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— ¿Que paso con el "hasta que la muerte nos separe"? —pregunte viendo con atención los documentos.

— Ya no tiene caso Mel, lo nuestro dejó de ser lindo hace mucho.

— Hoy tuve una consulta médica.—respiro profundo— olvidaste ir.

— Tuve cosas importantes que hacer, pero supongo que todo está bien —asenti escondiendo mi verdad.

— Todo está en perfectas condiciones.

— Bien, tendrás el 50% de todos mis bienes —dijo despreocupado— con eso puedes vivir hasta que encuentres a alguien más que supla tus necesidades.

— ¿Que supla mis necesidades? ... Hablas del amor como si fuera algo de canje.

— Bueno, entonces hasta que encuentres a alguien de quién te enamores.

— Jungkook.... ¿Que nos pasó? ... ¿Por que llegamos tan lejos?

— Yo encontré a alguien que suple mis necesidades, Mel —levante mi vista hacia el, no creía lo que me estaba diciendo, estaba aniquilandome, los recuerdos de la escuela se hacían presentes, es como si, revibiera todo de nuevo.

— ¿Me estás siendo infiel? —pregunte en un hilo de voz, verlo asentir tan despreocupado hizo que mi mundo se volcará de una vez.

Mareada y con ganas de vomitar me levanté de la silla bajo su mirada y subí las escaleras hasta el que alguna vez fue nuestro cuarto.

Me encerré en el baño y vomité hasta quedar completamente vacía, ojalá y se pudiera hacer lo mismo con el amor, arrancarlo así de fácil, todo sería más fácil para mí.

Enjuague mi boca quitando la sensación de asco y me mire al espejo, me encontraba fea, no pude mantener feliz a mi esposo y ahora, tenía las consecuencias.

Salí de la habitación, el ya estaba recostado sobre nuestra cama, con su torso desnudo y leyendo uno de los tantos libros.

Por mi mente pasaron nuestras primeras veces juntos, todo era risa, juegos, felicidades, y por más que pensaba no podía recordar el momento en que todo se vino abajo.

— Supongo que no estás embarazada —paso la hoja siguiente de su lectura.

— Si lo fuera ya no tienes de que preocuparte, me acabas de pedir el divorcio, y con tu declaración no te dejaría ver a mi hijo aunque quisieras.

— Eres una .... —cerro de golpe el libro— buenas noches, intenta no demorar mucho con los papeles.

Se giró dando la espalda y apagó la lamparilla de su lado.

Las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos, todo se estaba esfumando, todo se estaba terminando, el ya no me ama, quizás, nunca lo hizo, y me dolía tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez. Tome mi pijama y salí del cuarto, caminé por el pasillo directo a la habitación de invitados y ahí, termine de desahogarme, hasta que mis ojos se cerraron por completo.

Jungkook

Como es que puedo confesarle algo tan desgraciado de mi parte y hacerlo sin remordimientos....

A sido el primer y único amor de mi vida, le agradezco todo lo que ha hecho por mi, pero lo nuestro, ya no es lo mismo.

No desde que llegó a mi vida, Zu, una de mis practicantes, me recuerda mucho a Mel, en su forma de ser, su forma de actuar, todo de ella es mi Mel, no se qué le pasó que cambio tanto, se volvió descuidada, desatenta, ya no es la misma niña de la que me enamore.

Escucharla llorar habitaciones más allá me hace doler, y sin poder contenerlo más, también llore por el fin de nuestra historia de amor, la que creí que era perfecta, la que jure que sería hasta que la muerte nos separe, en la que le jure que la haría la mujer más feliz de la vida.

Esto me está matando lentamente y en vez de ir con ella, decido vestir mi cuerpo e irme solo para no pila llorar.

Mi orgullo es algo de lo que jamás he podido manejar.

Llegue hasta el hospital donde trabajo y me encerré en una de las salas de descanso, me acomodé en la cama y cerré mis ojos, pero la luz exterior alumbró la alcoba.

— Dr Jeon —dijo con suavidad y cerró la puerta— No sabía que tenía turno —escuche como el seguro fue puesto.

— Ven aquí —le dije y ella corrió a mi lado, nos besamos por mucho tiempo y paso una vez más lo que debía pasar.

Debería estar con Mel, hacer esto con ella, si cada que pujo en el interior de ella veo a mi esposa, solo deseo que sea ella y no está niña que solo me trae recuerdos de juventud.

De un momento a otro me detuve, justo antes de que ambos concluyeramos.

— ¿Hice algo mal?

— No... Lo siento —le dije tomando a su lado mi lugar— le di los papeles de divorcio a mi esposa.

— ¿En serio?

— Cuando los firme... ¿Te gustaría salir conmigo?

— Eso... Me encantaría —dijo sin poder convencernos, ambos sabíamos que era un error, estábamos juntos solo por desquite, sólo porque estábamos en el momento y lugar correcto.

— Debo irme —comenzo a vestirse— nos vemos mañana.

Hice un sonido de mi garganta y ella cerro la puerta, no puedo quitar de mi mente su rostro de desilucion al decirle que la engañaba me están doliendo, pero como dije, ella ha cambiado, lo más probable es que ya no sienta lo mismo por mi y necesito dejarla libre.

30 días contigo.        ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora