Entre sueños y secretos oscuros

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Anong se hallaba en su oficina, sumergida en su labor como cualquier otra empleada. De repente, soltó un suspiro profundo, y una pregunta inquietante asaltó su mente: ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Observó los papeles esparcidos frente a ella con atención, y en un instante de epifanía, se percató de que permitirse un breve descanso no haría daño a nadie. Decidió recostar su cabeza sobre el escritorio y, al cabo de unos segundos, cayó en un sueño profundo, entonces Anong comenzó a soñar con un hombre muy guapo.

El humo desbordaba en el vestidor de mujeres, la silla desbordaba pasión; una chica estaba en las piernas de aquel hombre, mientras el humo misterioso intentaba cubrir al hombre que sostenía con pasión las caderas de aquella mujer.

—Bésame un poco más de cerca —masculló la voz masculina tras los vestidores.

—No puedo, tengo novio, me regañaría si me ve contigo —dijo ella.

—No importa, estoy aquí para defenderte, mi amor —añadió.

—Joven, no puedo. Aunque admito que en el fondo te amo, quiero intimidad contigo —añadió la voz dulce.

—No puedo, tengo novio. Aunque estoy tentada a besar esos labios, acércate más —dijo ella.

—Bésame, guapa. Hazme tuyo y yo te haré mía —dijo él, mientras el hombre desapareció de la nada y el humo también. Todo se convirtió en oscuridad y solo se veía una pequeña luz tenue.

Fin del sueño.

¡Boom! ¡Pon! Se escuchó al fondo del sueño de la joven.

Una chica sentada en la oficina despertó gracias a que alguien movió un escritorio, haciendo ruido. Por un momento, se sintió confundida, pero al despertarse por completo, se dio cuenta de que estaba en la oficina y se había quedado dormida. Se levantó del asiento para abrir las ventanas francesas y respirar aire fresco. Después de ese sueño húmedo, necesitaba procesar lo que había soñado.

Notó cómo el sol se ocultaba y anochecía para ella. Anong miró por la ventana y se puso a pensar si debería contarles a sus amigas sobre la aventura que tiene desde hace meses con el ejecutivo, o simplemente quedarse callada. La realidad era otra: su mundo era trabajar, su novio controlaba con quién salir, y no sabía qué pasaría con él, quien la trataba mal y la hacía sentir impotente. Aun así, está el ejecutivo, responsable de esos sueños, y ayer pasó una noche al lado del hombre más guapo que le daba amor. Pero está su novio, y eso es un problema serio.

En ese momento, un hombre se acercó a ella y la tomó de la cintura, sintiéndose un poco confundida. Se dio la vuelta y vio el rostro del hombre guapo, elegante, con el perfume más embriagador que su olfato había sentido.

—Te siento estresada, ¿qué te pasa? —preguntó el hombre de mirada perfecta.

—No lo sé. Mi novio nos podría ver, y se enojaría mucho si me ve contigo. Sé que es nuestro secreto, pero es raro ser amada por ti. Entiende que me hace ver como tu amante —agregó ella retirando las manos del hombre guapo.

—Te gusta que te tome de la cintura. Ayer lo pasé increíble, aunque solo nos besamos —añadió, levantando la ceja.

—Sí, me gusta. Pero ya te dije que mi novio nos verá y nos regañará a los dos por hacer cosas como estas. Me dirá que le soy infiel. Me casaré con él —añadió frunciendo el ceño.

—Tu novio tiene miles de mujeres, sale con todas cada día, tiene chicas nuevas a su lado todos los días. Tú eres la ciega que se deja llevar por ese hombre que no vale la pena. No sé por qué sigues con él. Deberías venirte conmigo. Me dan ganas de tenerte cerca. Quiero que veas cómo tu novio se está besando con otra —agregó, tomando su mano.

Amor después de un divorcioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora