Capítulo 3 (Parte 2)

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No tenía experiencia en relaciones románticas, su conocimiento en ese tema era escaso, por no decir nulo o inexistente. Su primera pareja en todo el sentido de la palabra, había sido Xavier Thorpe, y al parecer lo había arruinado al no mostrar lo que él significaba para ella. En su defensa, nunca tuvo nada serio con nadie qué le hubiera dejado alguna experiencia o conocimiento sobre cómo debía manejar una relación. 

Tyler solo había sido una atracción temporal y su primer beso qué terminó muy mal. Un intento fallido que duró poco y como resultado una escuela destruida. 

Las únicas parejas que conocía y de las que tenía alguna escasa referencia, eran las que tenían su familia. La que más observaba y de la que por años no pudo escapar aún cuando lo intentaba, era la de sus padres, cuyo afecto la hacía querer sacarse los ojos y desaparecer. 

Y sí realmente se ponía a pensar en su madre y padre, podía llegar a la conclusión de que su relación no parecía encajar tampoco con lo normal en Never More o cualquier parte del mundo con sentido común. Así que volvía a estar blanco de como se suponía que funcionarán las relaciones románticas en el mundo normal. 

Merlina suspiro, mientras colocaba otro libro romántico en su canasta. El peso de los cinco libros que llevaba hasta ese momento, estaba provocando dolor en su brazo izquierdo. Pero no le importó, siguió caminando lentamente por el pasillo. Leyendo los títulos de los libros que estaban ordenados por géneros en la repisa del medio. Viendo si algún otro podría necesitar. 

Tal vez no era buena con los sentimientos, o le costaba mucho más  saber cómo se sentía una persona con solo observar. Pero era buena investigando y mucho más leyendo. Y había estado tan desesperada toda esa semana por saber si había confundido las palabras de Xavier esa noche en la enfermería, cuando confesó su sueño y lo que significaba ella para él, qué tomó la importante decisión de hacer a un lado sus historias favoritas de crímenes y misterios, para ir a la biblioteca a conseguir libros que pudieran aclarar las dudas que tenía sobre las relaciones, o las acciones de los hombres en la vida.

Eugene se aclaró la garganta ruidosamente para llamar su atención. Merlina se detuvo en medio del pasillo qué recorría y se giró sobre sus talones, mirando con una ceja levantada el libro que llevaba su amigo en la mano. 

—¿No tienes suficientes libros de abejas?—dijo ligeramente como observación, mientras tomaba el libro amarillo de Eugene para mirarlo de cerca. Ella no estaba en la mejor posición de regañar a su amigo por su obsesión con las abejas, no cuando ella tenía su propia fascinación por las historias de crímenes qué ocupaban más espacio en su habitación qué su propia ropa—Este libro ya lo compraste, Eugene—notó al ver la conocida abeja feliz y el panel de colores que decoraba los bordes de la portada.

—No—respondió, cruzando los brazos contra el pecho a la defensiva—No lo he comprado.

—Si, si lo hiciste. Lo vi en nuestra última reunión del club de apicultura, estaba en medio de tu estantería, justo a lado de tu libro de recetas caseras—señaló, recordando perfectamente como el libro de quinientas páginas ocupaba un lugar ahí.

—Tal vez te equivocaste. 

—Yo nunca me equivoco—señaló y luego recordó qué hacía ahí. Como estaba buscando respuestas para saber si había o no arreglado sus problemas con Xavier. Si había  confundido sus palabras y acciones en la enfermería—Bueno, al menos no siempre. 

Sostuvo la mirada de Eugene durante unos segundos. Fue fácil para ella hacerlo. Al parpadear muy poco, le dio rápidamente la ventaja para hacer qué su amigo se rindiera, con solo el peso de su mirada. 

—Esta bien, tu ganas—levantó los brazos en señal de derrota—Ya lo tengo, pero no en tapa dura—respondió quitándole el libro y abrazándolo contra su pecho, como si debiera protegerlo de algún posible daño que ella pudiera infringir. 

Merlina Y Xavier - Mi Dulce Tormenta (Wednesday) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora