08. Iceberg

0 0 0
                                    

Lucas

Realmente lo había arruinado.

—¡Olivia! –grite cuando se alejaba del jardín y caminaba rumbo al edificio principal con pasos veloces.

Lisa y Josh me miraban con incredulidad y satisfacción al mismo tiempo, ¡como quisiera retroceder el tiempo! Fuí tras de ella, estaba entrando a el pasillo principal rumbo a la clase de biología cuando después de gritar su nombre una vez más, al fin de detuvo.

—Oye, nada de lo que dijeron tiene que ver contigo. Es todo un malentendido, verás no hablaban de ti. Tampoco quise decir que no te conocía pero si no lo hacía ellos iban a…–dije acelerándome en las palabras cuando me interrumpió.

—Para ser alguien que dice tener amigos me sorprende que los hayas conseguido. —contesto amargamente y siguió caminando.

¡Genial! Lo que me faltaba, pensé al escuchar pasos atrás de mi.

Lisa venía tras de mi aún sujeta de la mano de Josh, ni siquiera les importaba, solo querían avanzar.

—Andando Lucas. –farfullo Lisa con un tono compasivo sin dejar de sonar enojada.

—¿Tienes una idea que lo que acabas de provocar? –pregunté.

—¿De lo que yo provoque? –replico con incredulidad. —Creí haberte escuchado decir que no la conocías. –. Lisa se acercó a mi con una mirada fría. —Lucas, por favor. ¡Despierta! Esto no es bueno para ti ni para ella, sabes que no debes acercarte. Tu madre se enojará contigo y ni hablar de…–respondió.

—Estoy despierto Lisa, jamás he estado tan despierto como hoy. Tu y yo nos conocemos hace tiempo, dime la verdad. ¿Enserio crees que soy tan idiota como para lastimarla más de lo que ya está? –pregunté con desesperación y ella me dirigió una mirada compasiva.

Lisa tomo la mano de Josh y un apretón de manos sentenció lo siguiente. Sabía bien que tanto Josh como Lisa no me consideraban la mejor compañía pero entendían lo que pasaba, estaban al tanto de la situación y eso en el fondo, les hacía comprender lo que sentía. Ella retrocedió unos pasos y luego dió una vuelta, creí que se iría olvidando la escena que estábamos discutiendo pero no fue así, ella debía tener la última palabra.

—Las personas se disculpan todo el tiempo Lucas y son de verdad extraordinarias las que lo hacen de corazón, pero deberías pensar que no todas las heridas se curan con un “lo siento, no quise hacerlo” a veces la mejor manera de disculparte es no hacer la herida más grande y dejar que las personas continúen con su vida. Ya sabes lo que dicen, soltar también es amor.

Me había dejado helado la manera en la que se había tornado la conversación.

Lisa tenía razón.

—¿Se lo dirás? –pregunté una vez que la veía caminar al lado contrario.

Ella no dijo nada, al día de hoy ni siquiera estoy seguro de que me haya escuchado.

Lisa, era bastante aguerrida y también muy decidida, había sufrido mucho, eso lo sé, pero ella ya no era ese chica que odiaba sus cicatrices, ahora solo era una chica con cicatrices como todo el mundo y eso era jodidamente admirable.

Después de todo lo sucedido me pregunté si era el momento para huir, para dejar todo esto e irme lejos. De nada me serviría irme, una persona rota es una persona rota y lo único que podemos hacer al respecto es buscar que la luz atraviese esos lugares vacíos de nuestra alma para volver a brillar.

Sabía que Olivia estaba rota, más que yo, mucho más que yo, era eso lo que todavía me mantenía aquí, de pie. Si los pedazos que tengo sirven para completar los suyos, no dudaría en mantenerla completa y eso sin duda, es algo por lo que valía la pena luchar.

También tenía en cuenta que Lisa no se quedaría tranquila por mucho tiempo, aunque en el fondo yo no le agradará mucho ella quería ayudarme, sabía lo que sentía, lo entendía.

Paseaba por el jardín, no tenía ni ánimos de escuela ni tampoco ánimos para ver en qué andaba metido algún tipo molesto. Mis piernas se dirigían a la cafetería, me acerque a las sodas mientras intentaba sacar del bolsillo una moneda para depositarla en la máquina cuando al sacar mi mano, había tomado el folleto que esta mañana me había mostrado Olivia. ¿Inscripciones? Sin duda estaría allí, sin falta alguna, sin plan alguno.

Aunque fuéramos nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora