V

106 10 0
                                    

El silencio se apoderó de ambos, mi respiración comenzaba a agitarse al no recibir respuesta alguna del mercenario.

—No deberías estar aquí -sentenció, después de unos minutos en silencio había decidido hablar.

—Sé que lo conoce -informé- solo dígame en dónde está y me iré.

—Aunque te dijera dónde está no podrías hacer nada.

—¿Y usted sí?

—Lo estoy intentando -recorrió los pocos centímetros que nos separaban hasta quedar delante mía- no deberías estar aquí -repitió.

—Lo sé -mencioné acercándome de la misma forma que él- pero no voy a quedarme sin hacer nada.

Pude escuchar cómo suspiraba con frustración, al parecer era una persona fácil de irritar.

—No podemos hablar aquí, cualquiera puede oírnos -tomó mi brazo y comenzó a caminar.

—¿A dónde vamos? -inquirí siguiéndole el paso, su agarre no era brusco pero me preocupaba que me llevara a otro sitio.

—Sólo sígueme y confía en mi -sentenció.

[...]

La tensión en el ambiente incrementaba con el paso de cada segundo, habíamos llegado a una cafetería abandonada, dudé en entrar pero no tenía opción, era el momento perfecto para conseguir información, Red Hood me conocía, no dudaría de él sabiendo que se adaptó a mi hermano para solventar una causa en común.

—No es el lugar ideal para una conversación -comentó- pero necesito aclarar algunas cosas, después de todo mereces saber lo que ocurre.

—Adelante.

—Vortex, tu hermano -corrigió- él y yo teníamos un acuerdo, ambos estuvimos durante un tiempo limpiando la ciudad de personas que cometían actividades ilícitas, esto se remonta a varios meses atrás, estuvimos siguiendo pistas de personas que vendían drogas a adolescentes pero, molestamos a la persona equivocada, el día que ocurrió recibimos información sobre el lugar en dónde la magia ocurría así que fuimos, pero todo era una trampa liderada por el mismo Deathstroke, en un intento inútil por huir tu hermano se sacrificó para que pudiéramos escapar lo cuál resultó en lo que ahora sabes.

—¿Pudiéramos?

—Arsenal también estaba con nosotros -respondió.

—Necesito saber que él estará bien, dígame que lo estará.

—Deja de hablarme de esa manera, me haces sentir viejo -bufó- él estará bien, pero el hecho de que estés aquí solo complica más las cosas -agregó.

—Entonces, ¿sabes para qué me quiere?

—No estoy seguro, pero si se entera de que estás en la ciudad se volverá una cacería.

Estaba a punto de contestar cuando mi celular comenzó a vibrar.

—Mierda -susurré, el nombre de Dick acaparaba la pantalla.

Me alejé un poco para poder responder sin ser escuchada por el mercenario.

—Hola -saludé- ¿necesitas algo?

—¿Dónde estás? -preguntó en un tono molesto y a la vez preocupado.

—¿De qué hablas? Estoy en mi habitación.

—Por supuesto que no, te vi en las cámaras de vigilancia, llevas horas fuera.

—Oh vamos, solo salí a tomar un poco de aire, me distraje en una cafetería, ya estoy en camino.

—Quédate en dónde estás, yo iré por ti, mándame tu ubicación -ordenó.

—No es necesario, me sé el camino de regreso -repliqué.

—______, entiende que necesito tu ubicación, Deathstroke ya sabe que estás en la ciudad, recibimos un mensaje en dónde nos dice que va por ti -farfulló.

Nuevamente me había quedado sin palabras, mi hermano me había contado cuan peligroso, determinado y sádico podía ser, en ese momento hice lo que Dick me pidió y colgué, no tardaría mucho en llegar así que debía informarle al mercenario rojo.
Regresé a dónde minutos anteriores habíamos tenido la platica pero él ya no estaba.

—¿Red Hood? -llamé.

No obtuve respuesta alguna, repetí la acción dos veces más hasta darme cuenta de que ya se había ido.
Me limité a esperar a Dick dentro de la cafetería.

—______, ¿estás aquí? -exclamó el detective.

—Aquí estoy -me acerqué inmediatamente.

—Una cafetería abandonada, ¿en serio? -preguntó con incredulidad.

—Me dio curiosidad y necesitaba pensar -mencioné con vergüenza.

—Pudiste pensar en la casa, hay lugares más bonitos para hacer las cosas -bufó- ahora ponte esto -me entregó un gorro oscuro- los pelirrojos no son comunes en Gotham, tienes que ser más precavida si quieres salir a pensar en cafeterías abandonadas.

—Gracias Dick -tomé el gorro e inmediatamente me lo coloqué escondiendo cada rastro de mi cabello.

—Vamos -me cedió el paso- tienes que descansar.

—¿Regresaste a casa por la amenaza de Deathstroke? -asintió.

—Tu padre también llamó, no le avisaste que llegamos -informó.

—Lo olvidé por completo.

—No te preocupes, me encargué de informarle lo necesario -sonrió.

Caminamos alrededor de cinco minutos para llegar a la casa de seguridad, tenía razón, estaba demasiado cerca, Dick me pidió nuevamente que tomara un descanso ya que mañana necesitaba mi ayuda en la comisaría así que ambos nos despedimos con el propósito de ir a dormir para recobrar fuerzas.

Al llegar a mi habitación me puse la pijama y me recosté sobre la cama, la repentina aparición y desaparición de Red Hood me había dado mucho en qué pensar, ¿me estaba siguiendo, cómo me encontró?, ¿a dónde y por qué se había ido? Era ilógico pensar que se fuera de inmediato aunque si lo veía desde otro punto de vista la llamada de Dick pudo alertarlo y prefirió irse por seguridad.

Comencé a sentir los párpados pesados y poco a poco mi vista se nublaba hasta que caí en un sueño profundo.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Valhalla | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora