Capítulo 4 (Parte 2)

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Cuando tomó la decisión de ir a buscar a Merlina para aclarar lo sucedido aquella noche en la enfermería, no consideró ni por un momento que podía suceder al llegar hasta su habitación. Tal vez durante un escaso segundo paso por su mente, algún gesto molesto, silencio incómodo e incluso un grito. Pero estaba seguro que ser empujado bruscamente por ella, no había formado parte de esa mini lista. 

—Sabes, estoy cansado de que me empujes—dijo molesto una vez que recuperó el equilibrio y evitó caer de trasero contra el piso. 

Antes no había ningún toque agresivo entre ambos. Solo caricias y besos. El empujón más fuerte que había sucedido era cuando uno arroja al otro contra la suavidad del colchón, y sus cuerpos se enredaban en las sábanas. Pero esto, ser alejado así ya se estaba convirtiendo en algo recurrente qué no le gustó. No quería que el contacto físico sustituyera a la conversación. No cuando había claros problemas que resolver.

—¡No me digas!—exclamó Merlina acercándose más a donde estaba—Pensé que te gustaba. 

—¿Piensa que quiero esto?—preguntó incrédulo, aumentando su tono de voz. 

—Si, así es. Pienso que quieres que te empuje lo suficientemente fuerte como para sacarte por completo de mi vida.

Xavier la miró sorprendido, negó ante su respuesta. No creía que hablara en serio, pero todo lo que hacía y decía Merlina lo era. Ella no solía ser buena mentirosa, no conocía ni siquiera el sarcasmo, difícilmente lograba comprender cuándo sucedía o adivinar cuando alguien lo empleaba. Y que él supiera que lo decía en serio, solo logró provocar un dolor intenso en su pecho, uno que lastimaba y dejaba un vacío profundo. 

Xavier se quedó sin aliento, era como si Merlina le hubiera dado un fuerte puñetazo en la panza. El la ama con locura. Ella ha sido la única chica que ha amado en toda su vida. Ni una chica con la que estuvo, ni siquiera Bianca, pudo  provocar ese maravilloso y terrorífico sentimiento. Ella lo tenía a sus pies, y parecía ni siquiera ser consciente de ello. Siempre había sido él quién la buscaba y no se avergonzaba de ello. Para bien o para mal, la necesitaba para sentirse completo. Estar lejos de ella era una tortura, un infierno. 

—¿Crees que quiero esto?—se atrevió a preguntar incrédulo, recuperando la voz—¿Crees que quiero que esto que tenemos termine? 

—Para empezar, ni siquiera sé que tenemos. Ya ni siquiera sé lo que somos. Y te recuerdo que fuiste tú quien quiso esto. Tu fuiste quien pidió tiempo, no yo. 

Bueno, al menos no era el único perdido en la relación que compartían, y Merlina tenía un punto, él fue quién decidió separarse temporalmente. Había pensado en su momento que sería solo un par de días, jamás pasó por su cabeza que su comunicación se complicaría y que volver a antes del concurso sería tan difícil de lograr. Creyó que alejarse serviría para darle el valor suficiente a Merlina para exponer lo que sentía realmente por él. Pero se equivocó, esa había sido su primera mala decisión en mucho tiempo. 

Y al parecer ambos estaban sufriendo a causa de ello. Merlina al igual que él, parecía lo suficientemente confundida con todo lo sucedido en las últimas semanas. El cansancio en su cuerpo y las ojeras debajo de sus ojos, podían también significar que no estaba durmiendo bien, pensando  también en su relación. Eso lo hizo sentir terrible, y pensar en lo que su amigo Ajax le dijo en el patio.

''No crees que te estés aferrando demasiado a ella. A lo que tuvieron''.

Lo que dijo Ajax lo había tomado desprevenido, incluso lo puso durante unos momento a analizar si eso podía ser verdad, si ser salvado cuando era niño  de ser incinerado había sido el factor principal para no querer separarse de la persona que le salvó la vida.  Pero Xavier desechó ese pensamiento de nuevo y lo aventó al contenedor de basura más lejano. 

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⏰ Última actualización: May 05 ⏰

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Merlina Y Xavier - Mi Dulce Tormenta (Wednesday) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora