todo sentido y lo hacía perder la cabeza.

Momentos más tarde, su padre lo envío a la ducha, a regañadientes acepto, y bajo el agua, dedico un poco más de tiempo para limpiarse a la perfección, parecia de 17, cuando al fin tendría la primera cita con Mel, ese día fue tan perfecto como el primer beso que se dieron aquella vez, cuando le confesó sus sentimientos.

Mel llegaba junto a la madre de Jungkook a la casa de ella, condujo en su auto y río mucho por sus chistes y bromas.

Cuando su suegro la vio la estrecho tan fuerte que casi la ahoga, pero ella se sintió tan cómoda que no se quejó de nada.

Salió al patio y miro en una esquina de la casa, donde Kook, una vez estiró un enedron y lleno de pétalos, acomodo pastel y soju, cervezas y uvas, él se esforzó mucho aquel día y fue ahí cuando formalmente le pidió ser novios.

Kookie salía de la ducha, sacudiendo su cabello, sus padres los veían desde la cocina mientras él se acercaba a la bella chica. No sabía que decir, como comenzar, solo sabía que ella se miraba realmente bella con ese vestido negro en forma de campana.

— Lamento lo de ayer —dijo ella, sabía que él estaba ahí, solo por su perfume, entonces Jeon dio los pasos que le faltaban y quedo a la par.

— También yo —aclaro su garganta— ¿Quieres...

— Jungkook ... ¿En que momento se estropeó todo? —Kook vio como sus lágrimas humedecía sus mejillas rosas — ¿Acaso .. dejé de gustarte?

Esa pregunta apretó aún más el corazón de el. ¡Que ganas de decirle que eso jamás sucedería!.

— Creo que ambos somos responsables de todo, nos abandonamos mutuamente. —ella giro en su eje.

— Dime cuando te abandoné... Dime cuándo te falle y juro que te entrego los papeles.

— No lo recuerdo.

— Porque nunca sucedió... Siempre te espere cada domingo, en cada cena, en cada cumpleaños, incluso olvidaba los míos.

— ¿Quieres? ... —grito exaltado— ¿Quieres escuchar que fui yo?... Bien, fui yo, y no hayo la hora que estos putos 30 días pasen volando.

Mel bajo la vista, definitivamente ya no provocaba a su esposo, dio dos pasos para alejarse.

— Mel, lo siento —tomo de su muñeca— Lo... —sintio la mano removerse y la soltó, ella se adentro a la casa y fue directo a la entrada, subiendo a su auto.


30 días contigo.        ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora