Lucas
¿Alguna vez se han sentido tan llenos de alegría y tan vacíos de vida? Es un jodido fastidio.
El día había comenzado, baje por las escaleras rumbo a la cocina para tomar un pan tostado y untarle mermelada de fresa. Cuando baje, note que mi madre ya se había ido al consultorio. Percival había convocado una de sus juntas por la noches para discutir según el: las reglas indispensables en el equipo.
Haber visto a Asher anoche fue increíble, ese chico estaba creciendo a pasos acelerados. Siempre supe que el haría algo estupendo de su vida porque así era el, Asher siempre fue especial, algo dentro de el siempre se iluminó. Me había alegrado poder mostrarle a Olivia lo más sagrado que tengo.
Salí de casa, sin ninguna prisa rumbo a la escuela. Debía llegar a tiempo para la clase de Química, si quería seguir con una imagen de buen ejemplo, debía por lo menos intentarlo. Una vez que me encontraba en el instituto decidí entrar por la puerta principal, si, las inspecciones eran una perdida de tiempo pero algo dentro de mi me decía que lo hiciera.
Pasaron las primeras dos clases bastante rápido, sin lagunas existenciales no agotadoras tareas que me hicieran fingir algún tipo de dolor estomacal para salir de allí.
—L-Lucas…-tartamudeo alguien con una voz serena y voltee esperanzado a ver a una chica castaña de ojos almendrados. Mi imaginación se detuvo cuando Lisa tocó mi brazo para hacerme parar.
—¿Sucede algo? -pregunté algo distraído, pues en mis pensamientos todavía se encontraba Olivia.
—N-No, no nada. –nego con nerviosismo. –Es decir, si. Yo quería disculparme por la otra noche, cuando fui a tu casa y mi madre dijo todas esas cosas sobre tu y yo…– comentó.
Era raro, muy raro ver a Lisa nerviosa y avergonzada. Vaya que le sacaría provecho a la situación.
—¿Te refieres a cuando me golpeaste en las piernas? –pregunté sarcástico.
—Es todo tu culpa, parece que no puedes cerrar la boca. –sentencio y reí cuando su mirada pasaba de vergüenza a mostrarse enojada. —¿Acaso no puedes tomar nada enserio?
—Lo hago, si que lo hago. –refunfuñe y ambos comenzamos a caminar rumbo al jardín. –Y…. Dime, ¿Por qué le ocultas a tu madre que sales con Josh?
—No se lo oculto, solo estoy esperando un buen momento… –dijo con la voz más pequeña conforme ella misma se escuchaba y notaba que ese momento jamás pasaría.
Sonreí vacilante y ella me golpeó en el hombro.
—¿No sé supone que deberías estar estudiando o algo por el estilo? –pregunté rozando mi hombro con mi mano.
—¿Y tu qué no deberías estar con Olivia? –contestó.
—¿Desde cuándo tu apoyas que busque a Olivia? Además eso hago, se supone que debería haber asistido a Francés pero no entro a la clase. –replique llegando al jardín y salpicando de agua por los pequeños charcos que se encontraban allí.
—Bueno, tal vez necesite un favor tuyo pronto. ¿Acaso no dicen que si no puedes con el enemigo, te le unas? –refunfuño y le mire algo confundido.
—Yo jamás he sido el enemigo. –pronuncie a propósito, ella volteo los ojos y comenzó a caminar del lado contrario rumbo al edificio principal. —¡Ey! -grite. –En unas semanas más Asher vendrá de visita, tal vez le gustaría verte así que…. Ya sabes, si quieres venir. –le dije de buena voluntad y ella me dirigió un gesto distante.
Debía buscar a Olivia, aunque para ser sinceros estaba algo preocupado sobre lo que podría pasar después de lo de anoche al encontrarnos con sus amigos.
Camine por el jardín esperando encontrarla en la banca de la discordia pero no fue así, después camine a la cafetería y note que su amiga de cabello dorado estaba comiendo pero ninguna de las chicas que la rodeaba era Olivia.No podía acercarme a su amiga y felizmente preguntar «Ey, se que dijiste que dejara en paz a Olivia pero aquí estoy buscándola. ¿Sabes dónde está?»
