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Ambos estaban sentados frente a Yoongi, espectantes a sus palabras, este revisaba desde la computadora los exámenes que Mel se había realizado, Jungkook, rogaba que no fuera aquella respuesta con la que había tenido en el sueño.

Quería tener a su esposa acompañándolo por siempre.

Entrelazó su mano con la de ella y apretó un poco, el nerviosismo se apoderaba de la habitación completa.

— ¿Y bien, Sunbae?

— Estoy revisando, Doctor, sabes que no puedo dar un diagnóstico a la ligera.

— Mm!! —respondio el, con su dedo medio raspo se labio inferior.

— Ok — dijo Min— esto será difícil, tendrás que tomar medicina, hacer tratamientos y...

— ¿Que es?

— No lo interrumpas, Jungkook, me pones nerviosa.

— Osteo —kook en su interior maldijo— porosis.

— ¿Osteoporosis? —solto en un suspiro, su cuerpo se aliviano, llevo el dorso de su mujer a la boca y dejó un tierno beso.

— Yo no soy doctor.

— En palabras simples, es el desgaste de la médula en los huesos, no es mortal y debes tomar médicamento para sobrellevarlo —explico su esposo un tanto feliz.

— Ya veo... Entonces, que debo tomar.

— Te haré una receta con las píldoras, Jungkook sabe cuáles son y además te haré una lista de los alimentos que más debes consumir, que Jungkook también sabe cuáles son.

— Es lo bueno de tener un esposo médico.

— Sunbae ¿Me envías eso por correo? Quiero salir con mi esposa.

— Claro, que venga a controles, Jeon —dijo cuando esté ya cerraba la puerta.

— ¿Donde vamos?

— Primero a mi oficina, debo ir por mis cosas y luego a comer —llevo su mano a la cintura de ella— No sabes lo feliz que estoy, saber que no es grave es maravilloso.

— ¿Que sucede contigo, Jeon? ... ¿Que hiciste?

— No se de qué hablas —dijo nervioso.

— Actúas raro, demasiado extraño.

— ¿No te gusta?

— Claro que me gusta, pero hace tiempo no lo hacías y es... Extremadamente extraño.

— Oh.. dejé mi teléfono en el escritorio de Yoongi.

— ¿Voy por el?

— No, sabes cuál es mi oficina, ve, regreso en seguida.

Se alejó de ella en trotes, Mel lo vio alejarse y termino por ir a su oficina.

Una visita ahí, le causó extrañeza.

—Buenas Tardes, Señora Jeon.

— Buenas Tardes... ¿Nos conocemos?

— Solo vine porque, a Jungkook de le quedó, esto —mostro el anillo de bodas— En la mesita de noche.

— Gracias —dijo ella tomándolo, el rostro de Zu, se transformó al no entender la indirecta muy directa.

— ¿Ya le mostraron los documentos?

— Disculpa, ¿quien eres?.

— Oh, lo siento, soy la Doctora Choi, estoy bajo —sonrió— bajo el servicio del Dr Jeon.

— Entonces, eres tú la razón por la que no llega en las noches.

— Lo mantengo muy ocupado. —Mel apretó sus puños.

— ¿Que ... Documentos?

— Será mejor que el se los enseñe, es algo que no me corresponde.

— Tampoco te corresponde abrirte de piernas a mi esposo y lo haces.

— Es algo que él me pide con mucho deseo, dice que no hay mujer como yo, incluso esta mañana me pidió que me haga un test de embarazo, creo que está con deseos de tener hijos al fin.

— Lárgate de aquí.

— Como guste... Oh .. y.. solo por si quiere, los documentos están en su maletín.

Zu salió de la oficina, dejando una destruida jovencita, sabía que por alguna razón Jungkook no llegaba a casa, solo que no quería confirmar que fuera esta.

Camino firme hasta el maletín encontrando el folder oscuro, algo en ella le intuía de que se trataba, y, apenas abrió, lo confirmo.

Sin pensarlo dos veces firmo en cada sección, no estaría rogándole amor por nadie, nunca en la vida, menos a alguien que no la amaba como ella si a él.

Camino a la puerta y se alejó directo al estacionamiento donde estaba su carro.

Jungkook venía corriendo en sentido contrario a ella, ansioso de la cena maravillosa que había preparado en el restaurante favorito de Mel.

Pero apenas abrió la puerta ella no estaba y sobre el escritorio, el Folder abierto con los documentos firmados, y sobre ellos, la sortija de noviazgo, matrimonio y la de él, juntas.

—Mierda! —musito con ira. Y corrió con rapidez al estacionamiento.

El auto de Mel ya se alejaba de ahí, con prisa, pudo ver fugazmente las lágrimas en su rostro, todo se complicó, había desechado su segunda oportunidad.

Sabía quién era responsable de todo, Melissa no se enteró de casualidad. En sus sueños y en la realidad, la chica era una arpía.

La encontró riendo en la estación de enfermeras junto a otras, camino a ella, la tomo de un brazo y apretó con fuerza.

— Dr Jeon ... Me duele.

— ¿Que mierda le dijiste a Mel?

— La verdad —murmuro ella— a mi nadie me amenaza, ni mucho menos me deja así como así, eres mío, Jungkook, que no se te olvidé.

— Eres una perra, yo jamás te perteneceré, si, tuvimos sexo, pero mi corazón jamás estará junto a ti, ni junto a otra.

— Jungkook, Sueltala —su jefe se hizo presente— Empeorarán las cosas... ZuYay presento una queja contra ti por acosos sexual y laboral.

— Sabes que eso es mentira Sunbae.

— Lo se, pero nadie te manda a tener un amorío dentro del hospital.

— Bien... —apreto con más fuerza y soltó derrepente — Renuncio.

— No puedes renunciar, Jungkook.

— Caldo que si —dijo firme y viendo a su amigo— Debo recuperar a mi esposa, y no tendré tiempo para el trabajo.

Se alejó dos pasos y reverencio en diferentes direcciones, pidiendo disculpas por su comportamiento, felicitando a todos por ser excelentes compañeros de trabajo y cuando termino corrió a su oficina, sacando rápidamente sus pertenencias y yéndose, del hospital en el que trabajo por casi seis años, desde que comenzó a trabajar como practicante.

30 días contigo.        ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora