Imprimación lunar

Capítulo 3

JACOB

Definitivamente me he vuelto un cobarde, he pasado casi una semana encerrado en mi habitación. Mi padre y los chicos están preocupados, creen que estoy deprimido por lo de Bella.
Después que me fui ese día, mis pensamientos eran tan confusos que ni siquiera la manada pudo entenderlos, lo que es un alivio , la verdad no quiero saber cómo reaccionarían al saber que me he imprimado de mi mayor enemigo. ¡Dios! La vida es tan complicada.

Isabella sigue llamando una y otra vez, no quiero hablar con ella, sigo muy enojado con ella y sinceramente no tengo ganas de escuchar sus lloriqueos. Además, solo de recordarla me recuerda a Edward, ¿por qué él? ¿Un chico? Ahhggg, estoy tan frustrado, YO NO SOY GAY, jamás he visto a nadie de esa manera.

Cada vez que pienso en él, mi corazón palpita y mis manos hormiguean, no quiero pensar en eso, no quiero.

— ¡Jake, sal de ahí en este momento! – dice Jared con fastidio mientras golpea mi puerta.

— ¡Déjame tranquilo, quiero estar solo!

— ¡Deja de ocultarte y se un Black!

— Vamos Jake, sal por favor, te extraño, necesito a mi amigo — dice con tristeza Seth, no me había dado cuenta que estaba ahí.

— ¿Lo ves? Anda amigo sal de tu cueva. — dice Jared.

Doy un suspiro, me levanto de mi cama y abro la puerta.

— ¡Ayyyyyy! — lo único que veo son a mis amigos tirados en el piso, Seth, Jared, Paul, Quil, Embry e incluso Sam están en el suelo con la cara roja.

— ¿No sabía que les gustaba escuchar detrás de una puerta? — digo con burla.

— Obvio no, nos tropezamos – se defiende Paul.

— Si claro – le digo poniendo los ojos en blanco.

— Es la verdad... Sam nos empujó y por eso nos caímos – acusa Embry, haciendo que Sam lo vea indignado.

— No es cierto, ellos me obligaron a escuchar detrás de la puerta – se defiende.

— Ay si, como el gran alfa Sam no puede defenderse, pobrecito – Seth conteniendo la risa.

— Ya llora – dice Quil fingiendo llorar. Los demás solo se ríen y yo igual, Sam solo se cruza de brazos conteniendo también la risa.

— Hasta que por fin sales hijo, ya me estaba preocupando, ahora vengan a comer, traje hamburguesas –nos interrumpe papá con una sonrisa y se va a la cocina.

Con solo mencionar las hamburguesas ya tenemos hambre, ser lobo hace que aumente tu apetito, la comida es tan deliciosa.

Claro, aunque no tanto como nuestro vampiro

¡Cállate! Maldita conciencia, parece que mi mente no puede dejar de pensar en ese chupasangre.

Nuestro chupasangre hermoso, me pregunto como se verá sin nada.

Y con ese solo pensamiento hace que me ponga rojo.

— ¿Jake, estás bien? Te ves rojo – dice Seth con preocupación.

Sam me pone una mano en la frente mientras frunce el ceño. — Jake, estás caliente, definitivamente estás enfermo.

— Espero que no sea algo malo – dice papá.

— Estoy bien, no pasa nada, solo tengo calor.

Mierda, con solo tener ese pensamiento ya me puse mal, no quiero ni imaginar cuando lo tenga así en la vida real. Si es que lo tengo.