Camine por el edificio principal y quise golpearme la cabeza contra la pared al recordar que si tuviera su número tan solo la llamaría. En cuanto la viera, le daría mi número. Camine por los pasillos hasta que vi salir del aula de francés a una chica con mi sudadera, si, sudadera azul que estaba diseñada solo y para Olivia.
—¿Olivia? –murmure cuando estaba lo suficientemente cerca para que me escuchase.
—¡Lucas! ¿La clase….? –preguntaba sorprendida señalando el salón de clases.
—La clase ha acabado hace unos treinta minutos. –sentencie.
—¡No puede ser! –respondió agitaba recargándose en la pared.
—¿Qué te ha pasado? He entrado a las dos primeras clases pero tú no estabas. –sentencie y Vi su rostro sin expresión alguna, solo veía al vacío como si los palabras no llegarán a sus oídos.
—Me he quedado dormida, es todo. –farfullo con un tono que delataba su mentira. –Bien, supongo que me iré a casa a estudiar. –finalizó.
—Espera. –dije tomándola del brazo. —Que bien te luce esa sudadera.
Ella se sonrojo pero enseguida el color rojizo de sus mejillas se borró cuando Amanda se acercó a dónde estábamos con el entrecejo marcado.
—Te estuve buscando, ¿Todo se encuentra bien? –preguntó la chica de cabello dorado a Olivia.
—Por su puesto, solo me he quedado… dormida. –respondió algo insegura. —Te veré en otro momento Lucas, adiós. –dijo despidiéndose.
—Espera. –repuse otra vez. Si Olivia no quisiera verme más, debía escucharlo de ella. —¿Estudiaras francés está tarde? –
Olivia asintió con la cabeza y la mirada de Amanda se posaban en nosotros.
—Te diré algo, ¿Qué tal si estudiamos juntos está tarde? Aquí en la escuela. –dije aún con mi mano en su brazo. —Soy un buen profesor.
Olivia titubeó un poco y tardó unos segundos en responder cuando por fin accedió con un si.
—Bien. Déjame…–titubeaba mientras sacaba una pluma de mi pantalón. Entonces recorrí la sudadera para descubrir su brazo y comencé a anotar los números. —Te mandaré un mensaje para la hora, está vez seré puntal.
Después de eso Olivia desapareció del brazo junto con su amiga. Jamás creí que estaría tan feliz por una cita…para estudiar.
• • • • • • • •
Las clases del día de hoy habían terminado, había pasado el resto del tiempo esperando el momento perfecto para hablar con Olivia. El momento perfecto no existe, me dije a mi mismo y le escribí. La había citado en la entrada de la escuela, sabía que podía ayudarle un lugar sin muchas personas, con un eco grande para que me escuchara y quizá, con un poco de suerte poder sacarle una sonrisa.
Olivia me llamo cuando estaba en la puerta de la escuela. Lo mejor de estudiar por la tarde en la escuela es que casi todos están en clubes de ajedrez, de fotografía y danza, así que mientras todos estaban tomando clases, la escuela estaba libre para ella y para mí.
—¿Sabes, no se si la escuela sea el mejor lugar para estudiar? –dijo algo testaruda. –El propósito de estudiar fuera es distraerse del entorno, además, ¿Por qué usas esos shorts?
—Te dije que tenía un lugar tranquilo. –respondí con mi manos sobre sus hombros guiándola por los pasillos. —Y no te burles de estos shorts, son bastante agradables.
Ella esbozo una ligera sonrisa, no una feliz, más bien como si quisiera sonreír pero no pudiera hacerlo con naturalidad.
—¿La alberca de natación? –gruño cuando entramos.
—Correcto, sígueme.
—Eres un demente. –farfullo.
Había preparado una silla para ella, está no decía entrenador ni tampoco capitán.

ESTÁS LEYENDO
Aunque fuéramos nosotros
Teen Fiction¿𝑼𝒏𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒖 𝒔𝒂𝒍𝒗𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒚 𝒕𝒖 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒓𝒖𝒄𝒄𝒊ó𝒏 𝒂𝒍 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐? Cuando alguien importante para tu mundo se desvanece, tu sol se apaga, tus planetas colapsan y tus estrellas caen junto con t...