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Había pasado tres hermosos meses, en los que las citas, domingos de películas, cargadas en brazos, sexo pasional y lo más importante, las entregas amorosas del uno al otro.

Por decisión de Jungkook y creyendo que sería mucho mejor para ambos, volvieron a vivir a Busan, un sector muy tranquilo, a Jeon, no le costó mucho encontrar la casa perfecta para ambos, y daba la casualidad que era la misma que ella vivió en sus sueños.

A las dos semanas de vivir ahí, todo estaba de mejor a mucho mejor...

Con una hermosa cena para dos a la luz de las velas, Mel le declaró a Jungkook que esperaba un bebé, al fin, el hijo que tanto habían esperado llegaba a completar su familia.

Y al día siguiente de dicha noticia, Kook junto a Mel, fueron a adoptar a un perro. Melissa vio a un hermoso puddle toy, mientras que su esposo, tenía la vista en un Doberman marrón.

Los ojos de el brillaban con el canino adulto, ese perro era el mismo que vio en sus sueños y le juro a esa Mel que cuidaría de él.

Pero esta Mel estaba embobada con el Puddle y no sabía que hacer.

Pero su esposa es una mujer maravillosa, y noto esos ojitos que se conectaban al castaño y finalmente eligió de él.

No podían arrepentirse, Bam, era un perro amaestrado y sabía cómo comportarse dentro y fuera de la casa, con los niños del vecindario era un amor y siempre que Mel salía sola de compras este la seguía como protección.

Así, Jeon también se sintió un poco más seguro, pues volvió a trabajar en el hospital cercano ahí, esta vez cumplía su horario al pie de la letra y no se quedaba horas extras a no ser que fuera estrictamente necesario...

No volvió a fallarle a su esposa en ningún sentido, y a pesar de los coqueteos que recibía por parte del personal, el solo tenía ojos para el amor de su vida, ese que escogió en el colegio, aquel enjambre que lo hacía enamorarse cada día, aquella chiquilla que trabajo para mantener el departamento a flote mientras él se dedicaba solo a estudiar para ser el mejor de su clase y darle al fin la vida que su esposa merecía.

Muchas noches temía dormir, le aterraba que en realidad eso que estaba viviendo era un sueño y podría despertar a la realidad de una vida sin ella, muchas veces sus ojos agotados cedían y al despertar lo primero que hacía, era buscar a su mujer y llenarla de besos.

Le aterraba, como nunca, le aterraba que ella no estuviera a su lado, temía perderla y por esa razón aprovechaba cada minuto junto a ella.

En ese momento, recién habían terminado las "Sentadillas" de Mel como ejercicio diario, la acomodo en su pecho con una mano acariciaba su vientre y con la otra frotaba el cuero cabelludo en forma de masaje.

— Jungkook —se escuchaba somnolienta. .

— Dime, amor.

— Te amo —el sonrió completamente complacido.

— Y yo a ti, mi Bonita.

— Sigo siendo tu enjambre

— Eres mi perfecto y hermoso enjambre. —ella sonrió con ternura.

A veces le gustaba que saliera aquella muchachita vergonzosa de la que se enamoró.

— Quiero que me cantes —un Deja Vu se apoderó del momento, ese pesar en su corazon— Es momento de que lo hagas.

— ¿Qué?

— Despertar, me quedé contigo mucho tiempo más, debes despertar — la apretó a su cuerpo.

— No quiero, quiero quedarme contigo siempre... Dejame quedarme contigo, estar aquí, siempre.

— Tus padres te necesitan.

— Y yo te necesito a ti.

— Vivimos más de treinta días... Si te quedas, jamás podrás despertar.

— Prefiero quedarme, junto a ti —ella lo abrazo con fuerza

Se abrazaron mutuamente, ambos lloraban con dolor pero se hacían feliz, ahí, eso, era lo que de verdad importaba.






En una sala blanca, y lleno de máquinas se encontraba Jeon Jungkook, uno de los mejores doctores de cirugía general.

Su madre lo cuido por tres meses, rogándole que luchará por su vida, pero también sabía que si despertaba estaría devastado por no tener al amor de su vida consigo.

— Ve con ella, cariño —le dijo votando las últimas lágrimas.

Algo le decía que estaban juntos en algún paraíso pues, Jungkook aún estando inconciente, en coma tendía a sonreír.

De pronto, se oyó el pitido de la máquina, los signos vitales ya no estaban, se había encontrado con su mujer y no la dejaría por ningún motivo jamás.

Esta vez...




Ni la muerte los pudo separar.


















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Basada en la canción
No te pertenece
Luis Fonsi

30 días contigo.        ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora