III

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Había algo que no podía procesar de una buena forma, el hecho de que el detective hubiera aceptado la compañía de mi padre o mía, lo pensé tantas veces que no me lo explicaba.

Eran aproximadamente las cuatro y ya tenía mi equipaje listo, no sabía cuánto duraría mi estadía en Gotham, entre más rápido aparezca mi hermano, mejor.

Intenté llamarlo nuevamente pero me mandaba a buzón directo, si tan solo pudiera saber lo que estaba ocurriendo, tenía tantas ganas de llorar, ¿qué pasaría si ya no lo vuelvo a ver? No podía pensar así en estos momentos, no ahora, él de seguro está bien.

Me vi interrumpida por dos suaves golpes a mi puerta, sabía que era mi padre, era hora de irnos.

—¿Te ayudo con el equipaje? -preguntó entrando a la habitación.

-Claro -respondí- si hay algo que necesites solo llama, sabes que estaré al pendiente de ti, ¿verdad?

—Lo sé -se acercó y me envolvió en sus brazos en un dulce y tierno abrazo- vuelve a casa con tu hermano -musitó.

—Lo haré -correspondí a su abrazo de una forma suave pero amorosa, hace tiempo que no me trataba de esta forma.

—Se nos hace tarde -mencionó para luego apartarse con delicadeza.

Bajamos las escaleras del edificio, en estos momentos mi padre lamentaba haber escogido un piso con una vista agradable, era agitado subir y bajar todos esos escalones, llegamos al estacionamiento y nos subimos al auto, teníamos que darnos prisa ya que el departamento de policía nos quedaba a cuarenta minutos de distancia.

[...]

Al llegar el detective estaba recargado en un hermoso deportivo color negro, al parecer se ganaba bien en su puesto.

—Bien, llegamos -comentó mi padre dirigiéndose al detective- por favor, cuide de ella, quiero ver a mis hijos sanos y a salvo.

—Cuidaré de ella con la vida señor Krig, le prometo que haré todo lo que esté en mis manos para poder ayudar a su hijo -extendió una tarjeta hacia mi padre- es mi contacto, no dude en llamar cuando lo requiera.

—Gracias detective -guardó la tarjeta y se acercó a mi- llama cuando llegues -masculló- estaré al pendiente de ti.

—Gracias papá -respondí con el mismo tono- volveré con Dom, te lo prometo.

Sin nada más que decir mi padre se dio la vuelta y subió a su coche para después partir.

—Te ayudo con eso -dijo para luego arrebatarme el equipaje de las manos.

—Gracias detective Grayson.

—Por favor, sin formalidades, seremos compañeros de viaje, llámame Dick -sonrió.

—Está bien, Dick -reí por lo bajo.

—Fingiré que no vi eso -mencionó abriendo la puerta del deportivo- entra, el vuelo sale dentro de una hora.

—¿Vuelo? Creí que iríamos por carretera -cuestioné confundida.

—¿Bromeas? -replicó- Son al rededor de 43 horas conduciendo, ninguno de los dos estaría de acuerdo con eso.

—Debiste mencionarlo antes -reclamé- ni siquiera traje la documentación necesaria.

—Tranquila, tenemos un vuelo especial -argumentó- en Gotham no tienen los elementos necesarios así que extendieron una orden para que se enviaran más, es decir, no iremos solos, nos acompañan otros agentes.

—¿Todo eso por mi hermano? -lo miré confundida.

—Si y no, tu hermano no fue la única persona que desapareció, así como él, hubieron nueve chicos más, todos tienen algo en común, ninguno es nacido en Gotham y la mayor parte de ellos tenía nexos con ciertos mercenarios.

Valhalla | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora