Valhalla | Jason Todd

IX

Llevaba un rato en la habitación, sobre mis manos sostenía un libro que contaba toda la historia de todos y cada uno de aquellos que fueron Robin, el fiel compañero de Batman, al parecer en esta casa estaban obsesionados con el caballero de la noche.

Alfred me había proporcionado ropa cómoda para poder descansar ya que la que traía puesta se había roto en algún momento de la persecución. Era tarde, el reloj marcaba las 3:40 de la madrugada, la necesidad de recostarme para recobrar fuerzas se hizo presente, mientras observaba el techo decidí cerrar los ojos.

Los rayos de la luna atravesaban las cortinas creando un efecto que hacía impacto con mi rostro. Me levanté de la cama para darle un último vistazo a la luna, caminé en dirección hacia una de las puertas del balcón y salí a la intemperie.

-Lo que dije mientras estábamos en el coche -la voz del mercenario rompió el silencio haciéndome dar un brinco del susto.

-¿Podrías no hacer eso? -reclamé, me bastó con alzar un poco la vista para darme cuenta de que estaba balanceando las piernas sobre el tejado.

-Lo siento, no veía el momento de disculparme contigo -mencionó desviando la mirada.

-¿A qué viene todo esto?

-Juré que te protegería.

-¿A, quién, a Dom?

-A Dom.

La brisa jugaba con el cabello de ambos, un rotundo silencio se apoderó del ambiente pero no lo hizo incómodo.

-No entiendo nada de lo que está pasando, tengo miedo - dije en un sollozo, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.

-Oye, no -pronunció y con un pequeño salto aterrizó frente a mí- todo va a estar bien.

-¿Y si no lo está? No tenemos información, cada segundo que pasa la vida de mi hermano corre más peligro.

El llanto que provenía de mi cuerpo se intensificó, podía ver como el mercenario perdía la compostura, en sus manos se notaba el nerviosismo, definitivamente no sabía que hacer. Con demasiado sigilo se acercó a mí y me envolvió en su brazos.

-Respira, por favor -pronunció en un tono suave y delicado- todo va a estar bien, Batman y Grayson están en eso -sus manos ahora sostenían mi rostro de forma firme pero con cuidado.

-¿Batman? ¿Conocen a Batman? -mis manos tomaron las suyas y una expresión de asombro total se instaló en mí.

-Estás tan metida en esto como cualquiera que vive en esta mansión -suspiró.

Todd decidió revelarme el secreto que se oculta sobre todos los habitantes de este lugar, todos y cada uno de ellos resultaron ser vigilantes nocturnos, a excepción de Pennyworth, claro, él era de mucha ayuda para cada miembro de la familia Wayne, o debo decir, la Batifamilia.

[...]

La presión en mi pecho había hecho que despertara sobresaltada, no recuerdo haberme quedado dormida, pero lo hice. Miré a mi al rededor, ahí estaba él, Red Hood, sentado en uno de los muebles que adornaban la enorme habitación, ¿qué hacía ahí? Me levanté con cuidado de no despertarlo, al igual que yo, el sueño lo consumió, decidí no acercarme, simplemente iba a contemplar su presencia desde el borde de la cama

Jason era una persona realmente extraña, si bien le había prometido a mi hermano que cuidaría de mí, esto comenzaba a sentirse como si estuviera cargando con alguna culpa sobre sí mismo.

Su respiración se encontraba tranquila, al parecer tenía el sueño pesado, me pregunto si alguna vez descansaba. Escuché voces afuera de la habitación, las cortinas cubrían gran parte de la habitación así que supuse que ya era de día, antes de salir tomé la manta que se encontraba a su lado y se la coloqué con mucho cuidado, la mañana se sentía fría así que no iba a dejar que se congelara.

Caminé en silencio hacia la puerta, ahí estaba Dick, a punto de tocar.

—Creí que seguías dormida, no quise molestar -aclaró.

—No te preocupes, ya llevo rato despierta -sonreí- ¿alguna novedad?

—De hecho, hay cosas que tienes que saber, pero necesito que mantengas la calma.

—Claro, solo dame unos minutos, necesito prepararme mentalmente.

—Toma el tiempo que necesites pero procura no tardar, Bruce es quien te dirá todo -informó.

—¿Bruce? ¿Bruce Wayne?

—Sí -respondió- ¿pasa algo?

—No, claro que no, es solo que, no creí conocerlo, al menos no tan pronto.

Dick se limitó a sonreír, al parecer siempre le hacía gracia la forma en la que reaccionaba.

—En cuanto estés lista baja a la cocina, Alfred te llevará con nosotros.

—Entendido.

—Por cierto, ¿sabes algo de Jason? Llevo toda la mañana buscándolo, él también necesita estar con nosotros.

Negué con la cabeza, Jason había tenido la suficiente confianza para hablar conmigo e incluso dormir en la misma habitación, no quería echarlo de cabeza o que los habitantes de la mansión creyeran que él y yo pasábamos el tiempo juntos.

—Bien, si lo ves, dile que venga.

Grayson se alejó inmediatamente, sabía que lo que venía no sería nada bueno. Me adentré la habitación en busca de Jason quien por supuesto ya no se encontraba, se había ido dejando las puertas del balcón abiertas. Del lado izquierdo de la cama se encontraba un mueble con una torre de ropa, supongo que Todd fue quien la dejó ahí, me acerqué a ver, en efecto, sobre la última prenda se encontraba una nota.

"Usa lo que necesites, no preguntes de quién es"

Sonreí al ver lo que estaba escrito, sería tonto no admitir que me pareció tierno. Corrí a darme un baño, estaba a punto de conocer al caballero de la noche y lo último que quiero es dar una mala imagen, en cuanto hice lo necesario relacionado a mi higiene personal salí en busca de Pennyworth, como era de esperarse, se encontraba listo para llevarme hacia donde se encontraban todos.

La mansión era inmensa, Alfred permaneció callado hasta que llegamos a la biblioteca.

—Detrás de este librero se encuentra el señor Wayne esperando por usted -informó.

—¿Es su guarida? -bufé.

Al parecer a Alfred no le hizo gracia en lo absoluto, eso significaba una cosa, si era la Baticueva.

—Cuando yo coloque el código en la máquina usted tiene que caminar hacia el elevador, por favor, sujétese y evite bajar antes de la luz verde o podría ocurrir un accidente -informó.

—Bien, estoy lista.