Olivia
Genial. Lo que me faltaba, un resfriado.
Ayer por la noche, después de que Lucas y yo nos olvidáramos de la lluvia y del frío, regrese a casa hecha un completo desastre. Cuando Julia llegó a casa, después de otra entrevista sin éxito, entro a mi habitación con la excusa de tomar algo de ropa para lavar aunque apuesto a que la sudadera azul de Lucas que escurría de la silla en el comedor le había dado un indicio de que había sucedido, quizá no con exactitud.
Para nada había sido algo grave, la fiebre entro en mi cuerpo anoche cuando Julia se quedado recostada en una silla frente a mi escritorio para «estar al pendiente» de la situación. A la mañana siguiente, en cuanto desperté fue Julia lo primero que vi. Estaba allí con la cabeza sobre el escritorio con los brazos cruzados, cuando noto que yo ya estaba despierta bostezo y reí para mí porque las marcas de la madera se le habían quedado marcadas en el rostro.
—B-buenos días. –bostezo abriendo lentamente los ojos con una voz cansada.
Una vez que me levanté aún me sentía algo congestionada, Julia por el contrario actuaba como si yo no pudiera ni siquiera pararme por mi cuenta. Había tomado una ducha que me refrescaría de la noche anterior y su mal clima, por suerte, el día de hoy se me había obsequiado un lindo sol que de acuerdo al pronóstico duraría por un buen rato.
—¿Saldrás hoy después de la fiebre de anoche? –preguntó Julia sirviendo el desayuno que había preparado.
—Eso creo. –respondí sin mucho pensar.
—¿Iras con Amanda o con tu amigo del restaurante? –preguntó de nuevo sirviendo un exquisito te de manzanilla que según Julia, calentaba incluso el corazón más helado.
—Con ninguno. –conteste. —Ambos estarán en una especie de cita amistosa o algo por el estilo, yo iré con Lucas.
—¿Y quién es Lucas?
—Un amigo. –dije e inmediatamente me vino a la cabeza la cara que Lucas hubiera puesto si me hubiera escuchado decir eso con tanta naturalidad. —¿Hoy estarás en casa?
—Si, hoy me quedaré aquí e intentaré asear un poco la casa. Si necesitas que vaya por ti o te sientes mal de nuevo regresa y llámame por favor. –insisto.
Asentí con la cabeza y comencé a sorber poco a poco el té que había servido.
Después de que Lucas y yo anduviéramos de aquí por allá en plena lluvia, había dudado un poco de que el chico hubiera resistido el terrible frío que hacía en el aire además de las gotas que caigan sobre su cabello aplastando su revoltoso peinado y transformándolo en una cascada para sus ojos color miel.
Me había divertido y creo que el también lo notó, estaba completamente loco porque a él parecía importarle nada lo que pasará después si en ese momento le esbozaba una sonrisa y eso me parecía lo más increíble de él. Así que hoy conocería algo sobre ese chico tan extraño.
Amanda por el contrario me había mando un millón de mensajes insistiéndome en acudir con ella y Derek, dejando plantado a Lucas por ir a jugar bolos aunque todo eso fue olvidado cuando le contesté con un: «bien, iré junto con él a jugar bolos».
Se que las personas jamás terminan de conocerse, Julia había dicho que cuando creemos conocer a las personas en realidad estamos lejos de hacerlo, sobre todo porque las personas estamos en constante crecimiento y conforme avanzamos a nuestro propio ritmo dejamos ideas y creamos nuevas, es así como se mueve el universo. Todo es un constante cambio.
Ya había escuchado rumores sobre el, sabía que no era un santo ni mucho menos un ejemplo a seguir pero no me parecía una mala persona. Hace un año yo misma había descubierto lo terrible que es ser juzgado por algo que no está en tus manos resolver, así que si, si Lucas era un delincuente o solo un chico algo roto, lo descubriría por mi propia cuenta.

ESTÁS LEYENDO
Aunque fuéramos nosotros
Teen Fiction¿𝑼𝒏𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒖 𝒔𝒂𝒍𝒗𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒚 𝒕𝒖 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒓𝒖𝒄𝒄𝒊ó𝒏 𝒂𝒍 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐? Cuando alguien importante para tu mundo se desvanece, tu sol se apaga, tus planetas colapsan y tus estrellas caen junto con t...