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La vida pasa más rápido de lo que uno se imagina, vivimos en un tiempo muy lento y a veces muy rápido. Jeon Jungkook y Kim Taehyung en los últimos dos meses se hallaron así mismos distanciados, pequeños mensajes fueron suficientes para mantenerse al tanto.

A pesar de la reciente lejanía, aún cuando Kim se despegó de su vida personal para concentrar su atención en el trabajo, Jungkook seguía ahí, esperando sus mensajes de buenos días y de buenas noches. Por ello, no sé dió cuenta de la felicidad instantánea al recibir el llamado del ser brillante. Era de noche y su único plan era dormir, pero ahora, lo único que haría era llegar con el ser de luz.

Afuera del recinto de una casa retiro para las personas que cumplieron su deber de prestar sus servicios a la Nación. Jeon Jungkook esperaba a que la puerta se abriera. Pese a que la temperatura no rebasaba los menos cuatro grados y por mucho que era nochebuena, un evento para estar en familia en un hogar calientito. A pesar de ello, Jeon estaba en ese punto en específico porque Taehyung lo pidió, puesto a que le era inevitable no ceder a sus pedidos.

Tal vez… simpatizaban en su soledad de esas épocas.

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La casa de retiro para adultos mayores era más agradable de lo que imaginó.

No obstante allí se encontraba su principal razón para estar en un lugar así, Kim Taehyung al lado de una señora; una mujer apergaminada, de ojos grandes y verdes, su piel a pesar de los años se veía fresca, el tono moreno la hacía lucir aún más hermosa. Jeon es un hombre capaz de reconocer la belleza cuando la ve. Verdaderamente era la mujer de edad más bella de todo el asilo.

«Un color marrón; fuerte y fiable.»

Pensaba que podían coincidir en pasar en soledad esos eventos, al parecer fue una suposición equivocada, ya que Taehyung tenía a esa mujer del color del roble. Con todo eso, se sintió bien, saludó a la mujer. El asilo organizaba eventos y ese día era día de fiesta, Jeon Jungkook comió mucho y bebió poco. Entre esos desconocidos halló tranquilidad y diversión jugando juegos de memoria.

—¿Qué se siente perder? —preguntó Taehyung, burlándose de la reciente derrota.

—Te ganó un grupo de ancianos —aportó Hareem, la mujer de roble—.

—Se sentiría mejor sino se burlaran de ello —se quejó—, sólo fueron dos puntos.

—Dos puntos que recordarás toda tu vida.

Finalizando la sesión de molestar a Jungkook, la mujer de roble se retiró con un grupo de amigos que la invitaron a realizar otro juego, dejando a los dos adultos jóvenes solos.

Ya pasaba más de la media, aproximadamente calculaban que era la una de la mañana, sin embargo, no fue impedimento para seguir.

—Gracias por invitarme hoy —le dijo Jeon Jungkook al ser brillante— me divertí.

Kim Taehyung sonrió sin pretender encantar al pelinegro. Pero la verdad de su sonrisa fue porque le gustó ver sonreír a Jungkook.

—Te agradezco que hayas podido venir —le contestó.

Vaya, la duda picaba en la punta de su lengua y un pequeño desespero nacía de la curiosidad de saber. Jeon quería preguntar ¿Por qué él?

El ser de luz miró en él angustia, y le dolió poquito ver a su amigo así.

—¿Por qué yo? —preguntó—. ¿Por qué me invitaste a mi?

¿Por qué?

Era una pregunta difícil. Tal vez porque pensó que sería divertido pasar más tiempo juntos, también pensó que le gustaría ver un poco de la sonrisa melancólica de Jungkook y probablemente, solo probablemente, también no tenía con quién más ir. Jimin se la pasaba con su familia, sus hermanos estaban con su papá y mamá, Bagha estaba ocupada con grabaciones. No era tan diferente a Jeon. Jieun estaba con la familia de su novio e ir con sus padres no era opción.

Y a lo mejor el ser brillante bebió demasiado esa madrugada, quizás la música creaba un buen ambiente, tan bueno que jaló la mano del pelinegro para llevarlo a bailar. Pese a que el ser de luz era más alto que Jungkook, él le sostuvo firme al momento de bailar, tomó con ambas manos su cintura. Kim era buen bailarín, Jeon no tanto, pero eso no les impidió crear un buen compás.

—Te invité porque no quería estar solo.

Le confesó el ser de luz en medio baile, quería ocultar un poco de su sonrojo por la vergüenza de la confesión, pero no era posible, porque Jeon Jungkook lo vió e inevitablemente se sonrojo casi más que él. No sabía por qué, no se preguntaba cómo, pero en ese instante se dejó guiar.

Las canciones que pasaban eran lentas, blues y jazz, ese ritmo cambió por una canción del rey del rock. En el transcurso de esa canción la dirección de ambos pares de ojos se cruzó. Jeon Jungkook vio en el ser de luz unas inalcanzables gemas ámbar cristalinas y cariñosas. Kim Taehyung vio en Jungkook los ojos dulces y los más sinceros que conoció en su vida.

"Only fools rush in"
Solo los tontos se apresuran.

¿Será?

Será que solo estaban destinados a mirarse entre sí, con los rostros tan cerca que podían detectar el leve aliento contrario. A lo mejor sí.

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Cuando se volvió demasiado tarde o muy temprano para seguir, Jeon Jungkook regresó a su hogar con un corazón volcado y un arrepentimiento interno.

Taehyung se quedó un poco más con su vieja amiga. Hareem observó la decepción en los ojitos de Kim, y le dijo algo que quizá lo descolocó un poquito.

—Si no te apresuras tú, yo me quedo con Jungkook…

PRISMA DE NEWTON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora