020

192 19 0
                                    

Hermione
Doce semanas del sexto año de Hogwarts
15 de noviembre de 1996

Existe una novela en el mundo muggle que Hermione había leído hace un tiempo; su madre, en un momento de preocupación, hablo con su hija y le dijo lo orgullosa que estaba de ella, pero que tenía miedo de que olvidase de donde venía y que la olvidase a ella.

En las vacaciones, entre el cuarto y quinto grado, Hermione pasó la mayor parte del tiempo encerrada en su habitación, no podía sacar de su mente a los pobres elfos domésticos. Había organizado huelgas pacíficas, como aquella vez que se rehusó a comer en el torneo de los tres magos, era imperdonable que los elfos fueran los meseros. Aunque también había huelgas un poco más agresivas.

Pero no muchos le hacían caso.

Su madre se paseaba por el pasillo observando a su hija. Hermione no podía concentrarse por los pasos fuera de su habitación, así que le dijo a su madre que pasara y entonces le explico todo lo que sucedía con los elfos. Pero su madre creía que aún era joven y que tenía todo el tiempo del mundo para lograr que aquellas criaturas tuviesen una vida digna. Y, cuando pudo hablar, le platico su malestar a su hija y le enseñó los libros que ella leía a su edad.

-Seguro que te vas a entretener con todos estos libros-Dijo su madre-No te pido que pares, estoy muy orgullosa de ti hija, pero a veces siento que ya no tengo muchos temas de conversación contigo. Me gustaría tener algo en común, como en los viejos tiempos.

Ese día, Hermione lloró y abrazó a su madre y accedió a parar un momento.

Y fue ahí cuando leyó Orgullo y Prejuicio de Jane Austin.

Y ese verano platico con su madre por mucho tiempo sobre el Sr. Darcy y las hermanas Bennet.

-¿Alguna vez te has enamorado así?-Hermione se puso roja y negó con la cabeza.

No creía realmente que estuviese enamorada, no de Víctor, no de Ron.

Cuando recobró la noción del tiempo, se dio cuenta de que seguía en el gran comedor y que su comida seguía intacta, su jugo de calabaza ya se había asentado y sus amigos parecían no darse cuenta.

No tenían ni idea de que a Hermione le dolía el pecho pensando en Draco Malfoy.

Porque habían pasado dos días de aquel beso, pero ninguno se había dirigido la palabra, es más, se evitaban.

Y entonces Hermione recordó y sonrió pensando qué tal vez eran demasiado orgullosos.

HUMAN ERROR | DRAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora