Capítulo 21

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El mundo de los Sueños lloró la pérdida de su legítima Reina

Por mucho tiempo, el lugar que debía ser de encanto, fantasía, magia y posibilidades infinitas había sido devastado por el manto de la pena que sucumbía a cada habitante, aún si solamente hubiese escuchado hablar de aquella Diosa que había llegado alegrando a su Rey y además a su pueblo 

Pero el tiempo pasó, y la gente superó, más no olvidó. Las criaturas de la ensoñación continuaron con su vida y sus deberes sin olvidar a la bella dama que cautivó no solo a su Monarca, sino a cada criatura de cada rincón de ese basto paraíso de fantasía 

Sin embargo, la preocupación no desaparecía del ambiente, pues luego del amargo acontecimiento ninguno de los habitantes había vuelto a ver a su Rey, pero todos sabían entre murmullos y chismes que su Monarca yacía detrás de los muros de su imponente castillo, y las habladurías que pasaban de voz en voz decían que el Rey de los Sueños, Morfeo, había sido derrotado por el mal de amores; sumido en su depresión y soledad, apartado de todos y todo en el exterior. Se sabía que incluso ninguno de los servidores en el palacio había visto a Morfeo ni por casualidad en su propio castillo 

No podían darlo por muerto, pues sino ellos lo estarían también. Lo que solo los hizo llegar a una sola conclusión:

"Lord Morfeo está roto"


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En el interior del castillo, en la gran biblioteca, entre sus enormes estantes de madera y sus laberintos infinitos una risa suave envolvía el lugar, parecía un eco de un recuerdo o tal vez un sueño

Alejado de los ventanales, en el rincón más apartado, Morfeo yacía sentado en el suelo observando a una sonriente Diosa curioseando entre sus libros, tomando uno por uno, hojeándolo y haciendo comentarios con respecto a este provocando la leve risa de su oyente 

-- Creo que alguna vez he leído este -- dijo Frey enseñándole aquel que sostenía con sumo cuidado -- Los humanos tienen una extensa imaginación, muchas veces sus obras son espectaculares 

Habló sonriendo con suavidad. Vestida con una seda fina y delgada que llegaba hasta sus pies descalzos, cayendo como agua cristalina, sutil y delicada 

-- A veces las personas no son conscientes de su verdadero potencial, pero cuando lo descubren son capaces de realizar maravillas -- respondió el eterno con ese tono apacigüe que usaba solo con ella 

Frey asintió sonriente, con delicadeza devolvió el libro y siguió curioseando con su mirada de ojos grises que se carcomían cada libro, cada palabra y más aún la sublime imagen de su amado 

-- He visto las flores del jardín -- comentó de pronto -- Deberías recogerlas y ponerlas en floreros de plata, hay bastantes sin uso en las cocinas del palacio 

-- Estuviste merodeando en la cocina? -- sonrió el eterno 

Frey asintió orgullosa 

-- Bien, mandaré a que lo hagan -- respondió Morfeo 

-- No. Hazlo tú mismo -- ordenó ella -- Y tráelas para mí después. Amo el deslumbre de las rosas recién cortadas en mi habitación -- sonrió 

-- Como quiera mi Reina... -- murmuró Morfeo 

Un ligero suspiro se oyó de parte de Frey, que al instante volteó hacia el eterno con una sonrisa radiante 

el Amor de MorfeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora